Néstor Pérez (Matanza, Cuba, 1976) pudo ser cantante (“allí todos los niños sueñan con eso”), médico (“porque sacaba las mejores notas en el colegio”) o atleta (“porque era bueno en velocidad”). El destino quiso ofrecerle tres escapatorias en su adolescencia. Sin embargo, él hizo caso omiso. Su padre, seleccionador nacional en Cuba, le inculcó el gusto por el béisbol y él no renunció a su cátedra. Jugó al máximo nivel en su país, militó en la selección (primero en la cubana y luego en la española), fijó su residencia en Tenerife, firmó un contrato en Estados Unidos y, tras dar muchas vueltas, creó un equipo en las islas (“el Real Madrid de la liga actual”, bromea). Ahora, es técnico del filial de los Broncos de Atlanta en la liga menor norteamericana y segundo de Paco Figueroa en la ‘Roja’ del béisbol. Es y ha sido, en definitiva, muchas cosas, pero toca ir por partes…



La correlación de acontecimientos dicta comenzar por lo meramente informativo. El COI (Comité Olímpico Internacional) anunció en 2016 que el béisbol estaría en Tokio 2020 junto a otros cuatro nuevos deportes (skate, surf, kárate y escalada). Y, claro, desde ese momento, Néstor Pérez, segundo en la selección, se fijó como misión principal clasificar a España para los Juegos. A él le acompañará Paco Figueroa, hijo de padre gallego y de madre cubana, entrenador en Estados Unidos y primer espada en el combinado nacional. Un tándem que promete, al menos, intentar dar la talla a nivel internacional.



Pero el reto es magnánimo. Poco importa que España fuera subcampeona de Europa frente a Holanda (3-2) en el último torneo, o que no consiguiera alzarse con el oro “por tan solo 10 minutos”. La ‘Roja’ del béisbol tendrá que estar entre las cinco primeras del continente y luego ganar el preolímpico para clasificarse para los Juegos. Esa es la primera opción. La segunda pasa por una repesca posterior donde las opciones menguan. No obstante, eso empezará en 2019. Hasta entonces, Néstor y Paco tratarán de convencer a todos de que es posible hacerse con el billete a pesar de las dificultades: “Sólo nos concentramos una vez al año y nos gustaría hacerlo más, pero con el presupuesto que hay y la visibilidad que tenemos es complicado”.

Néstor Pérez.



Néstor, sin embargo, no piensa en tirar la toalla. Realmente, nunca lo ha tenido sencillo. Desde pequeño compaginó deporte y estudios por si lo del béisbol no le daba para vivir. Quiso ser médico, pero acabó cursando Ciencias de la Actividad Física y del Deporte mientras avanzaba por las categorías inferiores del Matanza. Llegó a jugar en primera en Cuba y formó parte del equipo nacional, pero ahí terminó su aventura en las islas. “Mi padre y yo queríamos progresar y allí lo había hecho todo”. Entonces, decidió emigrar a España, donde tenía familia (es nieto de asturianos y bisnieto de catalanes), se asentó en Tenerife y se fue a jugar a Estados Unidos.



Pasó ocho años en los Tampa Bay Rays de las ligas menores y otro en los Orlando Rockies. Disfrutó de la liga estadounidense y de Tenerife, “el mejor lugar para vivir del mundo”, en vacaciones. Y, mientras tanto, hizo sus ‘pinitos’ con la selección española hasta firmar su retirada en 2013. Pero no colgó las botas para dedicarse a otra cosa, sino para seguir el camino de su padre. Se formó como entrenador y ahora pasa sus días a caballo entre Estados Unidos, donde entrena al equipo filial de los Broncos de Atlanta, y España, donde hace las veces de segundo en la selección y de director general de su equipo, los Tenerife Marlins Puerto Cruz.



IMPULSOR DEL BÉISBOL EN ESPAÑA

“Cuando llegamos la situación era muy precaria”. Era 1997, su padre había sido seleccionador nacional en Cuba y Néstor había jugado al más alto nivel. “Para mí, el nivel era muy flojo. Imagínate, viniendo de un lugar donde el béisbol es el deporte nacional... Pero desde entonces el panorama ha cambiado. Ahora tenemos una liga reconocida a nivel europeo y mundial”, reconoce. Y buena parte de la culpa es suya y de su padre, que fundaron los Tenerife Marlins Puerto de la Cruz, un equipo que en los últimos 15 años se ha hecho con 10 Ligas, ocho Copas del Rey y una 'Champions League'. "Somos el Real Madrid del béisbol ahora mismo...", bromea. 



Pero la progresión de este deporte va a fuego lento, y eso afecta a la selección española. “Nadie puede vivir de este deporte aquí salvo que entrene o juegue en otro país; estando en nuestra liga es imposible”, explica. ¿El problema? Muchos jóvenes se apuntan, pero pocos siguen. “Es fácil encontrar niños que entren en los equipos. De hecho, el porcentaje entre españoles y latinos suele ser casi del 50%, pero cuando ven que no pueden seguir viviendo de este deporte, lo dejan y se dedican a estudiar. Los latinos, sin embargo, siguen porque lo han mamado desde pequeños, por eso en la selección hay sólo 4 ó 5 nacidos en España”, explica.



Ahora, con la inclusión del béisbol como deporte olímpico, Néstor espera que la situación cambie. La Liga española, a pesar de la precariedad, es la tercera mejor de Europa (la primera es la italiana y la tercera la holandesa); y entre selecciones, la ‘Roja’ es la segunda a nivel continental. Las bases, por tanto, están puestas. A partir de ahí, la clasificación para los Juegos sería dar un paso de gigante para el béisbol español. Ese es el objetivo de todos los internacionales, que sólo cobran dietas con la selección. Quieren estar en Tokio y lo van a intentar. “Que nadie tenga dudas”. Palabra de Néstor.

[También te pueden interesar el resto de piezas del serial: Andrea Benítez, skate; Vicente Romero, surf; Rocío y Cristina, kárate; Jonatan y Mikel, escalada]

Selección española de Béisbol.