Hacía mucho que no sabía lo que era codearse entre los mejores. En una temporada en la que ha navegado muy lejos de los primeros puestos, Carlos Sainz se dio un auténtico homenaje en el Gran Premio de Azerbaiyán al subirse al tercer escalón del podio.
El piloto madrileño, que partía desde la segunda plaza tras la movida clasificación del sábado, aguantó como un verdadero titán las embestidas de sus rivales para firmar una carrera prácticamente perfecta. "Es el mejor podio de mi vida", terminó diciendo por la radio.
Verstappen regresó a la senda de la victoria en un día muy plácido para él, de esos que estaba acostumbrado a vivir hace no mucho. Russell fue el que se coló en la segunda plaza para desbancar a Sainz, pero aún así el español terminó con una sonrisa de oreja a oreja.
Tuvo que sudar hasta el final, eso sí, porque Antonelli le echó el aliento en el cogote hasta el último momento, pero el Williams aguantó inquebrantable y con un gran rendimiento en las calles de Bakú.
Con el líder Piastri fuera de juego a las primeras de cambio y abriendo la pelea por el Mundial, Norris apenas pudo ser séptimo. Alonso, que partía desde la mitad de la parrilla, terminó perdiendo varias posiciones en una nueva carrera para olvidar.
Una parrilla condicionada
Las circunstancias tan especiales de la clasificación del sábado marcaron una parrilla de salida poco habitual para la carrera. Carlos Sainz se había quedado a las puertas de la pole, así que partía desde la segunda plaza.
Veía el cielo abierto con el semáforo verde y eso no sucedía desde hacía mucho tiempo. Es la demostración de que la clase del piloto madrileño sigue intacta.
Fue mucho más emocionante lo del sábado que lo del domingo, sin duda. En una carrera marcada por los pocos adelantamientos y las escasas sorpresas, Verstappen recordó viejos tiempos.
El de Red Bull salió desde la primera plaza, impuso su ritmo desde muy pronto y no tuvo ni siquiera que mirar por el retrovisor. Paso a paso fue afianzando una diferencia más que suficiente como para ser consciente de que tenía la victoria en la mano en todo momento.
Parecía un milagro que Sainz pudiera aguantar entre los mejores, pero tan sólo Russell fue capaz de superarle. El madrileño siempre tuvo un ritmo altísimo y no cometió ningún fallo, aunque el Mercedes de Russell era más rápido.
La noticia llegó en los primeros compases. Piastri ya tuvo problemas en la salida, y en su intento desesperado de remontar, cometió un gran fallo y terminó marchándose directo contra el muro. Con el líder del Mundial fuera, Norris tan sólo pudo ser séptimo, pero Verstappen sí que dio un buen bocado en la clasificación.
Tras el paso por boxes quedó claro que Sainz tenía que pelear por mantener su plaza en el podio. Antonelli le apretó en las últimas vueltas, pero el madrileño lo tuvo todo bajo control. Desde el año pasado en Abu Dhabi no se subía al podio, y es la primera vez que lo consigue con Williams. Espera, por supuesto, que no tenga que volver a esperar tanto tiempo para repetirlo.
