El mundo del deporte muchas veces se ve salpicado por casos de dopaje. Los férreos castigos que caen sobre los atletas hacen que muchos de ellos tiren de inventiva para tratar de escabullirse del peso de la ley. El último de ellos ha sido Zane Robertson, que supuestamente fue vacunado con EPO en lugar de una dosis contra la Covid-19.

Esto es al menos lo que ha declarado el neozelandés ante el Tribunal de su país para defenderse de las acusaciones de consumo de sustancias dopantes. El plusmarquista oceánico de media maratón y 10 kilómetros tuvo que dar una serie de explicaciones tras dar positivo en EPO.

La excusa articulada por Robertson se basaba en un error en un centro médico de Kenia, lugar de residente del plusmarquista. El ya exdeportista, recientemente retirado tras conocer su sanción, esgrimía se había producido un fallo a la hora de suministrarle una vacuna contra la Covid-19. No obstante, la dosis de ella nunca llegó y si lo hizo con la sustancia dopante.

Unas palabras que reiteran el error cometido por el hospital y que niega en todo momento que él haya recurrido a prácticas prohibidas dentro del atletismo. Sin embargo, su versión ha sido desmontada por el Tribunal del Deporte de Nueva Zelanda, dicho organismo no ha estado por la labor de creer de la versión del oceánico.

Zane Robertson dio positivo en la prueba que se le realizó en la Great Manchester Run de 2022 y luego se corroboró la sustancia encontrada en su sangre. No obstante, trató de demostrar su inocencia al presentar una serie de informes firmados por los médicos, un testigo y el centro hospitalario, un documento que no ha conseguido convencer a la Justicia neozelandesa.

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Es más, desde el Tribunal del Deporte de Nueva Zelanda se ha desmontado completamente la versión de Robertson. Asegura que el corredor no estuvo allí en las fechas indicadas, no eran los mismos médicos que le habían atendido o la ficha no coincidía con la suya.

Del dopaje a la retirada

Robertson tiene en su haber seis récords nacionales de pruebas en ruta, incluidos los de media maratón y maratón. Como resultado más destacado, logró una medalla de bronce en los 5.000 metros masculinos en los Juegos de la Commonwealth de 2014 en Glasgow. Además, también participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde acabó en la duodécima posición en la prueba de los 10.000 metros.

Sin embargo, tras conocer la durísima sanción que le iban a imponer tras confirmarse su caso de dopaje que estaba cifrado en ocho años, Robertson decidió colgar las zapatillas y retirarse del atletismo al máximo nivel.