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Horas y horas de esfuerzo y trabajo. Muchos días de nervios, de casi no dormir. E infinidad de momentos luchando contra los infortunios entre las piedras, el polvo y la grasa. Esto es todo lo que se esconde detrás de victorias como la conseguida por Joao Ferreira en la Baja Aragón.

Durante este pasado fin de semana, se ha disputado en Teruel el rebautizado como Trofeo Getac, una de las pruebas más míticas del motorsport español, especialmente en la categoría de rally-raid. Una competición que para muchos de los mejores pilotos del mundo es clave en su preparación al asalto del Rally Dakar.

Por ello, no es de extrañar ver entre sus inscritos cada año a estrellas de la talla de Nasser Al-Attiyah, Nani Roma, Cristina Gutiérrez, Laia Sanz o los ganadores de la 41ª edición, Joao Ferreira en coches y Lorenzo Santolino en motos.

Sin embargo, la mística y la leyenda de la Baja Aragón, prueba conocida en todo el mundo, no solo la crean la presencia de los magníficos, sino que está cosida con los retales que cada año dejan los sueños de los más humildes.

Aquellos que no solo entregan su trabajo y su tiempo por una pasión, sino que dan incluso 'su vida'. Quienes dejan de pasar tiempo con sus familias, quienes hipotecan sus ahorros y quienes buscan oportunidades debajo de las piedras del camino para vivir momentos tan emocionantes como este.

Una de esas historias tan particulares es la que protagoniza José María Naranjo, piloto sevillano de la escudería JMP Racing. Durante mucho tiempo, el reto de vida de este andaluz era batirse en duelo con los mejores del planeta en el Rally Dakar. Sin embargo, la deriva que ha tomado este universo, convertido por momentos en un "mundo de ricos", ha roto su sueño definitivamente.

Sin embargo, Naranjo decidió no rendirse, y gracias al esfuerzo de todos los que hacen posible pruebas como la Baja Aragón y de empresas como Getac, proveedor tecnológico oficial de la carrera, cientos de héroes como él pueden seguir persiguiendo sus metas allá dónde van.

EL ESPAÑOL ha podido conocer las entrañas de esta mítica prueba, desde la sala de comisarios de dirección de carrera hasta el motorhome que esconden los secretos de muchos de sus equipos, para palpar lo que de verdad es un rally por dentro.

Una experiencia en la que superhéroes como José María Naranjo se ponen por momentos a la altura de los Nasser Al-Attiyah y compañía, al menos en cuanto a esfuerzo y dedicación se refiere. E incluso, a veces también hasta en talento, ya que son otros factores los que marcan la diferencia.

La Baja Aragón, desde dentro

Durante la disputa este pasado fin de semana de la Baja Aragón, este medio ha podido seguir las dos caras de la carrera. Por un lado, la pura competición, que ha encumbrado a nombres tan ilustres como Joao Ferreira y Lorenzo Santolino, vencedores en coches y motos respectivamente.

Pero por el otro, EL ESPAÑOL ha podido disfrutar de los entresijos de una prueba de élite. Con José María Fortuño, Dircom de la Real Federación Española de Automovilismo, como maestro de ceremonias, pudimos conocer cómo funciona por dentro una prueba de esta envergadura.

Desde la importancia del despacho de dirección de carrera, donde se toman las decisiones más importantes a nivel deportivo y extradeportivo, hasta la sala de control de tiempos, donde se monitoriza el rumbo de todos los vehículos para evitar posibles infracciones que deriven en futuras sanciones.

Un recorrido que contó con el apoyo de Miguel y Héctor, fieles escuderos de José María Fortuño y quienes trabajan directamente tanto con la RFEDA como con la FIA en materia de seguridad de la prueba y en las inspecciones técnicas de los vehículos tanto antes, como durante y después de la carrera.

Un T3 de Polaris esperando a ser revisado en la Baja Aragón. Borja Sánchez EL ESPAÑOL

Allí pudimos conocer la importancia que tiene la simple colocación de los responsables de dirección de carrera, con su director encabezando un organigrama donde la comunicación es clave, ya que allí no solo conviven personas que están pendientes de la competición, sino también personal de seguridad como bomberos e incluso sanitarios.

Además, también descubrimos cómo en un mundo dominado por las tecnologías, la analogía también tiene su rincón. Este lo marcan las diferentes tarjetas que cada piloto y copiloto deben guardar como su vida donde van anotando sus tiempos, los cuales tendrán que pasar después a la dirección de la prueba.

E incluso aprendimos la enorme labor de coordinación y revisión que implica desarrollar una prueba de esta envergadura. Y es que a pesar de que solo conste de tres días, una cuarta parte de un Rally Dakar actual, solo las verificaciones de estos vehículos pueden llevar a jornadas de más de 12 horas de trabajo. Todo para que los motores puedan rugir con fuerza.

El trabajo de Getac

Todo este esfuerzo sería inútil sin que una empresa como Getac no hubiera aparecido en el camino. Este gigante en el sector tecnológico y especialista en terminales portátiles es el partner principal de la prueba, la cual ha pasado a ser denominada como Baja Aragón Trofeo Getac.

Sin embargo, la importancia de Getac para la Baja Aragón va mucho más allá de este simple naming y radica en el acuerdo que la compañía mantiene con la RFEDA, de quien se ha convertido en proveedor oficial. Por ello, todos los dispositivos electrónicos que intervienen en la carrera son proporcionados por esta marca.

Ordenadores y dispositivos rugerizados de Getac utilizados en la Baja Aragón. Borja Sánchez EL ESPAÑOL

La clave que aporta Getac a este tipo de pruebas es que proporciona dispositivos rugerizados, es decir, que han sido robustecidos. Estos son equipos que han sido diseñados para operar de forma eficiente y resistente en condiciones extremas o adversas.

Y qué mayor prueba de resistencia que estar inmerso en un rally donde se alcanzan temperaturas extremas, donde se requiere que estos aparatos funcionen durante horas sin descanso y donde se exponen a impresionantes golpes a altísimas velocidades.

Así pues, una tablet Getac puede aguantar durante más de 12 horas las verificaciones de los vehículos que llevan a cabo los técnicos de la FIA e incluso ponerse a más de 150 kilómetros por hora dentro de estos vehículos diseñados para quemar cualquier tipo de desierto.

Al frente de este proyecto se encuentran personas como Unai Ortolachipi, Business Development Manager en Europa de Getac y que acompañó a EL ESPAÑOL en este interesante viaje donde pudimos descubrir todo el valor que aporta esta empresa a una prueba tan prestigiosa.

Los sueños rotos del motor

A pesar de que firmas como Getac llenan de esperanza y profesionalidad el universo del motorsport español, lo cierto es que no es oro todo lo que reluce en este tipo de entornos. Y es que también hay espacio para historias de luces y sombras en la Baja Aragón.

Entre los garajes de estrellas como Nani Roma o Nasser Al-Attiyah se cuelan también gladiadores modestos como José María Naranjo, piloto de la escudería JMP Racing, quienes abrieron a EL ESPAÑOL las puertas de su humilde casa en el desierto pedregoso de Teruel.

Naranjo, junto a su copiloto Eduard Ferrán, charlaron con este medio de los entresijos de una prueba como esta, parte de la élite de los rally-raid. El andaluz es voz autorizada en el tema, ya que a sus espaldas se encuentran ocho Bajas Aragón disputadas, incluidas dos victorias en la categoría T1n.

El piloto sevillano explica cómo es su duro día a día, lamentando que los test realizados en Teruel horas antes de tomar la salida en el prólogo habían sido su única preparación seria desde la última vez que compitió meses atrás. Y es que esa es la realidad de los pilotos más modestos, batirse en duelo contra los mejores sin apenas haber podido entrenar.

El T3 del piloto José María Naranjo de la escudería JPM Racing en la Baja Aragón 2025.

Mecánico de profesión y piloto por devoción, José María aprovecha la amistad de uno de sus clientes más adinerados para dar alguna vuelta en su finca y así mantener algo el feeling con un coche que tiene que costearse él por completo.

Por ello, se desquita dando vueltas a un circuito de 10 kilómetros que se sabe de memoria antes de enfrentarse a pruebas como la Baja Aragón, con 770 kilómetros de recorrido. Y aún así, aprovecha hasta el último segundo para intentar junto a sus mecánicos sacar el máximo rendimiento.

"Los momentos previos son muy laboriosos. Si nos dieran 3 días más, estaríamos 3 días más trabajando". Esta situación de estrés y falta de descanso provoca que todas esas horas "se hagan muy pesadas". No obstante, reconoce que para poder llegar a tiempo "mucho trabajo viene hecho de casa".

Pero a pilotos como Naranjo o a su compañero Alex Toril no les queda otra que dejarse hasta la última gota de sudor y esfuerzo para intentar después dar la talla en los diferentes tramos. De hecho, EL ESPAÑOL pudo ser testigo directo de un momento muy curioso, y es que el propio Toril aprovechaba el hueco de la comida para estudiar el roadbook, entregado minutos antes de la salida, junto a su copiloto el portugués Daniel Jordao mientras comían. Y es que no hay segundos que perder en este tipo de pruebas.

El copiloto Daniel Jordao (i) y el piloto Alex Toril (d) repasan el roadbook de la prólogo de la Baja Aragón 2025 mientras comen. Borja Sánchez EL ESPAÑOL

Una vez metidos ya en carrera, la cabeza de estos pilotos se debate en una dualidad intrínseca, la de mantener la concentración para dar lo mejor de sí y la de saber los diferentes mundos que se crean a su alrededor. "Llegar a equipos oficiales es inviable".

"Se tienen que dar muchos milagros por el camino. Ellos tienen presupuestos ilimitados". Y es que tal y como Naranjo lamenta, el motorsport se está convirtiendo cada vez más en un "deporte de ricos". Muchas veces ya no es el talento lo que marca la diferencia, sino el dinero que uno tenga para poder tener barra libre de intentos, recambios, test y pruebas.

"Pero siempre hay que intentarlo", confiesa el sevillano entre la resignación por la deriva de una pasión convertida en negocio y la ilusión por volver a ponerse al volante de su JMPR de la categoría T3 donde compiten en este tipo de pruebas estrellas como Pau Navarro, Cris Gutiérrez o Laia Sanz.

A pesar de que Naranjo, y otros cientos de pilotos se lamentan de corazón, también lo hacen de cabeza, poniendo los números encima de la mesa: "Competir en la Baja te puede salir por entre 15.000 y 20.000 euros. Solo la inscripción ya son 3.500 euros".

Por ello, un proyecto como el del Dakar se termina yendo, de base, a precios que oscilan los 300.000 euros en caso de estas categorías y por encima del medio millón de euros en la categoría T1. Y para aquellos que tienen la ambición de ser competitivos por el Top20, entre los 700.000 y el millón de euros.

Con estas cifras es como se han ido rompiendo metas como la de José María Narajo: "Correr el Dakar era mi sueño, pero ahora ya no. Es inviable. Se ha ido de todo límite. Un proyecto normal es inasumible".

Ahorros, renuncias familiares y mil y un sponsors son necesarios para que este tipo de proyectos puedan al menos plantearse, sin garantía alguna de que se hagan realidad. Al menos, para todos ellos seguirán quedando pruebas como la Baja Aragón Trofeo Getac, las cuales todavía les permiten seguir sintiéndose pilotos al lado de los más grandes.