Los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 están a punto de llegar a su fin. La cita más esperada del último lustro ha dejado grandes detalles e historia preciosas, pero si una ha brillado con especial fuerza, como siempre sucede cuando se lanza a la piscina, es la de Ihar Boki, el gran triunfador del evento celebrado en Japón

Este nadador invidente se marcha de Tokio con cinco medallas de oros después de haber competido en seis pruebas, lo que demuestra sus altas probabilidades de éxito. Conocido ya como el nadador infalible o como el Michael Phelps paralímpico, Ihar Boki ha destacado con luz propia entre los mejores atletas paralímpicos del mundo y se ha convertido en la gran estrella del sector masculino, ya que nadie ha sido capaz de ganar tanto en tan poco tiempo. Y todo después de haber pasado algunos problemas de salud por culpa de la Covid-19

Boki llegó a Tokio como una de las grandes atracciones de la cita paralímpica. Su legado ya había sido forjado tanto en Londres 2012 como en Río de Janeiro 2016. Sin embargo, a través de la virtud de su esfuerzo le ha llegado un nuevo premio, el de consolidar su liderazgo nueve años después de su primera gran irrupción, algo sin duda increíble. 

Ihar, que tiene detrás una enorme legión de aficionados debido a su interminable lista de éxitos, no solo no ha bajado su nivel, sino que ha confirmado su supremacía y se ha instalado en la cúspide más absoluta del Olimpo paralímpico. Los cinco oros ganados en las pruebas de los 50 metros libres, los 100 espalda, los 100 mariposa, los 200 estilos y los 400 libres sirven para agrandar todavía más su leyenda, ya que nadie ha sido capaz de alcanzar en estos Juegos la cifra de cinco preseas doradas. 

Ihar Boki en el podio de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 Reuters

El Phelps paralímpico

Ihar Boki no llegaba a estos Juegos Paralímpicos como una sorpresa ni mucho menos, sino como un campeón consumado que tenía casi la obligación de seguir rayando a la perfección para entrar en la lista de los deportistas más laureados de todos los tiempos. Como él mismo afirma, es mucho más complicado mantenerse que llegar, y eso es algo que lleva haciendo durante la última década. 

Y los Juegos de Tokio hayan sido seguramente el mayor ejemplo de su éxito. Pero no el único, ya que su legado comenzó en Londres donde consiguió lo mismo que ha hecho ahora en la ciudad nipona, colgarse del cuello nada más y nada menos que cinco oros en una de las temporadas más exitosas de toda su carrera profesional. 

En ese momento, Boki sí era una gran sorpresa al haber arrasado en su primera gran aparición paralímpica, convirtiéndose en la comidilla de todos los expertos. Pero sus triunfos no habían hecho más que empezar. Cuatro años más de éxito para llegar a Río de Janeiro en plena forma y volver a arrasar. De Brasil salió con el cuello algo más perjudicado ya que esa vez se colgó seis oros, demostrando una vez más su enorme cuota de éxito. 

Ahora, con los cinco nuevos metales dorados conseguidos en Tokio 2020, Ihar Boki suma un total de 16 medallas de oro en solo tres ediciones paralímpicas y un total de 18 preseas, lo que pone de manifiesto una vez más que este nadador bielorruso no solo es uno de los mejores, sino que no regala ni una sola de sus oportunidades de brillar. 

Ihar Boki antes de una prueba Reuters

La visión del médico

Ihar Boki es un nadador que se quedó ciego a raíz de una enfermedad cuando era solo un niño, pero eso no le ha impedido cumplir sus sueños. Sin embargo, sus inicios fueron de lo más complicados y todo se lo debe al empeño de su madre y a un consejo, o casi una visión mística, de un médico que le recomendó lo que sería mejor para su futuro. 

El bielorruso tuvo muchos problemas en su infancia porque era un chico muy inquieto, casi hiperactivo, lo que a veces se traducía en un pequeño déficit de atención. No era capaz de focalizar en una cosa sola y progresar, sino que se dispersaba. Sus padres estuvieron desesperados por un buen tiempo ya que no encontraban la manera de atajar este problema para que pudiera centrarse, sobre todo en sus estudios. 

Decidieron consultar a multitud de médicos par encontrar esa solución. Sin embargo, antes que la solución llegaron otros problemas, los de la pérdida de visión que comenzaron a atacar al pequeño Boki. Todo se hacía oscuro para él por momento hasta que uno de los galenos dio con la clave. Le recomendó a Ihar y a su madre que probara con un deporte como la natación y esa visión le cambió la vida. Boki se lanzó al agua, probó el veneno de la competición y nunca más quiso dejarlo. 

Campeón en la vida

A medida que sus problemas en la vista crecían, el amor de Ihar por la natación aumentaba. Se convirtió en una enamorado a la competición que había encontrado el entorno correcto en el que desatar su enorme talento a la vez que cuidaba su estado nervioso y su capacidad física. 

Ihar Boki durante una competición Reuters

Boki aprendió los valores del deporte y de la natación para no rendirse nunca y sobreponerse a todos los golpes que la vida le tenía preparada cuando sus problemas de salud se agravaron. Pero ya era una persona nueva, trabajadora y entusiasta, capaz de superar y luchar contra cualquier obstáculo. 

Gracias a esos valores aprendidos se ha convertido en uno de los nadadores más laureados de la historia, tanto olímpicos como paralímpicos, y en un campeón respetado en todo el mundo. Pero además, en una persona tenaz y trabajadora que ha cumplido más sueños en su vida además de los deportivos. Ihar consiguió labrarse un duro camino en sus estudios, pudo ir a la universidad y terminar con éxito otro de sus objetivos, convertirse en abogado. Una prueba más de que aquel niño que no podía parar quieto y que iba perdiendo la vista a pasos agigantados ahora es un campeón en la vida. 

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