Cuando pensábamos que aún se podía destruir todavía una de las cosas que más gustan a los aficionados de la Fórmula 1 -hablamos, obviamente de las clasificaciones- , un rayo de luz ha reportado a la lógica lo que todos menos unos pocos veían desde un principio.



La Federación Internacional del Automóvil ha publicado este jueves una declaración conjunta con la FOM (entidad responsable de la promoción del mundial y la explotación de todos los derechos comerciales), donde confirma la propuesta de los equipos de Fórmula 1 para volver al sistema de clasificación en vigor en 2015.



¿Cómo se ha llegado a esta situación?



Bernie Ecclestone, representante de la FOM, lleva varios años tratando de cambiar el devenir de las carreras. Su objetivo es evitar que las situaciones de superioridad de un determinado equipo como la que Mercedes está desarrollando desde la llegada de la F1 híbrida dinamiten el espectáculo con carreras donde el ganador está asegurado prácticamente desde la primera curva.



Con el fin de dinamizar la competición, garantizar adelantamientos y fomentar luchas límite a Mr. E no le ha temblado nunca el pulso a la hora de proponer una parrilla invertida en los Grandes Premios. El sistema es simple, los domingos de carrera los pilotos más rápidos el sábado partirían desde las última plazas mientras que los últimos serían los primeros en la línea de salida.



El objetivo del octogenario es ver remontar a Hamilton, Rosberg, Vettel y compañía desde la última fila hasta la victoria dejando tras de sí una carrera llena de luchas y batallas que levante las audiencias y haga retornar a aquellos que han abandonado la costumbre de seguir un GP cada fin de semana.



Con la complicidad de la FIA, Ecclestone propuso sus ideas a los equipos a los que la parrilla invertida provoca urticaria con el fin de que estos propusieran un sistema alternativo a la exitosa clasificación dividida en tres partes a eliminación.

Los equipos cayeron en la trampa y al filo del inicio del mundial se inventaron una propuesta que ha terminado sublevando en las redes sociales, a los seguidores y hasta han puesto de acuerdo a todos los periodistas y analistas de la Fórmula 1 que unánimemente clamaban por el penosos espectáculo ofrecido en el arranque de una temporada que debía cambiar lo vivido sobre las pistas del mundial durante las dos últimas temporadas.



Órdago de los equipos de F1



El domino de Gran Premio en Melbourne se reunieron los jefes de todos los equipos y decidieron unánimemente regresar al sistema de clasificación de 2015 y todos pensaron que así sería. El problema es que el primer fin de semana de mundial ni Jean Todt ni Bernie Ecclestone estaban en Australia y la postura tomada por los equipos sin ellos no les sentó nada bien.



Tras un pulso a tres bandas que denota las luchas de poder internas y los juegos de intereses por las normas de los monoplazas de 2017 (aún en el aire), la FIA orquestó una consulta trampa a los equipos que tuvo como consecuencia la repetición de la clasificación en Bahrein ante la mirada atónita de los espectadores. La reunión en la que si estuvieron presentes todos los protagonistas terminó sin acuerdo y con posibilidades de aplicar nuevos inventos a un formato fracasado, como el de la suma de tiempos.



Tras un plazo de estudio, los equipos se han plantado ante FIA y FOM y el jueves enviaron una carta firmada unánimemente por todas las escuderías presentes en el mundial donde pedían taxativamente el retorno al formato de clasificación de 2015 y donde decían no a sistemas de tiempos agregados.



Final feliz para los aficionados



Durante la última semana, equipos y Federación han sondeado a los aficionados así como a las estructuras de la categoría con un mismo resultado en todos los casos. El clamor popular quería el formato de eliminación por bloques Q1, Q2 y Q3 de 2015.

Jean Todt esta vez ha sabido dar su brazo a torcer y junto a la FOM han aceptando la propuesta de los equipos por “el mejor interés del campeonato” y pasando la ‘patata caliente’ de la decisión final para la aprobación definitiva a la Comisión de la F1 y el Consejo Mundial del Automovilismo, quien tendrá que rubricar la decisión final.



En teoría, a partir del GP de China los sábados volverán a la normalidad hasta final de temporada. Pero ya se sabe, aún queda un trámite y esto es la Fórmula 1, todo puede ocurrir.



La lucha no ha terminado



La clasificación volverá a ser lo que nunca debió dejar de ser, pero la guerra en la Fórmula 1 no ha terminado, el precio de estas decisiones tendrán consecuencias mientras que sobre la mesa hay un asunto aún de mayor importancia para el futuro de la categoría.



Los coches de 2017 debía sufrir una radical transformación que permitiera a más equipos unirse a Ferrari y Mercedes en la lucha por el mundial. De los supercoches siete segundos más rápidos en 2017 hemos pasado unos monoplazas ‘de compromiso’ que deben bajar en tres segundos los tiempos actuales. El problema es que a día de hoy, en pleno abril de 2016 no hay acuerdo final sobre las normas ni tan si quiera los neumáticos a usar. Por no haber no hay ni contrato con un fabricante que aporte los neumáticos requeridos el próximo año.



El resultado es que los equipos no pueden comenzar a diseñar los coches de la próxima temporada y los retrasos en la hoja de ruta comienzan a acumularse.



La clasificación afortunadamente parece ser un mal sueño, pero las luchas y las intrigas palaciegas de la Fórmula 1 no han hecho más que comenzar.





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