El béisbol es el deporte favorito de los matemáticos. Casi 150 años de estadísticas suponen una enorme base de datos que hace la boca agua de los apasionados de los números. Además, el hecho de que cada jugador actúe de manera aislada permite ponderar con precisión su comportamiento y aportación al margen del equipo.



Pero no deja de ser un juego sencillo con apenas un bate y una pelota. Lo que deja espacio a momentos fascinantes en los que a los matemáticos y a los fanáticos del béisbol, que en muchos casos coinciden, les da por delirar.



Algo así ocurrió el pasado 8 de mayo cuando Bartolo Colón, lanzador de los Mets de Nueva York, conectó en el partido contra los San Diego Padres el primer home run en sus más de 19 temporadas en las ligas profesionales de béisbol de EEUU.



"Lo imposible ha sucedido", dijo el locutor oficial de los Mets, Gary Cohen, antes de entrar en un filosófico silencio de cerca de medio minuto.



Por su parte, Doug Glanville, analista de la cadena ESPN, afirmó que "el bateo de Bartolo Colón es un evento olímpico. Batea para los atletas, los no atletas y los atletas que parecen no atletas. Su home run es una inspiración a intentar, intentar, intentar de nuevo, de modo que si persistes, al final el país más desconocido, con una población de 15 personas, ganará la medalla de oro".



Lo que no dijeron es que el primer home run de Colón, dominicano de 42 años, también será probablemente su último. Registró, eso sí, un curioso récord que difícilmente será igualado: el jugador en conseguir su primer home run de su carrera a una edad más avanzada.



Pese a la oronda figura de Colón (1,80 de estatura y 128 kilos de peso) y su característica barriga que oscila como gelatina cada vez que esgrime el bate, es uno de los mejores lanzadores de la liga estadounidense. Actual líder en activo en victorias (222) y el segundo en strikeouts, obtuvo el premio "Cy Young" que se concede al mejor lanzador en 2005.



"Hay un atleta dentro de ese cuerpo", indicó el entrenador de los Nacionales de Washington, Dusty Baker. "Sigue teniendo el mejor lanzamiento del béisbol, una recta bien colocada. Nadie lo hace como él", tras una victoria de los Mets comandados por Colón sobre su equipo apenas unas semanas después del milagroso home run.



En el partido de Washington, con más de 20.000 personas expectantes ante un nuevo home run que podría ser al béisbol lo que la explicación de la Inmaculada Concepción a la teología, Colón decidió ni siquiera atacar la pelota y se dejó eliminar debido a unos dolores de espalda.



El propio Bartolo Colón, nacido en una humilde familia en Altamira, en el norte de la República Dominicana, expresó su perplejidad ante el hito alcanzado en San Diego.



"No sé ni cómo explicarlo. Estoy muy agradecido. No lo esperaba. Significa muchísimo. Es algo que todavía no me puedo creer", afirmó con una enorme sonrisa.



Contemplar su reposado recorrido por las bases en San Diego, "la carrera más lenta de la historia" según los expertos, supone ver cómo se deleita en haber logrado una meta que parecía inalcanzable, y todo ello con el sabroso añadido de hacerlo cuando está cerca de su retirada. Es la viva imagen de un hombre ante su destino.



Su compañero, también lanzador, Jacob deGrom, ofreció otra muestra de superlativa economía expresiva estadounidense: "Ha sido lo más grande que he visto en mi vida", zanjó.



Ya hay un muñeco en preparación para conmemorar el milagro de San Diego. Y en EEUU siempre hay espacio para más asombro. Pocos días después, en las noticias apareció un tal Matt Sassi, un joven seguidor de los Mets que curiosamente vive en San Diego y asistió al mágico momento.



"Si Bartolo Colón consigue un home run este año, me hago un tatuaje", le dijo a un amigo al inicio de la temporada en abril. Ambos fueron al campo a ver a su equipo con pasión, pero poca convicción.



"¿Cuáles son las probabilidades de que Bart esté lanzando ese día (los lanzadores suelen jugar cada cuatro o cinco días para cuidar sus brazos)? ¿Cuáles son las probabilidades de que sacase la bola del campo? Justo un poco por encima de imposible", remarcó tras lo acontecido en un blog de los Mets.



El resto es historia, y un enorme tatuaje de Colón en el brazo de Sassi.

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