La temporada más larga de la historia de la Fórmula 1 no ha sido suficiente para que Nico Rosberg se coronase campeón del mundo antes de que el gran circo baje el telón. El alemán ha gozado de un margen de 40 puntos respecto a su compañero y máximo rival por el Mundial, pero ha desperdiciado dos bolas de partido en los últimos dos Grandes Premios y ahora llega a las cálidas noches de Bahrein alzando la espada para retar a Lewis Hamilton.

Nico Rosberg es el piloto que cuenta con más victorias en su haber y que aún no ha ganado un Mundial de pilotos. Su padre, por ejemplo, se hizo con la corona con tan sólo una victoria. En Abu Dhabi los números se ponen de nuevo a favor del alemán, aunque en Fórmula 1 todo es posible hasta que cae la bandera a cuadros.

Hamilton, por su parte, ha dejado escapar, fruto de errores propios y fallos mecánicos, un Mundial al que se agarró con uñas y dientes entre Instagram va y Twitter viene. Remontó una diferencia imposible, se ha aferrado a la victoria a base de carreras en las que se ha mostrado intratable sobre la pista y ha conseguido ganar hasta en Brasil donde nunca antes pasó de un segundo puesto. Al tres veces campeón sólo le sirve la victoria la misma que desea Nico Rosberg.

Yas Maria como marco de una antigua rivalidad

El GP de Abu Dhabi, como bien recordarán los seguidores de Fernando Alonso en 2010 y 2012, decidirá el título de campeón del mundo de la máxima competición que, en esta ocasión, es una partida a dos entre los pilotos de las balas de plata.

Cuando caiga la noche, la espectacular pista del Yas Maria Circuit se llenará de luz asombrando al mundo por la arquitectura del hotel que domina la pista y las decenas de exuberantes yates desplegados a modo de lujosas gradas.

El duelo a dos contará con varios ‘outsiders’ con ganas de molestar e incordiar a los protagonistas que tendrán que estar pendientes de sus retrovisores, ante las actuaciones que el piloto del año, Max Verstappen, pueda poner en escena en el millonario teatro bañado por el Golfo Pérsico.

El holandés,  tras su gran actuación en el GP de Brasil, se ha convertido en “el mejor embajador de la Fórmula 1 junto a Lewis Hamilton” para Bernie Ecclestone y de todos es conocida su falta de respeto a los ‘mayores’.

A Verstappen no le asusta el rango ni las estrellas de sus rivales, su objetivo es la victoria y cuando pegó literalmente su coche al de Nico Rosberg en la primera curva del GP México demostró lo poco que le importaba la lucha por el mundial en juego. En Abu Dhabi, tanto Vertsappen como Ricciardo tienen claro que si pueden tratarán de ganar una carrera que Hamilton necesita terminar en primera posición y Rosberg quiere ganar para demostrar que puede ser campeón por méritos propios.

No más hamburguesas juntos

La guerra de nervios entre Hamilton y Rosberg alcanza esta semana su momento cumbre. De amigos han pasado a ser rivales irreconciliables. Será difícil que vuelvan a compartir unas hamburguesas en la casa de Mónaco del alemán, que llega a la última carrera con 12 puntos de ventaja gracias al clamoroso error táctico de Red Bull en Brasil.

Hamilton y Rosberg en el podio del GP de Rusia. Dan Istitene Getty Images

De la amistad entre ambos se ha pasado a un ambiente aséptico de ignorancia mutua entre dos pilotos “rivales que hemos competido siempre en uno contra el otro desde que corríamos en el karting”, como reconoce Nico Rosberg.

En el GP de España los dos terminaron fuera de pista y en Austria casi repiten la jugada, momento en el que el jefe Wolff se puso firme y dejó claro su criterio a ambos pilotos. Con el Mundial de constructores en el bolsillo, Mercedes ha dado libertad a sus pilotos, que sobre el podio de Yas Maria no compartirán el forzoso brindis que han escenificado los últimos fines de semana.

Los números para la victoria

Con un tercer puesto Nico Rosberg puede ser campeón, mientras que a Lewis Hamilton le hace falta casi un milagro para igualar a Sebastian Vettel en número de Mundiales. El primer encuentro entre los dos pilotos será durante la rueda de prensa del jueves. La carrera comenzará en ese momento. Cada mirada, cada gesto, cada palabra que salga de sus bocas irá orientada a socavar la mente del rival.

Con dos naves espaciales en sus manos como son los Mercedes W07 Hybrid, la única esperanza es el fallo humano, salvo que la sorpresa la mecánica tome partido como le sucedió a Hamilton en Malasia.

Debilitar a tu contrincante será la baza a jugar durante el fin de semana en una carrera que el británico necesita ganar y que el alemán quiere liderar para bordar el título con una victoria y no con el segundo puesto que ha marcado su trayectoria como piloto.

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