Un hecho irrefutable es que Marc Márquez está hecho de otra pasta. Su figura trasciende más allá de gustos y simpatías porque tiene algo que es diferente al resto, a todo lo visto anteriormente. Quizás ahí resida su grandeza, porque no solo no es un piloto más, si no que tampoco es un campeón más. Su sello, inconfundible, es ya historia dorada del motociclismo a sus 27 años.

El piloto de Honda está a punto de lograr una gesta única en su carrera, una de esas que llaman médicas. Casi una resurrección sobre ruedas, recomponer su cuerpo, lo que queda de él, para después de una terrible caída sufrida el domingo, subirse de nuevo a la moto tan solo una semana después para decir ‘aquí estoy yo’.

Porque es así, su mera presencia en Jerez ya ha provocado un seísmo. Le resta libertad a sus rivales, que aun teniendo un cero en su marcador, le temen más incluso que hace una semana, cuando estaban en igualdad de condiciones. El campeón llega herido y así es todavía más peligroso. A pesar de tener seis mundiales de MotoGP en sus vitrinas, no va a dar ni una sola oportunidad a sus adversarios de que le arrebaten el séptimo. Si lo quieren hacer, tendrán que vencerlo hasta verlo rendido, si es que Marc Márquez puede llegar a rendirse en algún momento.

Está de vuelta

El proceso de resurrección de Marc Márquez ha sido tan corto como intenso. Parece fácil, pero en menos de una semana ha pasado de salir en camilla de un circuito para volver, unos días después, aclamado entre masas y con la sonrisa del valiente. Ha retornado a a Jerez con la clara intención de subirse a una moto y competir como si no hubiera un mañana, como si fuera la última carrera de su vida.

Marc Márquez dolorido de su brazo Instagram (marcmarquez93)

El pasado domingo Marc tenía una de las carreras más complicadas de su trayectoria deportiva, una auténtica odisea bautizada como la ‘Montaña rusa de Jerez’, porque realmente tuvo de todo. El ilerdense salía tercero en parrilla, pero gracias a su enorme ritmo en carrera, conseguía ponerse primero en las vueltas iniciales de la carrera.

Una vez ahí, un error en una curva, salvado con una maniobra marca de la casa, le hizo salirse de la pista y hacerse una excursión por la grava. Marc había conseguido salvar la caída, pero se situó 18º en la clasificación. Desde ese momento comenzó una estratosférica remontada, adelantando pilotos de todas las edades, nacionalidades y marcas hasta volver al punto de partida, la tercera plaza.

Allí, no contento con eso, intentó dar caza a Maverick Viñales que se situaba segundo, pero, de nuevo en una curva en la que el de Cervera forzó demasiado su Honda, se fue al suelo. Esta vez no pudo librar una dura caída que traería graves consecuencias. La fuerte sacudida le hizo salir despedido llevándose un duro golpe contra el asfalto para, instantes después, ser arrollado por su propia moto que tras golpearle en el brazo le provocaba una fractura de húmero.

De manera irremediable se terminaba la carrera para él y ponía un cero en el casillero de la primera prueba del Mundial. Sin embargo, la principal carrera ahora era la de saber si el nervio distal tenía algún daño, frecuente en este tipo de lesiones. La primera exploración del doctor Mir conducía a tener buenos presagios, que se confirmaron el martes cuando Marc fue operado. La intervención, obra de un artista, salió a las mil maravillas y el picorcito del regreso empezaba a picarle al catalán. Aunque todavía era pronto para hacer valoraciones.

Marc Márquez en el hospital Twitter (@marcmarquez93)

Tras ser operado el martes, pocas horas después recibió el alta con el primer propósito de empezar la rehabilitación para poder llegar en las mejores condiciones posibles al Gran Premio de Brno. Los planes más optimistas pasaban por comenzar primero con la rehabilitación pasiva y después con la activa para llegar a la República Checa en las mejores condiciones posibles, aunque estuviera tocado. Sin embargo, el piloto de Honda decidió el jueves poner rumbo a Jerez debido a las buenas sensaciones con la clara intención de correr el segundo gran premio de la temporada.

De esta forma, llegó el día 23 de julio por la mañana al circuito entre una enorme expectación de medios, ya sin escayola y con una simple protección en su brazo derecho. Allí, a las 13:30 horas, tenía previsto pasar el control médico de la organización de carrera, encargados de darle el visto bueno para poder participar en la prueba. Y así fue, un heroico Marc Márquez se podía considerar como recuperado solo cuatro días después de haberse roto el brazo, demostrando una vez que está hecho de otra pasta.

Todo al sábado

A pesar de haber recibido el apto de los médicos, la fractura está tan reciente que es obligado medir los esfuerzos para poder llegar al domingo con las mejores garantías. Cada hora de descanso es vital para Marc, porque significan pequeños pasos que se va dando en la recuperación de la zona dañada.

La primera decisión, inteligente y consensuada con el equipo, fue la de no subirse a la moto el viernes 24. Realmente, el rodaje del circuito y la puesta a punto de la moto ya estaban hechos desde la semana pasada, por lo que aliviar la zona de tensiones era la primera preocupación.

Marc Márquez a su llegada al GP de Jerez Twitter (@MotoGP)

Además, el reglamento no obliga al piloto a rodar en las sesiones libres de preparación, y la excepcionalidad de correr dos fines de semana seguidos en el mismo circuito permite estar ya adaptado. De esta forma, será el sábado cuando Marc se suba de nuevo a la moto, menos de una semana después de la terrible caída, y se pruebe en condiciones reales para ver si finalmente puede correr el domingo.

La sesión de clasificación será la primera vez que se suba a su Honda tras la caída, con lo que no tendrá margen de error y estará obligado a hacer una buena sesión para poder salir lo más delante posible y así evitar luchas y peleas con adelantamientos que no solo le provoquen desgaste si no que aumenten el riesgo de una nueva caída, algo que podría ser fatal.

Eligiendo bien los tiempos de actividad, Marc Márquez intentará sacar fuerzas de flaqueza para crear su mejor vuelta, el giro que todo el dolor que padece le permita hacer arriesgando lo suficiente como para posicionarse arriba.

Marc Márquez en el GP de Jerez Twitter (@marcmarquez93)

Con una buena posición en parrilla y tras el buen ritmo de carrera mostrado el fin de semana pasado hasta su caída, Márquez podría conseguir una meritoria plaza y sumar sus primeros puntos de la temporada, algo impensable hace unos días y casi unas horas, cuando el doble cero en Jerez era inevitable. Además, Márquez tendrá otro punto a favor además de repetir circuito, y es que dos hombres peligrosos como Rins y Crutchlow están también mermados, por lo que serán dos rivales menos a su máximo nivel contra los que batallar.

Un golpe maestro

Solo con su presencia en el Gran Premio de Jerez, Márquez ya ha ganado. Porque ha demostrado estar hecho de otra pasta. Con las mismas piezas que el resto, su puzzle y su armazón tienen otra categoría, otra entereza, y por eso hará todo lo posible para estar el domingo en la salida de la segunda carrera de la temporada, algo que nadie imaginaba hace tan solo unas horas.  

Los planes de sus rivales eran claros. Con tan solo 13 carrera en el Mundial, Marc contaba ya con dos ceros en su casillero, los dos de Jerez. Además, llegaría mermado a Brno, por lo que sería otra gran oportunidad para atacarle en su debilidad e intentar meterle otro buen puñado de puntos.

Situar a Márquez a más de 40 o 50 puntos suponía un escenario soñado para pilotos como Viñales, Quartararo o Dovizioso. Era el gran momento de todos ellos, el cielo abierto, la situación ideal para soñar con un Mundial y un Marc contra las cuerdas que se vería a ir obligado a ir más allá del límite en el resto de carreras, aumentando la posibilidad de fallo.

El podio del GP de Jerez con Quartararo, Viñales y Dovizioso Twitter (@MotoGP)

Sin embargo, saber que está ahí, que ni una caída tan espeluznante como la del domingo ha podido con sus ganas de sumar su séptimo mundial ha pasado de golpe la presión a todos sus rivales, quienes están obligados, más que nunca, a dar el máximo para intentar distanciar a un demonio que viene con muchas ganas de revancha.

Por eso, solo su mera presencia ya es ganar, es que sus rivales sientan su aliento y su mirada, es sentirse importante, figura, dominador, guerrero, héroe. Las sensaciones, además del dolor evidente, que puede experimentar Marc durante este fin de semana puede que no las haya sentido en toda su carrera, y que hagan de esta temporada especial entre todas ellas. Por eso, solo por eso, y con la mayor de las precauciones porque una nueva caída podría arruinar quien sabe cuanto, volver ya ha sido ganar.

Lorenzo, Rossi y otros grandes héroes

Lo demostrado esta semana por Marc Márquez ha sido impresionante. Todo hace indicar que se va a “recuperar” en tiempo récord de una fractura de húmero, o que al menos se va a volver a subir en una moto solo seis días después de haber volado por los aires y solo cuatro días después de haber pasado por quirófano y por las mágicas manos del doctor Mir.

Sin embargo, no ha sido la primera recuperación milagrosa que se ve en el Mundial de MotoGP, ya que los pilotos que participan en el mejor campeonato de motociclismo del mundo suelen estar hechos de otra pasta.

Una de las recuperaciones más impresionantes que se recuerdan tuvo a Márquez como protagonista de la historia, pero no en el lugar que ocupa hoy día, si no en frente, como el rival del guerrero que se subía a su moto con el cuerpo hecho pedazos.

Lorenzo en el GP de Assen en 2013 Twitter (@MotoGP_ESPN)

Aquella vez, en Assen en el año 2013, fue Jorge Lorenzo quien, tan solo dos días después de fracturarse la clavícula, tomaba parte en la carrera. El mallorquín se cayó en los entrenamientos del Gran Premio de Holanda, voló al día siguiente a Barcelona para operarse su clavícula y por la tarde ya estaba de nuevo en el circuito. Un proceso a la velocidad de la luz que dio como resultado un estratosférico quinto puesto en la carrera del domingo que Jorge valoró por encima de cualquier victoria de su carrera.

Un ejemplo muy parecido de entrega y pasión por su deporte fue el realizado por Valentino Rossi en el año 2010. El italiano se destrozó su pierna con una fractura abierta de tibia que le obligó a pasar hasta dos veces por el quirófano.

Cualquier ser humano hubiera tardado meses en volver a tan solo apoyar la pierna en el suelo, sin embargo, ‘El Doctor’ se subió a su Yamaha tan solo cuatro semanas después de su terrible accidente. La llamativa imagen de Rossi por los circuitos con sus muletas porque todavía no podía andar ya es historia del Campeonato del Mundo.

Valentino Rossi en muletas en el GP de Alemania 2010 Twitter (@MotoGP_ESPN)

De fracturas de pierna también sabe algo Héctor Barberá. El piloto español sufrió una rotura de tibia y peroné mientras entrenaba haciendo motocross, una lesión que, según parecía, le dejaría en el dique seco durante varios meses. Sin embargo, el valenciano fue capaz de volver a subirse a una moto tan solo una semana después, y 27 días más tarde volvió a disputar una carrera, el Gran Premio de Estados Unidos de 2012.

Otro que también firmó una recuperación milagrosa fue Colin Edwards, que tras romperse la clavícula en una caída en Barcelona solo tuvo que esperar al siguiente gran premio, el de Gran Bretaña, para firmar una actuación memorable y subirse al podio.

Estos son algunos de los muchos ejemplos de superación y de auténticas locuras que los pilotos de motociclismo son capaces de hacer por volver a disfrutar de su mayor pasión y por volver a luchar por sus grandes objetivos.

Marc tiene este fin de semana la oportunidad de escribir su heroica página médica, esa que todos los grandes han escrito a base de mucho esfuerzo y mucho dolor, pero que en la mayoría de las ocasiones les produce mayor satisfacción que cualquier de sus victorias.