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La Ryder Cup 2025 que arranca en Nueva York no solo concentrará la atención deportiva mundial, también estará marcada por un componente político y emocional.

Scottie Scheffler, actual número uno del ranking mundial, ha desvelado su estrecho vínculo con Donald Trump y cómo su presencia en el torneo simboliza un respaldo crucial para el equipo estadounidense en un momento delicado tras el asesinato de Charlie Kirk.

Trump, apasionado del golf desde hace décadas, tiene previsto acudir al día inaugural de la 45ª edición de la Ryder Cup, programado en el recorrido de Bethpage Black.

El mandatario llegará a la cita apenas dos semanas después del trágico suceso en Utah que sacudió a la opinión pública y a la política estadounidense.

Scheffler no esquiva la carga simbólica de esa coincidencia: "Ha sido un tiempo complicado para el país y tener al presidente apoyándonos es extremadamente importante".

El presidente norteamericano ha convertido su agenda en un escaparate deportivo constante desde que volvió al Despacho Oval.

Se le ha visto en el US Open de tenis, donde presenció la final entre Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, y en partidos de los New York Yankees, conmemorando incluso el aniversario de los atentados del 11 de septiembre antes de compartir momentos con los jugadores en los vestuarios.

Ahora, el golf suma una parada destacada en esa secuencia. Ni Scheffler ni el capitán del combinado estadounidense, Keegan Bradley, esperan un discurso motivador del presidente en vísperas de la competición.

Bryson DeChambeau en la Ryder Cup Reuters

"Es un tipo muy ocupado", señaló Bradley. Aun así, el líder del golf mundial sí reveló detalles inéditos de su trato con Trump.

"El presidente es bastante divertido. Ama el golf, ama apoyar a los golfistas. A veces me llama o me manda un mensaje después de una victoria. Es un tipo que transmite confianza a todos los que tiene alrededor".

Scheffler profundizó en la impresión que le deja cada encuentro con el mandatario: "Algo que noté en el poco tiempo que pasé con él es que trata a todos por igual, con el máximo respeto".

"Ya seas la persona que sirve la comida, el caddie o el presidente del club, te hace sentir como si fueras la persona más importante del mundo".

Esa capacidad de generar confianza y cercanía, a juicio del texano, puede tener un impacto positivo en el ambiente del equipo.

El golfista, sin embargo, no prevé un encuentro personal durante la semana: "No tengo planes de verlo. No creo que vaya a dirigirnos un mensaje, pero si las cosas van bien estoy seguro de que escucharemos algo de él".

Preguntado por el contenido de los mensajes que recibe, Scheffler sonrió: "Suelen ser simples, algo como 'gran trabajo'".

La llegada de Trump a Bethpage Black provocará un despliegue de seguridad inusual en el torneo.

Según adelantó la prensa, se espera que el presidente esté presente a media mañana del viernes, aunque no alcanzará a presenciar los primeros golpes programados desde las 7:10 horas.

Europa alza el título que le acredita como ganadora de la Ryder Cup 2023 REUTERS

La logística y la atención mediática se multiplicarán con su visita, pero tanto los jugadores como el capitán aseguran que no altera su concentración.

"Definitivamente no me preocupa", afirmó Bradley, antes de destacar el honor que representa para él.

"Estoy profundamente agradecido de que venga. Es algo fenomenal tener al presidente apoyando a nuestro equipo en un escenario como Nueva York".

Para Scheffler, el componente patriótico es tan relevante como el deportivo. "Nuestro equipo está muy orgulloso de ser estadounidense. La bandera significa mucho para nosotros".

"Estar en Nueva York lo hace aún más especial. Representar a Estados Unidos, incluso en un torneo de golf, es algo extremadamente importante".

El número uno mundial remarcó que competir en casa, con el calor del público local y bajo la mirada del presidente, fortalece la unión del vestuario.

La Ryder Cup, uno de los eventos más vibrantes del deporte, servirá así como escenario donde golf y política se entrecruzan en un contexto nacional marcado por tensiones y dolor.

Para Scheffler y sus compañeros, la presencia de Trump refuerza un mensaje de unidad y de orgullo, mientras buscan devolver la copa a Estados Unidos frente al siempre competitivo equipo europeo.