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En el universo del deporte hay símbolos que trascienden generaciones. Trofeos, medallas, anillos o copas que representan la gloria alcanzada.

Sin embargo, en el golf existe un distintivo que rompe con lo establecido: una chaqueta verde que no vale por su material, sino por lo que significa.

Es el galardón más icónico del Masters de Augusta, y su origen se remonta a una historia tan curiosa como fascinante.

Todo comenzó en 1930, cuando el golfista estadounidense Bobby Jones, por entonces figura indiscutida del deporte, viajó a Inglaterra para disputar el British Open en el Royal Liverpool Golf Club de Hoylake.

Allí, quedó cautivado por la chaqueta roja que vestían los capitanes del club durante los actos oficiales. Jones, intrigado, se interesó tanto por aquella prenda que uno de los capitanes, Kenneth Stroker, le prometió: "Señor Jones, si está tan fascinado con esto, le daré mi abrigo en caso de que gane nuestro campeonato esta semana". Y así fue.

La Cena de Campeones del Masters de Augusta en 2025

Con esa inspiración como recuerdo, Jones regresó a Estados Unidos y fundó en 1933 el Augusta National Golf Club, en Georgia. Quería que su nuevo club tuviese un símbolo que lo distinguiera, algo que representara exclusividad.

Por eso, en 1937 estableció que todos los socios del Augusta debían vestir una chaqueta verde, color que identificaba al club frente al resto de los invitados.

Pasaron los años, y el torneo que se celebraba en ese campo, el Masters de Augusta, fue ganando en prestigio. Finalmente, en 1949, Jones decidió que el campeón del certamen también debía recibir una chaqueta verde, igual que los miembros del club. Así nació una de las tradiciones más queridas del golf.

Exclusividad y orgullo

La chaqueta verde no es un simple trofeo, sino un símbolo de élite. A diferencia de las copas de otros campeonatos, esta prenda no puede conservarse para siempre.

De hecho, el ganador solo puede tenerla en su poder durante un año, y debe devolverla al Augusta National Golf Club antes de la próxima edición del torneo. Desde entonces, solo podrá usarla dentro de las instalaciones del club.

Existe una ceremonia muy peculiar: el último campeón ayuda a vestir la chaqueta al nuevo vencedor. Pero cuando un jugador logra repetir título, como sucedió con Jack Nicklaus en 1966, debe ponérsela a sí mismo, un momento que ya forma parte del folklore del golf.

Patrick Reed, campeón de 2018, viste a Tiger Woods con la chaqueta verde de campeón del Masters 2019. Reuters

A raíz de eso, se estableció que en casos similares, sea el presidente del club quien coloque la chaqueta al campeón.

No todos respetaron las reglas. El sudafricano Gary Player, tras ganar en 1961, se llevó su chaqueta a su país y jamás la devolvió.

El español Severiano Ballesteros hizo algo parecido tras sus triunfos en 1980 y 1983: una de sus chaquetas sigue en su museo de Pedreña, pese a los reiterados intentos del Augusta por recuperarla.

Confección inigualable

Cada chaqueta verde es una obra de arte textil, hecha a medida, con una elaboración artesanal que toma cerca de un mes. La actual fabricante es la empresa Hamilton Tailoring Co., con sede en Cincinnati, que confecciona estas prendas en exclusiva desde 1967. Nunca ha vendido una al público.

La lana utilizada es de peso tropical, proporcionada por Forstmann Co. de Georgia. Los botones son de latón, elaborados por Waterbury Co. en Connecticut, y el escudo bordado del Augusta National Golf Club se realiza a mano en Carolina del Norte. Además, en el interior se cose el nombre del ganador, haciendo que cada chaqueta sea única e irrepetible.

El color no es cualquier tono de verde. Es el Pantone 342, un tono que con el tiempo se ha popularizado en Estados Unidos como el "Verde Masters", sinónimo de excelencia.

Jon Rahm cede la chaqueta verde del Masters de Augusta a Scottie Scheffler EFE

La cima del golf

Mientras otros torneos se disputan por copas de cristal o metales preciosos, en Augusta se pelea por una chaqueta. No hay trofeo más deseado por los golfistas que esta prenda que se coloca sobre los hombros del campeón. Representa el dominio en el campo más exigente del mundo, la gloria frente a los mejores, y el ingreso a un selecto grupo de leyendas.

La ceremonia en la que se entrega la chaqueta se ha convertido en una liturgia. Aunque al campeón aún no se le haya confeccionado su prenda definitiva, se le presta una del club de su talla para el acto, mientras la suya se confecciona.