El fervor neoyorquino espera en Bethpage Black, donde Europa buscará romper una maldición que perdura desde hace trece años en territorio estadounidense tras el mítico triunfo de Medinah conseguido en 2012 bajo la dirección de José María Olazábal.
Jon Rahm afronta su primera Ryder Cup como jugador del polémico LIV Golf en el ambiente más hostil imaginable para cualquier europeo, enfrentando la tremenda presión de liderar a Europa en su cuarta participación consecutiva mientras carga con las esperanzas continentales.
Los gritos hostiles de "¿Dónde está el Ozempic?" recibieron al español en su primera práctica oficial del miércoles, adelantando el terrible calvario psicológico que le espera durante los tres intensos días de competición en Long Island, donde el público promete ser implacable.
Luke Donald había preparado meticulosamente a sus jugadores europeos con modernos cascos de realidad virtual para simular fielmente los insultos, abucheos y gritos que inevitablemente recibirían del público estadounidense, especialmente en los momentos más tensos cuando la presión alcance niveles máximos inéditos.
El mítico campo de Long Island se convierte en una auténtica fortaleza americana donde las entradas cuestan hasta 750 dólares y la hostilidad del público neoyorquino alcanza niveles extremos contra los visitantes europeos, creando un ambiente intimidante que puede quebrar cualquier concentración.
Bethpage Black no perdona errores ni siquiera a los mejores golfistas del mundo: su famoso cartel de entrada advierte que solo es recomendable para golfistas altamente cualificados, siendo considerado uno de los campos públicos más difíciles del planeta, donde cada golpe determina el destino.
Europa no conquista suelo americano desde el legendario "Milagro de Medinah" acontecido en septiembre de 2012, cuando el equipo europeo remontó heroicamente un marcador adverso de 10-6 para ganar por 14,5 a 13,5 puntos en una tarde épica que quedó grabada para siempre.
Aquella histórica victoria dirigida magistralmente por José María Olazábal sigue siendo la única referencia europea reciente en territorio hostil americano, convirtiéndose en la última vez que el Viejo Continente logró triunfar en Estados Unidos, estableciendo un precedente que los actuales jugadores intentarán emular.
El papel de Rahm
Rahm llega a Nueva York como líder indiscutible tras conquistar el campeonato individual de LIV Golf por segundo año consecutivo, demostrando que su nivel competitivo no ha disminuido tras abandonar el circuito tradicional del PGA Tour para embarcarse en esta nueva aventura profesional controvertida.
Sus impresionantes 7,5 puntos conseguidos en tres participaciones anteriores en Ryder Cups y su experiencia demostrada en momentos cruciales lo convierten en la pieza clave del capitán Luke Donald para esta misión tan difícil y complicada en territorio completamente enemigo.
La polémica selección como "captain's pick" confirmó su estatus especial tras un año complicado sin poder sumar puntos en el ranking oficial mundial debido a su controvertido fichaje por el circuito saudí LIV Golf, decisión que generó intensas críticas en el golf profesional.
Su consolidada sociedad deportiva con el inglés Tyrrell Hatton representa la pareja más sólida y efectiva del equipo europeo actual, especialmente exitosa en el exigente formato foursomes que tradicionalmente abrirá la competición este viernes por la mañana, donde la química resulta fundamental.
El cara a cara
El experimentado equipo de Donald apuesta por la continuidad y la experiencia: once de los doce jugadores europeos seleccionados repiten la exitosa experiencia victoriosa conseguida en Roma hace dos años contra el equipo estadounidense, manteniendo la esencia de un grupo que conoce las exigencias.
Solo el prometedor danés Rasmus Højgaard sustituye a su hermano gemelo Nicolaj en una decisión táctica meditada que refleja la absoluta confianza del capitán inglés en las fórmulas ya probadas en competición oficial, apostando por la juventud sin sacrificar la experiencia característica.
Europa acumula entre todos sus integrantes un total impresionante de 32 ediciones jugadas y 20 ganadas en Ryder Cups anteriores, experiencia crucial para poder resistir efectivamente la tremenda presión psicológica del exigente público neoyorquino, que promete ser el más hostil de la historia.
Rory McIlroy y Jon Rahm emergen como los líderes espirituales indiscutibles de un grupo veterano que busca hacer historia deportiva en uno de los campos más difíciles del calendario mundial, donde cada golpe será analizado microscópicamente por miles de aficionados y telespectadores.
Estados Unidos presenta un equipo renovado con siete de los diez mejores golfistas del ranking mundial actual y se perfila como amplio favorito en todas las casas de apuestas internacionales especializadas en golf profesional, contando además con la ventaja psicológica de jugar en casa.
El equipo de Estados Unidos para la Ryder Cup 2025.
La determinante ventaja del factor campo ha sido clave en las últimas ediciones: las cinco Ryder Cups más recientes las ganó siempre el equipo local, estableciendo una tendencia estadística muy preocupante para las aspiraciones europeas de conseguir una victoria histórica en territorio enemigo.
El exigente público de Bethpage promete superar en intensidad y hostilidad a cualquier experiencia anterior vivida por los jugadores europeos veteranos, alimentado por cerveza abundante, ambiente festivo y un patriotismo americano desmedido que alcanzará su punto álgido durante los momentos decisivos.
La impresionante macrograda construida para 5.000 espectadores ruidosos en los estratégicos hoyos 1 y 18 se convertirá en un auténtico caldero emocional desde las primeras salidas matutinas del viernes en esta edición histórica, creando un ambiente único que pocos jugadores han experimentado.
Europa juega únicamente por orgullo nacional y honor deportivo mientras que Estados Unidos cobra la astronómica cifra de 500.000 dólares por cada jugador participante, una diferencia filosófica fundamental que marca dos caracteres deportivos opuestos y refleja diferentes concepciones sobre el deporte profesional.
La brutal presión psicológica alcanzará niveles máximos en un campo que no perdona errores y con un público local sediento de venganza tras la dolorosa derrota sufrida el año pasado en Roma, donde Europa demostró su superioridad colectiva en una competición memorable.
Jon Rahm encarna la resistencia europea ante la adversidad extrema, llevando sobre sus hombros las esperanzas de todo un continente que confía en su temple demostrado y experiencia acumulada para conseguir lo imposible en el escenario más hostil del golf mundial contemporáneo.
