La temporada entrante se presenta llena de desafíos para el equipo con sede en Silverstone, que ha invertido de manera considerable para acortar distancias respecto a las escuderías punteras.
Sin embargo, el propio Fernando Alonso ha admitido que la formación no dispone de los mismos elementos aerodinámicos o mecánicos que sus rivales directos.
Con palabras sinceras, el bicampeón español ha expresado que "no tenemos ni los alerones que tiene Ferrari, ni los suelos que tiene McLaren, ni nada de eso", lo cual hace que la lucha en la pista sea especialmente complicada.
Fernando Alonso, que encara la competición con una motivación inquebrantable a sus 43 años, arrastra una historia de contrastes en la Fórmula 1. Acumula victorias y podios, pero también momentos de frustración por no haber podido sumar más títulos mundiales pese a su talento.
Basta recordar que, con apenas once puntos adicionales repartidos en varios campeonatos, habría pasado de ser bicampeón a pentacampeón. Ahora, su empeño consiste en exprimir el monoplaza al máximo, incluso si eso implica lidiar con un coche que, según sus propias palabras, no está al nivel de los grandes.
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Carrera de larga distancia
Alonso ha reiterado que desde sus inicios en el karting —cuando tenía un solo juego de neumáticos, fuesen de seco o de lluvia— se acostumbró a competir en desventaja de recursos.
Esa misma filosofía, mezcla de perseverancia y sacrificio, ha sido la que lo ha llevado a mantenerse en la élite durante décadas. El asturiano admite que sigue odiando perder: si se ve superado en cualquier tabla de tiempos, no descansa hasta corregirlo, llegando incluso a "ni cenar" si no cumple sus expectativas.
En cuanto a la preparación física y mental, Alonso se ha enfocado en mejorar su alimentación, optando por pautas más saludables y reduciendo el consumo de carne.
Esta dedicación le permite sostener un rendimiento óptimo, algo esencial cuando se enfrenta a los rigores de la competición de más alto nivel. Su experiencia, unida a su sacrificio constante, lo ha convertido en una de las figuras más longevas de la parrilla.
No obstante, el futuro inmediato luce complejo para Aston Martin. Los monoplazas de la normativa actual se basan en el efecto suelo, un principio aerodinámico que genera grandes cargas, pero también inestabilidades difíciles de controlar.
El propio Alonso, al igual que otros pilotos, ha denunciado en repetidas ocasiones la imprevisibilidad que deriva de este tipo de diseños. Adrian Newey, uno de los ingenieros más reputados en la historia de la Fórmula 1, ha coincidido con el español al explicar que un coche de efecto suelo sin faldones siempre sufrirá de inestabilidad aerodinámica.
Para él, es inevitable que se produzcan infiltraciones de aire bajo el fondo, generando caídas de presión que complican enormemente el comportamiento del vehículo en pista.
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Evolución necesaria
Aunque varias escuderías han tenido problemas similares, Aston Martin ha padecido más que otras el impacto negativo de las piezas que no rinden como se esperaba. Aun así, su directiva no se resigna: la llegada de Newey representa un soplo de esperanza para el futuro a medio plazo.
Se espera que el ingeniero británico comience en breve a trabajar no solo en el coche de la siguiente gran normativa (la de 2026), sino también en posibles mejoras de urgencia para la presente campaña. Sin embargo, los rumores apuntan a que la escudería británica no podrá ofrecer un monoplaza plenamente competitivo hasta bien avanzada la temporada.
En las semanas previas al inicio del Mundial, con los test de pretemporada a la vuelta de la esquina, todos los equipos han presentado o están a punto de desvelar sus nuevas armas. Aston Martin no es ajena a esta tendencia y ha encendido por primera vez el motor del AMR25, confirmando que todo encaja en la fase inicial de montaje.