El fichaje de Adrian Newey ha generado una auténtica revolución en Aston Martin. Fernando Alonso, Lance Stroll y los responsables del equipo británico coinciden en que el ingeniero ya está dejando huella, aunque reconocen que todavía necesitan tiempo para comprender en profundidad.
La llegada de Adrian Newey a Aston Martin ha supuesto un punto de inflexión para la escudería de Silverstone.
El británico, considerado el diseñador más exitoso de la historia de la Fórmula 1, con títulos mundiales conquistados en Williams, McLaren y Red Bull, afronta un nuevo desafío en un proyecto que se prepara para el gran cambio normativo de 2026.
Su influencia se siente desde el primer día, tanto en el ambiente del equipo como en el enfoque técnico, aunque Fernando Alonso admite que descifrar la mente de Newey no es tarea sencilla.
Un genio por descifrar
Alonso, que acumula más de dos décadas en la Fórmula 1, nunca había tenido la oportunidad de trabajar con el ingeniero británico. Ahora, en su etapa en Aston Martin, vive una experiencia inédita que lo ilusiona especialmente.
"Cada conversación, cada idea, todo lo que dice lo escuchamos con mucha atención", confesó el asturiano. "Estamos en una fase de aprendizaje con él. Es una persona muy especial y no todos son capaces de entender exactamente qué piensa o qué hace".
El bicampeón del mundo reconoce que el proceso requiere paciencia, pero también deja entrever que las primeras lecciones ya están calando en el equipo.
Según Alonso, Newey anticipa escenarios que los pilotos enfrentarán con los nuevos monoplazas: desde la entrada en curva hasta la gestión de la velocidad punta o el comportamiento de los neumáticos. "Intenta adelantarse a los problemas que vendrán, y eso es muy valioso", añade el español.
La ilusión no se limita a Alonso. Lance Stroll, habitualmente reservado en sus declaraciones, se ha mostrado exultante con el impacto de Newey.
El canadiense subrayó la pasión y energía que el ingeniero transmite en cada reunión. "Ha ganado más campeonatos que nadie en este paddock, eso lo dice todo", afirmó.
"Está creando una cultura más sana y motivadora. Todo el mundo sonríe porque sienten que están participando en algo grande. Es un tiempo emocionante para nosotros como equipo", explicó.
El piloto también destacó la importancia de la asociación con Honda, que volverá como proveedor de motores en 2026.
Para él, el encaje entre la visión de Newey y el impulso de los japoneses será la clave para pelear con Red Bull, Mercedes o Ferrari en la nueva era híbrida.
El cambio estructural
La influencia de Newey se une al trabajo de Andy Cowell, exresponsable del área de motores en Mercedes durante la era híbrida más exitosa de la historia. Desde su llegada a Aston Martin, Cowell ha simplificado la estructura y ha fomentado una cultura de responsabilidad colectiva.
Él mismo admite que la prioridad ya no es el AMR25, sino el AMR26, el primer monoplaza completamente diseñado bajo la visión de Newey.
"Nos estamos centrando en asegurar que el coche del 2026 sea lo más sólido posible", señaló Cowell.
"Estamos trabajando estrechamente con Aramco, Honda y Valvoline para optimizar cada recurso. Lo más positivo es ver cómo la gente disfruta del trabajo y sonríe por los resultados que están viendo".
Lance Stroll saluda a Adrian Newey en su presentación.
Cowell reconoce que no todas las piezas de esta temporada han rendido como se esperaba, pero considera que incluso esos errores servirán de aprendizaje.
"Los problemas son dolorosos, pero nos hacen más fuertes si entendemos las causas. La voluntad del equipo para aprender es enorme", añadió.
El último fichaje estelar es Enrico Cardile, procedente de Ferrari, donde fue director técnico. El italiano llegó en julio y ya ha dejado su huella en Silverstone.
"Es un ser humano maravilloso con gran experiencia en organización y comprensión técnica", aseguró Cowell.
Cardile, por su parte, se mostró sorprendido por las instalaciones del equipo británico, especialmente por el nuevo túnel de viento y el simulador de última generación.
"Literalmente, te deja sin aliento", confesó. El ingeniero también destacó la "visión inquebrantable de Adrian" y su obsesión por refinar cada detalle.
Ambición desmedida
En pocos meses, Aston Martin ha pasado de la decepción a un estado de optimismo generalizado. El inicio de la temporada había sido decepcionante, pero el paquete de mejoras introducido en Imola marcó el punto de inflexión.
Desde entonces, los resultados en pista han mejorado, mientras que la moral interna ha alcanzado niveles desconocidos.
La llegada de figuras como Cowell, Newey y Cardile, sumada al nuevo túnel de viento y las instalaciones de vanguardia, ha dado forma a un ecosistema donde el objetivo ya no es solo estar entre los cinco primeros, sino competir de tú a tú con los gigantes de la Fórmula 1.
Fernando Alonso, junto a Adrian Newey en la sede de Aston Martin
El reto de 2026
Todo este esfuerzo apunta a un mismo objetivo: la temporada 2026, cuando entrará en vigor una normativa revolucionaria.
El nuevo reglamento obligará a reinterpretar conceptos aerodinámicos, motores y neumáticos. Y si hay alguien con reputación de resolver códigos complejos, ese es Adrian Newey.
Para Alonso, la clave será transformar las ideas del británico en un coche competitivo desde la primera carrera. "Estamos aprendiendo cada día con él y eso nos hace crecer como equipo", concluye el asturiano.
El "problema", como él mismo lo define, es que descifrar la mente de Newey requiere tiempo. Pero en Silverstone creen que merece la pena la espera.
El desembarco de Newey en Aston Martin ha generado un efecto inmediato: motivación, optimismo y una cultura ganadora que contagia a pilotos, ingenieros y empleados.
Fernando Alonso ha puesto palabras a la sensación general: aprender de Newey es complejo, pero cada lección impulsa al equipo un paso más hacia la cima.
Con Honda, Cowell y Cardile sumados al proyecto, la escudería británica afronta el desafío de 2026 con la esperanza de convertirse en un aspirante real al campeonato.
