Los JJOO de Tokio arrancaron este viernes con la ceremonia de inauguración, que no estuvo exenta de polémica por las protestas de la población de la capital de Japón por el clima de preocupación que reina en la ciudad por la pandemia. Desde hace más de una semana se vive un repunte de contagios de Covid-19 y a las puertas del estadio olímpico se han concentrado gente posicionándose en contra.

El auge de las infecciones tiene lugar cuando empiezan los Juegos de Tokio y en medio de un ambiente de rechazo popular hacia el evento, que se teme que pueda convertirse en un foco de contagios por la llegada de decenas de miles de participantes extranjeros.

Las autoridades de Tokio contabilizaron 1.979 nuevos casos de Covid-19 este jueves, la víspera de la inauguración de los Juegos Olímpicos de la capital, y una cifra que volvió a situarse en su nivel más alto en más de seis meses.

Los contagios están al alza en la metrópolis tokiota pese a que el pasado 12 de julio entró en vigor un nuevo estado de emergencia sanitaria en la región, una medida que conlleva sobre todo el recorte de horarios para bares y restaurantes y la prohibición de que vendan bebidas alcohólicas.

Estas restricciones no se aplican de forma estricta en la capital -son numerosos los negocios que se las saltan- y no han bastado para frenar el avance del virus en una región donde la mayoría de nuevos contagios afectan a persones menores de cuarenta años.

La situación en Japón

La vacunación, además, avanza con lentitud, con un 20% de la población inoculada con la pauta completa. Y con el 54% de los mayores de 65 años inmunizados, el Gobierno está lejos de alcanzar su meta de tener plenamente vacunado a este colectivo para el inicio de los Juegos.

El primer ministro nipón, Yoshihide Suga, llegó a afirmar que el Gobierno "tomará medidas firmes para frenar los contagios y proteger las vidas de los ciudadanos", y reiteró su compromiso de "celebrar unos Juegos seguros".

Suga recordó que los Juegos se desarrollarán entre restricciones sin precedentes, que incluyen realizar varios test a la llegada a Japón de todos los participantes extranjeros, la férrea restricción de sus movimientos en el país y una estrecha vigilancia de los mismos.

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