Se cumplen 1.800 días de uno de los momentos más trágicos para el automovilismo mundial. El mundo del motor conoce la amarga sensación de ver como una vida se esfuma sobre la pista: Jules Bianchi (2014), Ayrton Senna (1994) y Roland Ratzenberger (1994) han sido los últimos pilotos en Fórmula 1 que perecieron a causa de un accidente.

Otro accidente, aunque éste lejos de las pistas por las que circulan los F1, truncó la vida de otra leyenda del Gran Circo. El 29 de diciembre de 2013, Michael Schumacher se cayó esquiando en la estación invernal francesa de Méribel, en los Alpes franceses. El golpe no acabó con la vida del káiser pero jamás volverá a recuperar una vida normal.

El siete veces campeón del Mundo de Fórmula 1 sufrió un traumatismo craneoencefálico con hematomas intracraneales y edema cerebral difuso. Su estado de salud ha sido un secreto desde entonces y la poca información que se ha conocido ha salido a cuenta gotas desde su círculo más cercano.

A las puertas de que se cumplan cinco años del accidente y de que Michael cumpla los 50 años de edad. Sabine Kehm, representante del piloto alemán, ha explicado el motivo del secretismo del estado de salud del piloto alemán. "En general, los medios nunca han informado sobre la vida privada de Michael y Corinna. Cuando estuvo en Suiza, por ejemplo, quedó claro que era un individuo más. Una vez, en una larga charla, Michael me dijo: 'No es necesario que me llames el próximo año, estoy desapareciendo'. Creo que fue su sueño secreto poder hacer eso algún día. Es por eso que ahora quiero proteger sus deseos y no dejo que nada salga", admite Kehm en una entrevista al diario británico The Mirror.

Michael Schumacher y su mujer en una imagen de 2013 en la estación de esquí de Maddona de Campiglio. GTRES

Secretismo y cierre familiar

Son muy pocas las personas que en estos casi cinco años han podido conocer de primera mano la situación de Michel Schumacher. La situación de la familia es muy complicada puesto que los costes médicos para cuidar del expiloto crecen día a día. Se calcula que el gasto total entre materiales y personal médico que mantiene al piloto vivo es aproximadamente de 150.000 euros semanales.

La familia no pierde la esperanza de que Michael pueda recuperarse. "Nos está enviando señales desde su planeta distante", llegó a afirmar hace unos meses un amigo íntimo de la familia que habla por boca de Corinna para The Sun. En esa línea, la fuente asegura que la familia "está a la espera de un milagro médico" que confían en que llegue pronto.

Tras salir del coma, Schumacher ha recobrando algo de musculatura, una parte esencial que perdió tras la primera fase de su recuperación y que le dejó con un peso de apenas 45 kilos para su 1'74 metros de altura. 

Uno de los pocos testimonios sobre el aspecto de Michael de alguien que ha visto en primera persona al expiloto ha sido el del arzobispo alemán Georg Gänswein, que fuera amigo y secretario del Papa Benedicto XVI primero y del Papa Francisco ahora. En la revista alemana Bunte ha dado pequeños detalles sobre sobre un encuentro que tuvo lugar en el año 2016.

"Me senté frente a él, lo toqué con ambas manos y lo miré. Su cara, como todos sabemos, es la típica cara de Michael Schumacher, sólo se ha vuelto un poco más rellena", reconoció el arzobispo alemán. Gänswein asegura que el germano sabe que no está solo en esta dura batalla: "Siente que a su alrededor hay gente que lo ama, que se preocupa por él y, gracias a Dios, mantiene alejado al público demasiado curioso. Una persona enferma necesita discreción y comprensión".

Michael Schumacher, recibiendo en 2007 el Premio Príncipe de Asturias de los deportes

Para hacer frente al costoso tratamiento, la familia Schumacher ha tenido que poner a la venta varios activos inmobiliarios. Corinna Betsch, mujer del piloto, se ha desprendido de la cabaña que la familia poseía en Noruega, a escasos kilómetros de Oslo. Una propiedad con 645 metros cuadrados en los que se repartían spa, gimnasio, garaje para cinco coches y, curiosamente, acceso directo a las pistas de esquí.

La casa fue vendida por unos dos millones y medio de euros. Una cantidad muy superior a los 380.000 euros conseguidos por el Rolls Royce Phanton con la firma de Schumacher en la propia chapa y que ya tampoco pertenece a la familia.

Además en 2014, la familia Schumacher puso en venta el avión privado que el expiloto había adquirido por 25 millones de euros. Según publicó el diario alemán Bild, estarían dispuestos a vender el Falcon 2000 EX por unos 20 millones, no existe confirmación de que lograran deshacerse de la aeronave pero la venta de algunos activos parece la mejor forma de seguir para la familia.

El apellido Schumacher sigue muy vivo

El piloto alemán Mick Schumacher, hijo del heptacampeón, sigue dando pasos en su carrera y la próxima temporada correrá en Fórmula 2, la antesala de la categoría reina, con el equipo Prema. "Tengo muchas ganas de que empiece la próxima temporada con Prema en Fórmula 2, es un paso lógico en mi carrera deportiva porque quiero seguir mejorando mi técnica y mi habilidad conduciendo", dijo Mick en un comunicado de la Fórmula 1.

Un paso que puede ser la antesala de tener un volante en Fórmula 1 como han logrado el campeón de la Fórmula 2 en 2018 George Russell, Lando Norris, subcampeón; y Alexander Albon, tercer clasificado de la general.

Mick Schumacher, campeón de la Fórmula 3 europea

Su debut en la categoría fue en los test que se disputaron en Abu Dhabi del 28 de noviembre al 1 de diciembre, ante los que se mostró "muy emocionado". Mick estuvo en pista durante los tres días de test y rodó casi 200 vueltas.

El hijo del heptacampeón se proclamó esta temporada campeón de la Fórmula 3 Europea en la que sumó ocho victorias, siete 'poles' y 14 podios en una segunda mitad de temporada brillante que le hizo imponerse al resto se sus rivales.

[Más información: Un cura desvela el estado de Schumacher: "Tiene la misma cara, más rellena"]

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