Publicada

Simone Biles, la gimnasta más condecorada de la historia, ha decidido no participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. A sus 27 años, tras una brillante carrera que la llevó a conquistar 41 medallas entre competiciones mundiales y olímpicas, la estadounidense ha dejado claro que su ciclo está llegando a su fin.

Pese a ser una de las grandes imágenes promocionales de Los Ángeles 2028, la gimnasta estadounidense ha manifestado que competir en esos Juegos sería "codicioso" y no ha dejado lugar a dudas sobre sus prioridades futuras.

Desde sus primeras apariciones en el circuito internacional, Biles se consolidó como una fuerza imparable en la gimnasia artística. Su debut en los Juegos Olímpicos de Río 2016 fue un verdadero hito.

Con solo 19 años, logró cuatro medallas de oro y una de bronce, estableciendo un dominio pocas veces visto. La joven gimnasta demostró una mezcla única de precisión, potencia y carisma que la catapultó al estrellato global.

Sin embargo, este éxito también trajo consigo una carga emocional inmensa. Con todos los ojos puestos en ella, Biles se convirtió en el centro de la atención mediática, un peso que con el tiempo le pasaría factura.

Simone Biles, tras su ejercicio de suelo en los JJOO de París Reuters

Una pausa obligada

En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, celebrados en 2021 debido a la pandemia, Biles enfrentó uno de los momentos más complicados de su carrera. Durante la competencia por equipos, anunció su retirada por problemas de salud mental y física, en particular los llamados "twisties", un bloqueo psicológico que pone en riesgo la ejecución de maniobras aéreas. Este anuncio conmocionó al mundo deportivo y puso sobre la mesa el impacto de la presión en los atletas de élite.

Aunque regresó para competir en la barra de equilibrio y logró una medalla de bronce, su pausa marcó un antes y un después en su trayectoria. Decidió priorizar su salud mental y emocional, dejando el deporte para enfocarse en su recuperación.

La redención de París

Tres años después de Tokio, Biles volvió a la escena competitiva en los Juegos de París 2024 con una determinación renovada. En esa edición, logró sumar cuatro medallas más a su ya impresionante palmarés: tres de oro y una de plata. Su actuación fue clave para el equipo estadounidense en la prueba general por equipos, además de destacar en la competencia individual, el salto y el suelo.

Este retorno no solo reafirmó su estatus como la mejor gimnasta de todos los tiempos, sino que también demostró que había superado las dificultades psicológicas que enfrentó en Tokio. París 2024 fue un momento de redención personal y profesional, consolidándola como un ejemplo de resiliencia y fortaleza.