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La Fórmula 1 se prepara para otro salto tecnológico importante en 2026, con un cambio radical en las unidades de potencia, el uso de combustibles sintéticos y nueva aerodinámica.

El recuerdo de lo ocurrido en 2014, cuando Mercedes arrasó con su superioridad técnica al inicio de la era híbrida, está muy presente entre los responsables del campeonato.

Por ello, tanto la FIA como los equipos ya discuten cómo evitar un nuevo monopolio competitivo si una escudería logra despegar con una ventaja decisiva desde la primera carrera.

El precedente de 2014 es muy claro: Mercedes fue el único equipo que comprendió desde el inicio cómo explotar el nuevo sistema híbrido, mientras sus rivales lidiaban con problemas técnicos y de fiabilidad.

El resultado fue una hegemonía sin precedentes que se extendió durante ocho años, hasta que Red Bull y Max Verstappen pusieron fin al dominio alemán en 2021.

Por todo ello, hay un consenso creciente en el paddock: la competición no puede permitirse otro arranque desequilibrado.

Adrian Newey, en su presentación con Aston Martin F1 Aston Martin

Cambios tecnológicos

En 2026 se eliminará el componente MGU-H del sistema híbrido, pero la proporción de potencia eléctrica pasará del 15% a cerca del 50%, una transformación que cambia por completo el enfoque técnico de los monoplazas.

Además, se introducirá un nuevo combustible sintético neutro en emisiones de CO₂, lo que añade un desafío adicional para los fabricantes.

Ante este escenario, las preocupaciones son lógicas. Andy Cowell, director del equipo Aston Martin y una de las voces técnicas más autorizadas del paddock, ya anticipa que el proceso será complicado:

"Tenemos tres días de test en Barcelona. ¿Haremos 800 kilómetros al día como en Bahréin hace diez meses? No. Pero haremos todo lo posible para que los coches vuelvan a boxes por su cuenta. Esta fase de desarrollo será muy emocionante, como en Jerez 2014".

Puerta cerrada

Consciente de que el arranque de la era híbrida fue un desastre mediático en Jerez 2014, la Fórmula 1 ha decidido que los primeros test de enero de 2026 se celebren en Barcelona a puerta cerrada.

No habrá cámaras, periodistas ni fotógrafos. El objetivo es evitar que cualquier problema técnico importante se exponga al mundo antes de que los equipos estén mínimamente preparados.

Varios ingenieros y responsables deportivos han advertido que los márgenes de error serán altísimos, especialmente con tantas áreas nuevas por desarrollar: aerodinámica, neumáticos, gestión energética y el comportamiento del nuevo combustible.

Medidas anti dominio

James Vowles, jefe de equipo de Williams, reconoce que la situación de 2014 está en la mente de todos, pero no cree que se repita en los mismos términos.

"No creo que ocurra lo mismo. Será todo mucho más igualado. Y si un fabricante tiene una ventaja demasiado grande, ya estamos discutiendo qué hacer al respecto".

Las conversaciones actuales giran en torno a establecer mecanismos de corrección si un equipo toma ventaja excesiva en los primeros meses de la nueva normativa.

Aunque todavía no se han oficializado medidas, Vowles confirma que "ya se habla de un plan para mantener el nivel competitivo parejo" y que el objetivo es que todos estén "en la misma onda" lo antes posible.

Steve Nielsen, director deportivo de Alpine, se muestra menos alarmista. Cree que no harán falta ayudas artificiales.

'Concept car' de la FIA para la temporada 2026 de Fórmula 1

"Cuando cambia el reglamento, siempre hay diferencias iniciales. Pero todos terminan encontrando soluciones similares. El campo se equilibra con rapidez".

Cowell también recuerda que las unidades de potencia son solo una parte del nuevo paquete técnico. En su opinión, será muy difícil que un solo equipo lidere en todos los frentes.

"Habrá uno con la mejor aerodinámica, otro con el motor más potente, uno que gestione mejor los nuevos neumáticos y otro que entienda antes la energía. Es muy poco probable que alguien lo haga todo mejor".

Esa dispersión de fortalezas podría actuar como un regulador natural del campeonato. No obstante, la Fórmula 1 no quiere correr riesgos.

El temor a una repetición del ciclo Mercedes es real. Y, por eso, ya se prepara un plan B que permita corregir posibles desigualdades antes de que sea tarde.

Porque, en este nuevo capítulo de la historia del campeonato, la igualdad competitiva no solo es un deseo, sino una necesidad estratégica.