El Consejo de Ministros dio luz verde este martes a la conocida como Ley Trans. Una medida impulsada por Irene Montero desde el Ministerio de Igualdad que permitirá la conocida como autodeterminación de género por la cual las personas mayores de 16 años podrán modificar su nombre y sexo registral sin realizar ninguna terapia ni certificado. Algo que también tiene influencia en el mundo del deporte.

El borrador del anteproyecto conocido hace unos meses recogía la relevancia de la Ley Trans a nivel deportivo. Concretamente se subrayaba que la participación de las personas trans en eventos deportivos se tendrá que realizar "atendiendo a su sexo registral, sin que en ningún caso puedan realizarse pruebas de verificación del sexo". Además, también defendía que las personas menores de 16 años, "aun cuando no hayan rectificado la mención relativa al sexo", así como las personas trans extranjeras que no cumplieran los requisitos "para interesar la rectificación de la mención del sexo y el cambio del nombre en sus documentos identificativos", podrán participar en función de su identidad de género.

Una norma que establecía un marco de actuación en el deporte español y con efectos únicamente en el deporte nacional más amateur, pues esta ley "se entiende sin perjuicio del oportuno cumplimiento de las normas que rijan las competiciones internacionales". En definitiva, una campeona de una competición nacional podría quedarse fuera de una competición internacional que siga otras normas respecto a las personas trans, como suele ocurrir actualmente.

La diferencia con el COI

El Comité Olímpico Internacional ya trabajó hace años para abordar la situación de las personas trans en el deporte de más alto nivel. El organismo, ante las demandas realizadas, elaboró en 2015 una lista de requisitos que deben cumplir todas las atletas trans que, pasando de hombre a mujer, quieran participar en competiciones como los Juegos Olímpicos. Esta guía, según trasladan a EL ESPAÑOL, servirá de guía a los organismos españoles en los próximos meses.

El COI, en estos requisitos publicados hace años y que se comprometieron a ir actualizando con el paso del tiempo, hizo hincapié en aspectos que la Ley Trans de Montero obvia. Y todos se basan en el nivel de testosterona de los atletas en cuestión: tener niveles inferiores a 10 nanomoles por litro durante el periodo de elegibilidad para la competición femenina, estar por debajo de esa cifra en los 12 meses previos a su primera competición y hacer una declaración de identidad de género femenina que no puede ser modificada a efectos deportivos durante cuatro años. Además, el COI subrayó la posibilidad de hacer controles esporádicos y a ampliar el plazo de 12 meses si se consideraba insuficiente.

Laurel Hubbard, halterófila neozelandesa de 43 años que podría ser la primera deportista transgénero de los Juegos Olímpicos REUTERS

Cumpliendo esos requisitos, esta edición de Tokio 2020 será histórica gracias a Laurel Hubbard. La atleta de 43 años de origen neozelandés participará en los Juegos Olímpicos después de haber participado hace casi 10 años en competiciones masculinas y tras declararse transgénero en 2013. Será uno de los nombres a tener en cuenta en la categoría de halterofilia femenina de 87kg, pues cumple con la norma del COI y ha sido seleccionada, aunque generando también ciertas críticas de sus rivales por posibles ventajas a la hora de competir.

El Comité Olímpico Internacional no es el único que ha abordado la inclusión de atletas trans en sus competiciones. Sin embargo, su visibilidad e importancia a nivel mundial sirven para marcar los pasos del resto de organizaciones, como se espera que pueda pasar en España próximamente.

Diversidad de casos

Pese a las normas del COI, diferentes disciplinas han aplicado reglamentos propios. El más polémico y que ha acabado con el TAS dando la razón a la organización es el de la atleta Caster Semenya. En su caso, la sudafricana está considerada una atleta con hiperandrogenismo, es decir, una mujer con presencia excesiva de andrógenos. 

La Federación Internacional de Atletismo, conocida como World Athletics, rebajó en 2018 los 10 nanomoles a solo 5 para algunas pruebas como los 400 metros y derivadas hasta 1.600. Semenya, campeona olímpica en 800 metros en Londres 2012 y en Rio 2016, se vio afectada por ese cambio de norma y acudió al TAS porque la norma obligaba a medicarse a las atletas como ella. Tras una larga batalla legal, recibió el rechazo del TAS y de la justicia suiza.

Otras organizaciones, como la World Rugby, mostraron en 2020 su oposición a que jugadoras trans participaran en competiciones femeninas de élite por el peligro de generar lesiones por su fuerza a otras rivales. Una decisión muy criticada y que, por ejemplo, en Francia no se ha tenido en cuenta. Allí, la Federación anunció recientemente que "las personas de identidad trans, transexuales y transgénero puedan participar en todas las competiciones oficiales", aunque necesitando bien un reconocimiento administrativo o cumpliendo límites como los 5 nanomoles de testosterona.

Caster Semenya y Francince Niyonsaba antes de una prueba Reuters

Refuerzo en la Ley del Deporte

El Gobierno, por medio del Consejo Superior de Deportes, lleva meses trabajando en una ansiada nueva Ley del Deporte. La última consta de 1990 y las reclamaciones para pedir su renovación son cada vez mayores. Este 2021 será el año en el que esas quejas puedan acabar, pues se prevé que sobre otoño, según trasladan a EL ESPAÑOL, se haya llevado ya al parlamento.

Esta nueva Ley del Deporte incluirá diferentes aspectos novedosos, y muchos de ellos influirán en el colectivo LGTBI. En el borrador, de hecho, se incluye en varias ocasiones. Entre otras frases, se recoge la "discriminación por razón de orientación sexual, identidad sexual o expresión de género" con el objetivo de englobar a todo el colectivo. Además, se propone la modificación de la Ley 19/2007 que hablaba de la lucha "contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte", para incluir la protección al colectivo LGTBI y buscar la realización segura del deporte con "pleno respeto al principio de igualdad constitucional". También dará capacidad a CSD, clubes y federaciones de actuar de oficio, como podrá la Comisión Antiviolencia, en posibles casos en los que se produzca discriminación. La Ley, aún en fase preliminar, tiene muchas opciones de salir adelante. Y más tras ver el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos en una Ley Trans que generó tensiones en la coalición, por lo que se espera que cuente con el respaldo de ambos.

Una noticia que llega justo en una semana donde el conflicto con la UEFA por el respeto al colectivo LGTBI ha producido momentos de tensión. El organismo europeo se negó a que el estadio de Múnich luciera los colores arcoíris en el partido de la Eurocopa entre Alemania y Hungría. El alcalde germano, horas antes, había solicitado ese recibimiento como forma de repulsa a la ley húngara que prohíbe hacer "promoción de la homosexualidad", entre otras cosas. La UEFA se negó por vincularlo a actos políticos y las críticas se sucedieron en diferentes clubes y entes. El CSD liderado por José Manuel Franco fue uno de ellos, pues sacó una bandera LGTBI el mismo día en que los de Ceferin negaban la iluminación en los terrenos de juego germanos.

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