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A pesar de que George Russell haya conseguido la victoria en el GP de Singapur, el nombre propia de la carrera no es el británico, sino su amigo Fernando Alonso. El asturiano ha logrado una nueva heroicidad tras terminar 7º después del problema que le causó la parada de su equipo.

El asturiano finalizó en la octava plaza, pero una sanción de cinco segundos a Hamilton con la carrera ya terminada hizo que ascendiera hasta la séptima posición.

El piloto de Aston Martin pasó por todos los estados de ánimo posible. "Apago la radio si me habláis en cada vuelta", le dijo por radio a su ingeniero después de una lenta parada que se fue a las 9 segundos; aunque también se mostró eufórico tras adelantar a Hadjar: "Un trofeo para el héroe de la carrera".

Y es que Alonso recuperó en pista las dos posiciones que había ganado en la salida, pero que su equipo se encargó de perderlas. En el circuito urbano de Marina Bay, el asturiano dejó un adelantamiento a Isack Hadjar que terminará siendo memorable.

Al igual que Norris, quien estuvo a punto de adelantar a Verstappen. El británico, con el alerón dañado, no pudo imponerse al piloto de Red Bull, quien sufrió al no tener ritmo y no poder plantarle cara a Russell en la pelea por la victoria.

La lucha, abierta

La carrera empezó con algo de picante: una lluvia una hora antes de la salida dejó el asfalto algo resbaladizo. Max optó por salir con neumáticos blandos para aprovechar el mayor agarre y meterle presión a Russell desde el principio. Pero la jugada no le salió. Se encontró en segunda posición con una goma menos competitiva, y con los dos McLaren pisándole los talones.

Ahí es donde McLaren dejó pasar la oportunidad. En lugar de ir a por Verstappen con una estrategia agresiva —como dividir opciones entre un undercut con Lando y un overcut con Piastri, o al revés—, decidieron no intervenir. Dejaron hacer. Max paró, gestionó sus neumáticos como pudo y salió del apuro. Todo por no querer interferir en la lucha interna por el campeonato entre sus dos pilotos.

Sainz, por su parte, hizo otra de las suyas. Eterno sobre el asfalto (52 vueltas), exprimió al máximo el ritmo sólido de su Williams y remontó hasta la décima posición. Salió 13º tras su parada y acabó superando a Tsunoda y Hadjar, rodando hasta dos segundos más rápido por vuelta. Sumó un punto que no es un podio, pero que dice mucho de quién está tirando del carro en Williams.

Al final, Norris tenía claramente más ritmo que Verstappen, que además sufría con el balance de su Red Bull. Fueron unas últimas vueltas intensas, de mucha presión. Pero en Marina Bay adelantar es complicado, y hacerlo contra Max, aún más.

Oportunidad perdida

Lando es un piloto de momentos, de fogonazos, pero a veces le falta ese instinto killer. Con el repertorio de Fernando, quizá habría tenido su oportunidad. Tras un par de intentos serios, perdió ritmo y empezó a mirar por los retrovisores, con Piastri viniendo con fuerza desde atrás.

Así cruzaron la meta, detrás del verdadero protagonista del día: Russell. Una actuación que lo deja con argumentos más que sólidos para ganarse su sitio como estrella en Mercedes.