Uno podría imaginar que a un cinco veces campeón de Europa y dos del mundo pocas espinitas le quedan por sacarse. Pero al patinador madrileño Javier Fernández le queda una: la medalla olímpica. Una presea que se le escurrió de las manos en Sochi, donde un error más de cabeza que de otra cosa le dejó con la amarga cuarta plaza. Ahora, con su revalidado título europeo, es hora de pensar no sólo en el Mundial, sino en la temporada que viene: en los Juegos.

Para este final de temporada, el madrileño es sin duda el rival a batir en el Mundial, que se celebrará en Helsinki del 29 al 31 de marzo, un campeonato en el que tendrá que sacar “algunos ases de la manga” para poder luchar por el podio. Los tres cuádruples que ha exhibido en Ostrava (República Checa) para coronarse por quinta vez campeón de Europa no serán suficientes con rivales como el jovencísimo estadounidense Nathan Chen, el japonés Yuzuru Hanyu, el canadiense Patrick Chan o el chino Jin Boyang.

Porque, como ya ha ocurrido en las dos temporadas anteriores, Javier tiene pocos rivales de peso en Europa –prueba de ello son sus incontestables cinco reinados del Viejo Continente en cinco años seguidos- pero tanto en Asia como en América las cosas están más complicadas.

Javier, que esta temporada y la anterior ha llegado a hacer cuatro cuádruples en competición, ha optado por hacer sólo tres en las últimas competiciones. Un mundo comparado con la última estrella mediática del hielo, el estadounidense Nathan Chen, que con 17 años se convirtió la semana pasada no sólo en el más joven ganador del título en Estados Unidos, sino en el primer hombre de la historia capaz de ejecutar cinco saltos cuádruples en un solo programa. Limpios.

Chen ha devuelto al patinaje estadounidense a “la batalla de los cuádruples”, esa que dio el oro olímpico en Vancouver al estadounidense Evan Lysaceck sin hacer ni un solo salto de cuatro vueltas, frente a los dos que entonces ya hacían algunos de sus rivales. En los siguientes Juegos, en Sochi, el primer estadounidense, Jason Brown, terminó en novena plaza, sin ningún cuádruple. Los ocho primeros sí los hicieron.

Hoy parece evidente que para coronarse campeón del mundo, u olímpico, hace falta tener muchos cuádruples, y muy buenos, en las piernas. Los tiene Chen. Los tiene Hanyu. Los tiene Javier. De momento, la velocidad, la clase y la puntuación artística del madrileño son superiores para mejorar a sus rivales, pero Javi tiene claro que tiene que hacer “algo más” para prestar batalla en el Mundial y en los Juegos.

De momento, de cara a la cita de Helsinki ya tiene pensado, y lleva semanas entrenando, añadir el cuarto cuádruple y alguna combinación triple triple más a su programa de Elvis, que ya ha puesto en pie al público en más de una ocasión este año. ¿Bastará?

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