Río de Janeiro

Campeona del mundo de bádminton, pero todavía no en modales, Carolina Marín no se sintió particularmente orgullosa esta mañana, antes de su final de los Juegos, tras saber que su rival en semifinales, la china Lui Xuerui, sufre una rotura de ligamento cruzado y de menisco que la ha apartado de la lucha por el bronce. La japonesa Nozomi Okuhara ha sido declarada vencedora ante la ausencia de su rival.

El segundo set de las semifinales estuvo detenido por una lesión en la rodilla de la jugadora china Li Xueru, cuya torsión en la rodilla tras caer sobre una sola pierna fue visible en televisión. La andaluza, cuya concentración en estos Juegos es absoluta, no creó espacio para la compasión: "La lesión de la rival fue para intentar sacarme del partido, ya me lo hizo más veces", dijo en la zona mixta a la cadena COPE. 

¿Respeto?

La concentración de la andaluza para esta competición es máxima, propia incluso de batallas de otra clase. "No sé si las rivales me tienen respeto, yo desde luego no se lo tengo. Yo he venido a ganar", afirmó ante los periodistas tras pasar a la final. No había euforia alguna: su entrenador, Fernando Rivas, había prohibido toda alegría antes de luchar por el oro. 

En declaraciones a la televisión china CCTV tras el encuentro, la dolorida Xuerui dijo haberse sentido "un poco nerviosa" en el enfrentamiento con Marín, pero aseguró que puso "todo su esfuerzo" para intentar alcanzar la final.

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