Bahrein ha sido el tercer Gran Premio para Fernando Alonso, la tercera carrera donde el español ha luchado cuan gladiador desarmado finalizando con el tercer abandono consecutivo como consecuencia de un ruinoso McLaren-Honda. Cuando Fernando Alonso ganó su primer Mundial, vestido en el azul de sus mayores éxitos, declaraba a los micrófonos de televisión: “No voy a estar en la Fórmula 1 tanto tiempo como Michael Schumacher”.

Tras la primera prueba del Mundial en Australia, a sus 35 años, el asturiano acallaba los rumores de su salida de la máxima categoría del automovilismo mundial con una lógica aplastante: “Mejor estar en la F1 que en un supermercado”.

McLaren 2017 por debajo de Minardi 2001

La carrera de Bahrein marca un punto final para la paciencia del asturiano y de los miles de seguidores que reconocen el verdadero valor del campeón al volante incluso cuando conduce el peor coche de su carrera.

Entre el sábado y el domingo, Fernando Alonso ha tenido que cambiar su motor usando el segundo de los cuatro que tiene disponibles para completar toda la temporada. A pesar de contar con una unidad de potencia nuevecita, el asturiano se ha visto obligado a decir adiós a la carrera, por tercera vez consecutiva, a tan sólo tres vueltas del final.

Pese a todo, el español debería sentirse afortunado, puesto que su compañero Stoffel Vandoorne ha visto atónito cómo sus mecánicos retiraban el coche de la parrilla de salida como consecuencia de una pérdida de agua, incomprensiblemente la misma que le perjudicó durante el sábado.

La situación en McLaren-Honda ha tocado fondo. El equipo con el segundo mayor palmarés de toda la historia de la Fórmula 1 no es capaz tras tres años de trabajo y fracasos de revertir una situación que parece no tener solución. Su alianza con Honda se ha convertido en una pesadilla que demuestra cómo en Woking no son capaces de gestionar el trabajo entre Sakura, donde se proyectan y fabrican los motores Honda, y su flamante sede británica, encargada de construir el chasis y ensamblar los monoplazas naranjas.

Alonso con cara de resignación en Bahrein. SRDJAN SUKI EFE

Honda trabajó todo 2014 en su motor conociendo las claves de sus rivales, que estrenaban sus nuevas mecánicas con la llegada de la era híbrida. 2015 fue una pesadilla para McLaren, Alonso y Honda, que prometieron a bombo y platillo un monoplaza que igualara la época dorada de Ayrton Senna.

Tres años más tarde, en la tercera carrera, el equipo ha empleado la mitad de los motores disponibles para todo el año entre los dos pilotos, ocupa la última plaza en el campeonato y tan sólo ha logrado terminar una carrera, con Vandoorne en última posición en Australia.

La realidad de Bahrein deja claro que la apuesta de Alonso, McLaren y Honda tan sólo es capaz de igualar el peor resultado de la historia de una escudería que ha conquistado ocho Mundiales de constructores y 12 de pilotos (todos ellos menos uno el siglo pasado).

Al supermercado no; A la Indy500

Fernando Alonso ha dicho 'basta' y rompe al menos de momento con la F1, como confirmaba en el ‘corralito’ de Bahrein tras abandonar otra vez: “Ahora vamos a centrarnos en las 500 millas”.

Puede que el bicampéon esté comenzando a pensar que en el carrito de la compra del “super de casa” quizás pueda ir más rápido que en su MCL32, el coche nacido de un equipo que carece de un líder claro y de una estrategia que saque al equipo de un pozo tan profundo, donde no se vislumbra luz alguna.

Al menos, en el supermercado Alonso podrá encontrar Champagne auténtico, no como a bordo de su McLaren, cuyo patrocinador es un Sparkling Wine que no pasa de ‘espumoso’, al igual que su motor Honda es incapaz de conseguir el ‘pedigree’ necesario para la Fórmula 1.

Alonso durante el Gran Premio de Bahrein. SRDJAN SUKI EFE

Alonso ni se lo cree

¿Cómo demonios me han adelantado? ¡Estaban 300 metros por detrás de mí al inicio de recta!”. Esta frase deja clara la frustración de un piloto (compartida por rivales como Hamilton, entre otros) que sobre la pista ha demostrado en tres carreras que se merece un monoplaza competitivo, mientras que otros por debajo de la media como Räikkönen y Bottas son incapaces de sacar el máximo rendimiento de las mejores máquinas construidas en años.

Nunca he corrido con menos potencia en mi vida”. Así ha resumido su carrera, su frustración y su estado de ánimo Fernando Alonso vía radio a su equipo y al mundo entero, mostrando lo que significa militar en McLaren-Honda.

Si analizamos los resultados de los ‘segundones’ de Mercedes y Ferrari comparándolos con lo que demuestran sobre la pista pilotos como Alonso, Verstappen o Sainz, rápidamente comprobamos cómo el fascinante duelo Vettel vs. Hamilton podría convertirse en una lucha a tres o cuatro mítica.

La triste realidad es que, mientras Honda y McLaren tratan de salir del agujero, Alonso se marcha a hacer las Américas con un ojo en Le Mans 2018, en caso de que las puertas de los grandes sigan cerradas para él, puesto que su gran McLaren no es más que el ‘último’ del paddock.

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