"Por fin ha acabado el año". Así de contundente se mostraba Fernando Alonso tras quedar decimoséptimo en la carrera que cerraba la temporada, el Gran Premio de Abu Dhabi. Una sanción de 'drive trough' y un choque anterior con Maldonado, en la salida, le condenaban y permitían sacar una clara conclusión: tampoco esta vez.

Nada que ver con los deseos para el próximo año, en el que el piloto asturiano lleva pensando ya desde hace bastantes meses. En ello han consistido las últimas apariciones de Alonso sobre los diferentes circuitos del Mundial. “La única conclusión que podemos sacar en una carrera como hoy es la de sacar todos los datos útiles posibles; es lo único positivo”, concluía.

Dos años más en McLaren

Desmentido el año sabático insinuado por el presidente de McLaren, Ron Dennis, el doble campeón del mundo piensa ya en volver a ser el que fue el próximo año, el primero de los dos que le quedan de contrato. Ya durante la primera jornada de los entrenamientos en Yas Marina mostró síntomas de mejoría, quedando a menos de un segundo del triunfal Mercedes de Nico Rosberg.

El progreso se veía frustrado por el accidente de la salida en el momento decisivo. El avance había llegado utilizando piezas del coche que utilizará en 2016. Las pruebas le permitían además recoger información sobre su funcionamiento con la mente puesta en la próxima temporada.

Precisamente esa idea ha sido la que ha repetido constantemente, la que le ha permitido no desanimarse pese a completar la peor campaña desde que debutase en 2001. La actual ha sido una campaña, la del retorno a McLaren en asociación con Honda, que se espera sea de transición para futuros éxitos.

“Nuestra meta principal para 2016 es volver a donde pertenecemos, ser competitivos y luchar por las posiciones de arriba”. La ambición de Alonso, mostrada en la rueda de prensa previa al Gran Premio, no ha decaído.

El 2015, un año para olvidar

Su optimismo contrasta con algunas de las imágenes más representativas de la temporada de McLaren. Como la del 25 de julio de 2015. Ese día Fernando Alonso tenía que empujar su MP4-30 hacia el garaje. El monoplaza que el asturiano había definido como “el mejor coche del año” protagonizaba un nuevo fiasco. El coche no podía rodar por sí mismo porque “se quedó sin electricidad, se paró dos veces y la última no arranco", según contaba el piloto asturiano.

Tampoco le han descorazonado los ocho abandonos que ha protagonizado este curso. El último en la carrera anterior. En los entrenamientos libres del Gran Premio de Brasil, el penúltimo de la temporada, el monoplaza volvía a fallar en el que ha sido su talón de Aquiles: la unidad de potencia.

La panorámica ilustraba a la perfección la temporada: Alonso sentado en la valla, cabizbajo y decepcionado, esperando la llegada de los operarios mientras ardía su coche.

Al día siguiente, el español tomaba el sol tras abandonar en la segunda vuelta por un problema mecánico al día siguiente. "No sé lo que ha pasado, se habrá roto el motor, supongo", respondía el asturiano preguntado sobre la causa exacta.

"No hemos descubierto nada, llevamos todo el año así, sabemos que tenemos que tener paciencia y perseverancia porque todo va a cambiar”, afirmaba, optimista. “A grandes problemas, grandes soluciones, que yo creo que se están tomando. Hay que tomarlo de la mejor manera posible, tomar nota de los abandonos y no repetirlos nunca jamás”, decía el asturiano pensando en el futuro.

También hace mucho tiempo que Alonso empezó a tomarse el año con perspectiva. Concretamente el pasado junio, antes del Gran Premio de Austria: “En la posición en la que estamos y con el rendimiento que tenemos, creo que concentrarnos en el próximo año es la opción más inteligente para nosotros. Ahora es lo más inteligente”. Tras siete carreras sólo había logrado puntuar en una, algo que daba una dosis de realidad a sus expectativas.

Un motor más fiable

Los problemas sufridos vienen de lejos. En el Gran Premio de México había sufrido una sanción de 15 puestos en la parrilla por utilizar su décimo motor, uno más de los regulados por la FIA (Federación Inernacional de Automovilismo), que además le concedió uno extra. Era un motor más que los gastados por su compañero, Jenson Button.

Ese será el principal caballo de batalla de McLaren y Alonso para intentar volver a competir en lo más alto la próxima temporada. Mercedes,  la gran campeona de 2015, es el rival a batir.

A su rebufo tendrá que ir McLaren la próxima temporada. Sin aspirar a adelantar a sus monoplazas, pero sí en acercarse en los tiempos. Ese es el objetivo del año que viene: Alonso tendrá que demostrar que no se equivocó, como en anteriores ocasiones, al elegir equipo.

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