La chicane de la discordia del circuito Barcelona-Cataluña puede borrar del calendario mundialista a la cita catalana, que se viene disputando de forma ininterrumpida desde 1992, si no afronta las obras exigidas por la Comisión de Seguridad del campeonato del mundo de MotoGP. Unos trabajos que pasan por reasfaltar la pista por primera vez después de una década y por solucionar, de forma definida, el paso por la curva 12 donde Luis Salom perdió la vida en 2016.

Unas obras que rondarían los cuatro millones de euros al tener que ampliar la escapatoria de la curva 12 a costa de derribar una grada que alberga a 7.000 espectadores. Unas obras que llegan cuando el Ayuntamiento de Barcelona ha ido reduciendo paulatinamente la subvención que otorga al circuito catalán porque si en 2017 ha recibido tres millones de euros, en 2018 serán 2,5 mientras que en 2019 la subvención se verá mermada a 1,5 millones de euros.

“El calendario del campeonato del mundo de 2018 puede tener 17, 18 ó 19 citas. El Gran Premio de Tailandia todavía no está confirmado, pero estamos trabajando y estamos cerca, y en el Circuit de Barcelona-Catalunya tienen que hacer las obras. Ahora mismo no está homologado para formar parte del campeonato del mundo en 2018. Tienen que realizar una propuesta de las obras que tienen que realizar y ahora mismo no la tenemos. La Comisión de Seguridad dicta que tienen que hacer una propuesta de cómo resolver los problemas que se les presentaron”, ha asegurado Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, en declaraciones al programa Tot Costa de Catalunya Ràdio.

Tras el accidente que costó la vida al piloto español de Moto2, el circuito catalán invirtió 300.000 euros en unas obras que, finalmente, no sirvieron para nada porque la nueva variante originó la rebelión de los pilotos de MotoGP después de la primera jornada de entrenamientos, el pasado día 9. Se plantaron durante la Comisión de Seguridad y exigieron volver a utilizar la variante de la F1 además de amenazar con no correr en 2018 si no se vuelve al antiguo trazado.

“Desgraciadamente, en cada Comisión de Seguridad hablamos del circuito Barcelona-Catalunya. Están preparando varias opciones y cuando las tengan listas hablaremos. Está claro que hemos tropezado dos veces con la misma piedra y no habrá una tercera, seguro. Lo que se decida en la Comisión de Seguridad tiene que ir a misa, igual que en el resto de los circuitos del campeonato. La seguridad es lo más importante y sus chicanes no son seguras. Mientras existan, es complicado que volvamos a correr allí. Se mató un piloto y lo que queremos es mejorar la seguridad. Les pedimos una nueva chicane y se colocó un trozo de asfalto mal puesto con el que aún nos caíamos más. Se tienen que hacer bien las cosas”, explicó Aleix Espargaró, que puso como ejemplo el trazado de Sachsenring, donde se corre este fin de semana.

“Si aquí han podido hacer un asfalto como toca, en Montmeló, aún más. El circuito Barcelona-Catalunya tiene que ser un ejemplo porque es una pista infinitamente mejor que, por ejemplo, Sachsenring. Ha dado la sensación que desde el circuito se han sentido muy ofendidos porque les atacábamos, pero lo criticamos de forma constructiva y para mejorar”, sentenció. 

“No pedimos al circuito Barcelona-Catalunya nada que no pidamos al resto de circuitos del campeonato del mundo. Les ofrecimos dos soluciones. Una, manteniendo el trazado original, pero ampliando la escapatoria de la curva 12 o, incluso, buscando una escapatoria debajo de la tribuna como en Assen. La otra solución es hacer una chicane nueva. La hicieron, pero no la hicieron bien. El asfalto era distinto, estaba mal peraltada y, cuando alguien se caía, corría peligro de ser atropellado pues se quedaba en medio de la pista”, argumentó Marc Márquez.

El vigente campeón del mundo de MotoGP también puso como ejemplo otros circuitos del calendario mundialista en los que han pedido modificaciones. “Austin, que tiene muchos menos años que Montmeló, accedió a reasfaltar algunas zonas de su trazado. Le Mans lo ha hecho también y, este fin de semana, estamos corriendo en Sachsenring y hemos estrenado asfalto. Incluso lloviendo, hemos rodado cinco segundos más rápidos que el pasado año y se demuestra el tremendo agarre que tiene el nuevo asfalto”, zanjó el piloto del equipo Repsol Honda.

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