El boxeo, a menudo, atribuye vidas sobrecogedoras a combates de leyenda. No engaña a nadie. Sobre el ring, presenta a dos hombres circunscritos bajo un relato que, a veces, parte de una infancia difícil y marginal. Así ocurrió hace apenas una semana, cuando Anthony Joshua, con su historial de convicto, su trapicheo con drogas y sus trabajos comunitarios, se proclamó campeón de los pesados por la IBF y la WBA tras batir a Wladimir Klitschko. Entonces, su historia, anónima hasta ese momento fuera de Gran Bretaña, se expandió para honrar la capacidad de salvación que ofrece colocarse los guantes. Sin embargo, no siempre es así. En ocasiones, simplemente, el que concurre ha tenido una vida relativamente normal, aunque su oponente -por decirlo de alguna manera suave- haya sido un pieza. ¿La prueba? El combate que ofrecerán los mejicanos Saúl ‘Canelo’ y Julio César Chávez Jr en Las Vegas este 6 de mayo.



Dentro del cuadrilátero, dos historias, un acento parecido y un sueño: honrar a México. En realidad, algo que podría haber sucedido hace tiempo: el combate pudo celebrarse hace 10 años, cuando ‘Canelo’, recién llegado, llamó a Chávez Jr para ofrecerle subirse al ring. Entonces, el hijo de la leyenda -su padre es Julio César, campeón en cuatro categorías distintas- se negó. No lo dijo, pero pensó que aquel chaval no estaba a su altura. Pasado el tiempo, se verán las caras con una bolsa que ronda los 90 millones de dólares a repartir entre ambos, con un peso fijado (164’5 libras, peso supermedio) y sin título en juego, pero con muchas cuentas pendientes por resolver.



Santos Saúl Álvarez Barragán, alias ‘Canelo’, así se lo hizo saber a Chávez Jr hace bien poco en un cara a cara en la televisión HBO: “Has dejado en vergüenza a tu país, has hecho muchas cosas que ponen en duda este deporte”, le recriminó, en referencia a su sanción por dopaje y a su consumo de marihuana. Y lo hizo con todas las de la ley. Él, nacido en San Agustín (Jalisco, 1990) jamás se ha metido en problemas. O, en realidad, casi nunca. Sólo cuando era pequeño y se metían con sus pecas. Entonces, sí que utilizaba los puños, de ahí su interés por el boxeo.

Canelo, durante un combate. Instagram Canelo



En la escuela, lo único que aprendió fue a sobrevivir. No le gustaban los libros ni estudiar. Desde bien pequeño buscó sentirse a gusto en el gimnasio, sobre el ring, y a los 13 años dejó la escuela para dedicarse exclusivamente al deporte. Al fin y al cabo, le venía de familia. Creció junto a una hermana (Ana Elda) y seis hermanos. Pues bien, todos los varones se pusieron los guantes e intentaron ganarse la vida dentro del cuadrilátero. Con una diferencia: a día de hoy, él es y ha sido el mejor de la familia.



Saúl Canelo, a sus 26 años, es uno de los grandes boxeadores del momento. Ha sido campeón mundial de peso superwelter por la WBC, la WBA y la WBO, y del peso mediano del WBC y The Ring. Ha ganado títulos y ha vendido bien su imagen hasta el punto de que actualmente es, según FORBES, uno de los 100 deportistas con más ingresos del planeta. De hecho, según datos de 2016, se habría embolsado algo más de 20 millones de euros. Y eso que su carrera, actualmente, está en el ecuador. Con esta pelea contra Chávez de por medio y el impulso mediático que puede recibir si consigue hacerlo claudicar este fin de semana, su imagen puede crecer sobremanera.

Chávez Jr: dopaje, marihuana y velocidad



Muy diferente es la vida del hijo de Julio César, leyenda del boxeo mejicano y campeón mundial en cuatro categorías diferentes. El pequeño Chávez Jr (Cullacán, Sinaloa, 1986) aprendió desde bien pequeñito lo que suponía pasar la vida dentro del cuadrilátero. Su padre fue campeón y él intentó seguir sus pasos, pero su carrera, salvo sorpresa mayúscula, terminará sepultada por la sombra de su apellido. Sólo le puede salvar la que dice que es su “última oportunidad”, el combate contra Canelo de este día 6. 

Chávez Jr. se proclama campeón del mundo. Instagram Chávez Jr.



Al contrario que su rival, Chávez Jr ha sido un desastre. En 2009, dio positivo por doping tras consumir un diurético para perder peso. Pero después de aquello, volvió con fuerza y dos años después se proclamó campeón mundial de peso medio tras derrotar al alemán Sebastian Zbik. Entonces, todo en la vida parecía empezarle a sonreír. O eso parecía. Hasta que se la complicó de nuevo: ‘Maravilla’ Martínez le acusó de no ser un campeón verdadero y él entró al trapo. Eso sí, con sustancias prohibidas.



Tras aquella pelea, en las pruebas antidoping detectaron marihuana. Le sancionaron, no le dejaron competir y le llegaron a imponer multas de hasta un millón de dólares. El hijo de la leyenda, definitivamente, parecía haber perdido la cabeza. “Es uno de los boxeadores más indisciplinados a los que he visto”, llegó a decir uno de los entrenadores. Y él no cambió su forma de vida: en 2012 fue arrestado por conducir ebrio por Los Ángeles. Desde entonces, no se planteó volver a luchar.



Hasta que le cayó este combate del cielo. Saúl Canelo, como hace 10 años, le volvió a llamar y le ofreció pelear. Y esta vez el hijo de la leyenda no se lo pensó. Chávez Jr está ante su última oportunidad de reengancharse en el mundo del boxeo. Tiene 31 años, ha estado durante mucho tiempo haciendo lo que no debía y su carrera sólo puede relanzarse con un posible triunfo sobre ‘Canelo’. ¿Lo hará? Eso ya forma parte del relato, de esas dos historias que este 6 de mayo se entrelazarán dentro de un cuadrilátero, con el mundo entero mirando y México totalmente paralizado.

Canelo y Chávez Jr. posan antes de la pelea. EFE

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