Es el eterno problema de cualquier selección nacional de alto nivel en cualquier deporte. Cuando la llama de una generación se apaga, encontrar un relevo a la altura se convierte en un quebradero de cabeza complicado de diseccionar y de solventar.
En ese arduo proceso se encuentra la selección española de balonmano, que en los últimos años se ha despedido de figuras como Raúl Entrerríos, Jorge Maqueda, Julen Aginagalde, Gedeón Guardiola o Viran Morros, entre otros, y se ha quedado un tanto huérfana.
Sin embargo, parece que la transición no va a ser tan traumática como amenazaba. Todo por culpa de algo que va más allá de conceptos tácticos o de destrezas técnicas, todo gracias a un carácter de pelea incansable que es capaz de llegar a suplir incluso la falta de algunas cualidades. Un auténtico tesoro para este equipo que se transmite de generación en generación.
El gen luchador de los Hispanos
Los jugadores de la selección de balonmano se han ganado a pulso el apodo de 'Hispanos' durante mucho tiempo. El sacrificio y el esfuerzo son aspectos innegociables para un equipo que es capaz de enganchar al público como pocos gracias a los valores y la energía que transmite.
Ya en los Juegos Olímpicos comenzó este cambio de ciclo, con algunas caras nuevas y otras que se marchaban. Aquello sirvió para alcanzar la meritoria medalla de bronce. Fue en un partido con un final agónico, al más puro estilo 'Hispano', en el que una parada de Gonzalo Pérez de Vargas en el último segundo evitó el gol de Eslovenia que hubiera forzado la prórroga.
Ya hablaba el seleccionador Jordi Ribera en la previa de este Mundial de presentar un equipo "guerrero y luchador". Comentaba que son unas señas que se han ido heredando con el paso del tiempo, que pese al cambio de piezas ese gen permanece imborrable, como algo inherente a la selección española de balonmano.
No iba desencaminado. Poco tardó en llegar la muestra de ello en este Mundial. La remontada milagrosa contra Suecia para conseguir un empate vital de cara a la segunda fase fue la muestra de ello.
España llegó a ir seis goles abajo en el marcador dentro de los últimos quince minutos de juego. Una diferencia que parecía insalvable ante una potencia como Suecia. Sin embargo, nadie se arrugó, los 'Hispanos' se crecieron en la adversidad y lograron dejar con la boca abierta a los suecos en otra demostración de carácter.
La juventud, clave
Una de las claves de esta selección española es su insultante juventud. Los 18 internacionales citados por Jordi Ribera suman una media de 25 años, un registro que baja considerablemente los guarismos de otras convocatorias y de otros equipos mucho más experimentados.
No sólo eso, sino que España cuenta en esta cita mundialista con hasta cuatro jugadores que nunca antes habían probado hasta ahora lo que es jugar en una competición de esta envergadura. Djorde Cikusa, Víctor Romero, Ian Barrufet y Carlos Álvarez hacen su debut en un Mundial y ya sueñan con rascar algún metal a las primeras de cambio.