• - Oye Siri, ¿quién saldrá en pole position?
  • - Sabes que no puedo hacer predicciones pero la clasificación está a punto de comenzar, ¿quieres verla?
  • - Claro.



De forma inmediata, en la pantalla de un iPhone se enciende la luz verde y los monoplazas comienzan a girar en medio del calor característico del Gran Premio de Hungría, en una encarnizada lucha por la primera posición de la parrilla.

¿Ficción o realidad?

En una sociedad cada vez más cómoda con los contenidos bajo demanda, en un mundo donde una compañía como Amazon que antes vendía libros por internet se atreve a realizar producciones que han hecho caer en el olvido hasta a la todopoderosa HBO, la forma de consumir medios y quién los crea ha cambiado para siempre.

A las puertas de los años veinte del nuevo milenio, la televisión se ha quedado atrapada en un formato anacrónico para los hábitos de quienes, con la mirada fija en su teléfono, salen a la calle a cazar Pokémon.

La sociedad ha cambiado la forma de consumir los productos que los medios de comunicación fabrican cada día. El público no está dispuesto a vivir sujetos a horarios o delante de un televisor anclado a una pared.

La Fórmula 1 es un ejemplo de esta difícil transición con pérdida de espectadores continua que pone en riesgo su futuro, a pesar de que los ingresos actuales no decaen como consecuencia de las ingentes cantidades que las televisiones de pago realizan a la FOM por los derechos de la señal.

La F1 en venta

Desde la sede londinense de la Formula One Management, propietaria de los derechos comerciales de la F1 que dirige Bernie Ecclestone en nombre del grupo CVC Capital Partners, se han filtrado las peticiones de información previas a la negociación.

Desde el inversor inmobiliario Stephen Ross, hasta John Malone de Liberty Media, han aparecido como potenciales compradores, pero hay un nombre que ha llamado aún más la atención: Apple.

Carlos Sainz durante el GP de Austria. Dominic Ebenbichler Reuters

La F1 podría ser el próximo One More thing

Apple, en secreto, está trabajando en su proyecto Titan que conoceremos en 2020, que podría ser un coche eléctrico autónomo o una aportación que cambie la tecnología en nuestro día a día como extensión del actual CarPlay. Sea lo que sea, desde Cupertino han mostrado interés por la Fórmula 1.

Eddy Cue, vicepresidente de Apple, es un gran amante del motor que se sienta también en el consejo de administración de Ferrari. Recientemente ha declarado que la compañía de la manzana no está interesada en la producción de contenidos en primera persona, pero sí en “ayudar a construir una plataforma que permita a todo el mundo ofrecer contenido a los consumidores”.

Con esta idea en mente, Apple, que año tras año trata de revolucionar la TV sin conseguirlo, podría dar un giro a la forma en la que consumimos, vivimos y disfrutamos la Fórmula 1, haciendo con el contenido lo que Heineken hará con las redes sociales tras su acuerdo con Bernie Ecclestone.

Desde el punto de vista financiero, para una compañía que cuenta con 216 millardos de Dólares de reservas, la compra de la Fórmula 1 (que genera casi un millardo al año a sus propietarios) sería calderilla. Apple podría comprar la Fórmula 1 y hasta a la propia Ferrari, pagar la deuda de algún país y aún así seguir con un balance positivo, pero los de Cupertino prefieren comprar empresas con ideas que aporten un servicio futuro al hardware con el que continúan haciendo caja.

La Fórmula 1 podría ser el escaparate de la ansiada revolución tecnológica que Apple busca para la televisión, convirtiendo los Grandes Premios en un producto del siglo XXI atractivo multiplataforma de acceso universal.

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