María Vicente (L'Hospitalet de Llobregat, 2001) vuelve a los grandes escenarios internacionales tras año y medio de calvario deportivo. La atleta catalana está lista para el Mundial de Tokio después de superar una rotura completa del tendón de Aquiles.
La lesión ocurrió a inicios de 2024 en Glasgow, cuando era líder mundial y aspiraba a todo en un año especial. Aquel fatídico momento truncó sus sueños olímpicos de París 2024 y marcó el inicio de una larga rehabilitación.
Ahora, con 24 años, la especialista en heptatlón y salto de longitud afronta su vuelta a la élite mundial con objetivos realistas pero ambiciosos. Su meta principal es completar la competición sin lesiones.
EL ESPAÑOL habló con ella antes de volar a Japón. Reconocía que los días ya se le estaban "haciendo un poco largos": "Quiero irme ya y empezar a vivir la experiencia", decía con emoción. Se sinceró sobre el proceso de recuperación, el apoyo de su entorno y sus sensaciones antes de volver a pisar una pista en un gran campeonato tras tanto tiempo alejada de la competición.
La conversación revela los sentimientos de la prodigiosa atleta, una de las referentes femeninas del atletismo español, que busca cerrar el círculo donde todo comenzó: Tokio, ciudad de sus primeros Juegos Olímpicos en 2021.
María Vicente, en un meeting de atletismo
P.- Han pasado 18 meses desde su último gran campeonato, aquel fatídico Mundial de Glasgow. ¿Intenta gestionar las emociones o prefiere dejar que fluyan?
R.- En el día a día te vas aferrando a los acontecimientos cercanos. Estoy nerviosa y pensando más en hacer la maleta, en el viaje y tal. No estoy pensando tanto en la competición. Eso sí, cuando voy al entreno me centro al 100% y sí que pienso.
Creo que es algo muy especial. Son paranoias mías (risas), pero con Tokio se cierra el círculo. Yo hice mis primeros JJOO allí, no pude ir a París, y al volver a empezar en Tokio quiero pensar que las lesiones se van a acabar.
P.- Después de aquella rotura completa del tendón de Aquiles, recuerdo que su primer mensaje fue "volveré más fuerte". ¿Siente que ha podido ser así?
R.- Justo antes de la lesión del Aquiles me había roto el cuádriceps, y también pasé por quirófano. No le deseo eso a nadie, ¿no? Pero ese tipo de circunstancias te ayudan mucho en la fortaleza mental, en saber qué es lo que quieres y tener claro que merece la pena seguir luchando.
Dentro de lo malo sabía que me tenía que aferrar a las pocas cosas positivas que podía sacar de la lesión, y eso he hecho. He sabido gestionarlo muy bien, me he rodeado de gente que me ha sabido llevar al 100% y, aunque creo que todavía puedo seguir mejorando y todavía me queda por dónde exprimir, creo que hemos hecho muy buen trabajo.
"Si acabo yendo a tres Juegos Olímpicos, siempre diré que podría haber ido a cuatro"
P.- ¿Qué diría que fue lo más difícil de ese año alejada de todo?
R.- Lo más difícil diría que ha sido, una vez el tendón estaba bien, empezar poco a poco a entrenar y empezar a sentir otras molestias. Por compensación, porque al final llevas un año en blanco y sin hacer nada.
Era una barrera mental porque decía: 'Ostras, si es que del tendón estoy bien, ya ni me acuerdo de que me lo rompí, y aun así no estoy pudiendo seguir adelante y haciendo lo que me gusta'. Eso es lo que me ha mermado y descentrado esta temporada: el parar, arrancar, parar, arrancar...
P.- ¿Qué sintió en el momento de la lesión?
R.- La 'suerte' de las roturas completas es que, como se rompe todo, no hay nada que duela. Sentí como si se te sube un gemelo y luego ya está. Era más dolor de saber que era grave, que no era una sobrecarga o una roturita pequeña, y todo lo que se venía encima.
P.- La lesión, por la que fue y por cómo y dónde fue, tuvo que ser un shock. ¿Siente que lo ha superado emocionalmente o es un palo que sigue ahí?
R.- Un poco ambas. Me invento, eh. Si voy a ir a tres Juegos Olímpicos siempre diré que podría haber ido a cuatro. Aquello pasó y nunca va a volver, pero justo por eso soy una persona que piensa mucho en el futuro.
Intento no quedarme en el pasado y a lo hecho, pecho. No puedo cambiar nada para poder haber estado allí ni para que eso no pasara. Intento centrarme en los nuevos retos, en las nuevas cosas que pueda ir consiguiendo y en todo lo que esté en mi mano. Al final, hay muchas cosas que no lo están, como las lesiones de este tipo, que no avisan, y los rivales, la lluvia, el viento... Todo eso yo no lo puedo controlar e intento no pensarlo.
María Vicente, nada más lesionarse en el Mundial de Glasgow en 2024
P.- En procesos así, como me decía antes, es muy importante en quién te apoyas.
R.- Tuve la suerte de poder volver al CAR de San Cugat. Antes de venirme a San Sebastián en 2020, había estado ahí 3-4 años y tenía muchísimos amigos que hacía un montón de tiempo que no veía en un largo periodo. También mi familia es de Barcelona, o sea, volvía a casa, y eso fue muy importante para mí.
El mundo y el día a día siguen avanzando. No es solo que tú te hayas parado, que encima lo estás al 100% porque no puedes moverte más que de ir de la silla al sofá. No puedes hacer nada. Eso sí que era muy duro.
Tener un abanico tan grande de gente me ayudó mucho. Si no era uno, era otro y siempre estaba ahí un poco atendida, por decirlo de alguna manera. Y tener también la ayuda de rehabilitación de los servicios médicos de allí, con Miquel Àngel Cos y Patricia Morales. Les debo la vida por todo lo que estoy consiguiendo. Sin ellos no sería capaz.
"No creo que los resultados salgan en Tokio. Esto es una carrera de fondo"
P.- Por lo que comenta, lo que más impotencia da es el que resto avanza mientras uno está parado.
R.- No es solo que tú no estés haciendo nada. Bueno, empezabas a entrenar otra vez, mejor o peor, tardarás más o menos; pero ese periodo de tiempo en el que tú no estás haciendo nada, el resto está mejorando. Ese tiempo tú lo has perdido, no puedes intentar recuperarlo después porque vas a hacer sobrecarga de entrenamiento y va a ser incluso peor.
Hay que saber lidiar con eso. Aceptar el qué de cada momento y estar tranquilo con que tú estás haciendo lo máximo que puedes, aunque sea estar tumbado en la cama con una bolsa de hielo. Si es el 100% de lo que puedes hacer...
P.- ¿Cree que el 2024 era un año para creerse que podía ser medallista olímpica?
R.- Nunca sabes lo que va a pasar. Yo iba de líder mundial y no acabé. Pero sí es verdad que me veía en un año muy fuerte, veía que estaba muy cerca de poder conseguir los objetivos de toda una vida.
Intento quedarme con lo positivo y veo que ellas, las rivales de las que yo estaba muy cerca, lo han conseguido. Noor [Vidts], que es con quien me estaba jugando ese campeonato del mundo en Glasgow, consiguió ser bronce en París.
Si ella lo ha conseguido y yo más o menos estaba a su nivel, cuando vuelva puedo volver a estar ahí. Es a lo que me aferro del pasado para coger fuerza.
P.- Regresó en mayo y ya en agosto, en Tarragona, dio un subidón de rendimiento. ¿Qué siente cuando ve que los números empiezan a salir?
R.- Feliz y esperanzada. Todo lo que he hecho ha merecido la pena. Me reconforta. Tengo que seguir entrenando para mejorar, porque al final, si lo comparas con otros años o con la misma temporada de mis compañeras, yo he hecho mucha menos carga de entrenamiento, mucho menos de lo que me gustaría, y aún así estoy pues acercándome a mis marcas.
Te realza y te hace que confíes en el proyecto. No creo que los resultados salgan en Tokio. Esto es una carrera de fondo. Esto es para conseguir algo a largo plazo, ya no te digo en Los Ángeles porque igual sí que lo quiero antes.
María Vicente, en un meeting de atletismo
P.- Ahora, el Mundial. ¿Qué objetivos se ha puesto para la competición?
R.- Mi principal objetivo es acabar sana para poder empezar el año que viene desde el principio y con toda esa base de entrenamiento que, como te digo, en este año no estoy pudiendo tener.
En cuanto a resultados o marcas, me gustaría mejorar mi actuación de este año, por lo que eso conllevaría hacer marca personal y récord de España, y dependiendo de lo que haga el resto, me gustaría intentar estar en puestos de finalista.
Sé que es un objetivo ambicioso porque no es fácil, pero si en algo he mejorado este año es en creerme que lo puedo hacer, en creer que aunque se ponga difícil saltando 590 en la longitud, todavía tengo de dónde tirar. Lo lucharé hasta el final y ojalá sea finalista.
"Cada vez hay más niñas con referentes en el atletismo. Si no hubiese resultados, no habría chicas"
P.- ¿Cómo combate con las expectativas que se ponen desde fuera?
R.- Igual para Glasgow sí que sentía un poco más de presión. No presión negativa, pero sí decir que era factible. Pero ahora mismo, ser medallista no es factible. Tendrían que pasarme muchísimas cosas buenas a mí y, aunque no le deseo el mal a nadie, muchas malas a otras.
Por mucho que yo quisiera, o que la gente quisiera, es algo que no puede ser. No he entrenado tanto, no llevo tanta rueda de competición y no lo veo factible. Si la gente cree, yo lo agradezco por confiar en mí y cogeré esos ánimos para la próxima.
P.- Para el Mundial vuelve a ser más mujeres que hombres en el equipo español. Aunque, por suerte, eso dejó de ser noticia hace un tiempo, ¿qué cree que cambió para llegar a este punto?
R.- Estoy muy contenta de poder aportar mi granito de arena a esta selección y al deporte femenino en general. Yo creo que todo esto viene dado que cada vez hay más niñas que han tenido referentes. Los medios están ayudando muchísimo más en la visibilización del deporte femenino, también hay más apoyo y tenemos la suerte de que muchas están consiguiendo grandes cosas, como Ana Peleteiro, Fátima Diamé o en los relevos.
Si no hubiese resultados, no habría chicas. Esto ayuda mucho a que en categorías menores haya niñas que quieran seguir esa estela. Yo estoy feliz de, como digo, aportar mi grano de arena, al igual que creo que lo están haciendo los medios, la Federación e, incluso, la sociedad también. Aunque todavía hay mucho que mejorar tanto en el deporte como en la sociedad.
María Vicente, durante su participación en los JJOO de Tokio 2020
P.- ¿Nota la diferencia en las categorías inferiores respecto a cuando era una niña?
R.- Por suerte o por desgracia, entreno aquí en Anoeta (risas). En el sentido de que en el CAR de San Cugat era una pista única y exclusivamente para nosotros, y ahora hay niños y niñas corriendo a todas horas cruzándose por las calles.
Eso da vidilla de vez en cuando, pero hay otras que dices: 'Ostras, mejor quédate en casa'. (Ríe). Pero la verdad que es superguay. Ver tanta gente en la pista te emociona, te da más vida y te motiva porque, quieras o no, eres un ejemplo para esos niños.
No solo yo, eh, sino todas las chicas de mi grupo. Hacemos una salida de vallas y todos se quedan mirando y van con su favorita. El tener referentes en cualquier ámbito de la vida siempre es positivo.
P.- El Mundial dará el pistoletazo de salida en el camino a Los Ángeles 2028. A tres años vista, que pueden parecer muchos o pocos, ¿con qué ojos los mira?
R.- Todavía queda mucho y no sé cómo llegaremos allí, ni cómo llegará el resto; pero después de haber visto que puedo estar luchando con las mejores de tú a tú, y que todavía quedan tres años para entrenar, prepararme e intentar llegar en las mejores condiciones posibles, yo sí que pienso en luchar por subirme al podio.
