Después 30 años compitiendo en África y la última década transitando por países sudamericanos como Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay o Perú, el Dakar se reinventa en Oriente Medio gracias a los petrodólares puestos sobre la mesa por Arabia Saudí. Mohamed Bin Salman, el príncipe heredero que asumió su “responsabilidad” en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre de 2018 en el Consulado saudí en Estambul, busca un lavado de imagen de cara al exterior. Nada mejor que organizar en sus dominios el raid más difícil y peligroso que existe en un país donde las mujeres sólo conducen desde hace dos años y se deben acatar unas estrictas normas de vestimenta y comportamiento en público.

“A mí, personalmente, de todas las prohibiciones lo que más me puede influir es el jamón y el lomo. Me sentaba muy bien tomar un poquito al acabar cada etapa. Habrá que sustituirlo por algo, que no sé qué va a ser. Y sobre lo de ser efusivo en las celebraciones, no suelo serlo. Imagino que si gano el rally y me doy un abrazo con Lucas no nos pasará nada [risas]”, resume Carlos Sainz, bicampeón del Dakar y líder de una armada española a la que se incorpora Fernando Alonso.

El bicampeón de la Fórmula 1 contará con la mejor brújula posible tras convencer a Marc Coma, ganador del Dakar en motos en cinco ocasiones, para que sea su copiloto en la nueva aventura que emprende con Toyota. “Es lo más alejado que puede haber de la Fórmula 1. Hay que saber leer el terreno, que es completamente desconocido. Cada metro que recorres es nuevo y no puedes perder la concentración durante ocho o nueve horas al día. Voy a dar lo máximo, pero no estoy preparado para optar a ganar”, ha reconocido Alonso, que cuenta a su favor el hecho de que la carrera se celebre por primera vez en Arabia Saudí porque relativiza la experiencia sobre el terreno que pueden tener algunos de sus rivales.

“Es un lugar desconocido para todos y abre la puerta a que pasen más cosas. Un país nuevo siempre implica incertidumbre, con terrenos distintos y una navegación más difícil. Va a haber etapas de más de 500 kilómetros. Eso es algo que no se vio mucho en Sudamérica y que puede resultar crucial. Cuanto más larga sea la especial, más posibilidades hay de cometer errores. El cansancio puede jugar malas pasadas”, concreta Sainz sobre un raid que recupera la esencia africana donde la arena y las dunas serán las protagonistas.

El Dakar arrancará este domingo en la ciudad de Jeddah y recorrerá durante 12 días la geografía de Arabia Saudí, bordeando la frontera con Jordania. El recorrido constará de un total de 7.500 kilómetros, de los cuales alrededor de 5.000 serán cronometrados, y finalizará en Al-Qiddiya, a las afueras de Riad.

Fernando Alonso y Carlos Sainz, durante el pasado Rally de Marruecos.

Si en coches la batalla por el triunfo final será un duelo mano a mano entre Toyota y Mini, en motos el dominio de KTM es abrumador. La marca austriaca ha ganado en las últimas 18 ediciones y cuenta en su nómina de pilotos con Toby Price, ganador el año pasado, y con firmes aspirantes a la victoria como Matthias Walkner o Sam Sunderland. Frente a ellos, el equipo Honda liderado por Joan Barreda.

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