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El verano es sinónimo de vacaciones, escapadas y largos desplazamientos en coche. Pero también de altas temperaturas que, en muchos casos, convierten el interior del vehículo en un auténtico horno. Ante esta situación, la mayoría de conductores opta por encender el aire acondicionado al máximo desde el primer momento.

Sin embargo, abusar del climatizador no solo incrementa el consumo de combustible, sino que puede ser contraproducente para el confort térmico durante el trayecto.

La buena noticia es que existen alternativas prácticas para mantener una temperatura agradable dentro del coche sin disparar el gasto. Aplicando algunas medidas sencillas, es posible viajar fresco, de forma eficiente y sin sobrecargar el sistema del vehículo.

Imagen de un coche en pleno viaje. Getty Imagenes

Uno de los trucos más efectivos para reducir el calor acumulado es ventilar el coche antes de iniciar la marcha. Abrir todas las puertas o ventanillas durante un par de minutos ayuda a expulsar el aire caliente, permitiendo que el climatizador trabaje en un entorno más favorable desde el inicio.

También es recomendable circular durante los primeros minutos con las ventanas bajadas antes de encender el aire, de modo que el sistema no tenga que trabajar a pleno rendimiento desde el primer instante.

Una vez en carretera, mantener una temperatura interior entre 22 y 24 grados es suficiente para garantizar el confort sin forzar el compresor. Ajustar las salidas de aire para que no incidan directamente sobre los ocupantes y usar la función de recirculación de aire contribuye a mantener la temperatura de forma más eficiente.

Algunos elementos que ayudan a mantener el frescor

Además de una ventilación adecuada, el uso de parasoles, cortinillas en las ventanillas traseras y fundas reflectantes para los asientos puede reducir notablemente el aumento de temperatura durante las paradas.

Si el coche se queda estacionado al sol, cubrir el volante y la palanca de cambios también evita quemaduras incómodas al retomarlo.

Por otro lado, el color de la tapicería y el material de los asientos influyen en la acumulación de calor. Los interiores oscuros o de cuero tienden a calentarse más, por lo que protegerlos con fundas claras y transpirables es una buena opción.