Jon Rahm con el trofeo de campeón del Open de España. Efe

Podemos estar contentos. Si el golf echaba en falta a los políticos y les reprochaba que sólo acudan a la foto en el Centro Nacional estuvieron el ministro de Cultura y Deporte, Méndez de Vigo, y el Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid. Sí señor, cuando hay que subirse al carro del éxito suelen ser los primeros. En la foto, como es su obligación, por cierto, también estaba Gonzaga Escauriaza, a la sazón presidente de la RFEG al que no queda otro remedio que dar la enhorabuena porque el Open de España ha sido un éxito y él representa a todos los hombres y mujeres que han trabajado, seguro que duramente, para que ese éxito se materialice.

El 'Open de Todos' ha tenido varios triunfadores. Primero Jon Rahm, indudablemente. Y luego, a su altura, o quizás incluso por encima, el público. Por fin los aficionados al golf de Madrid, y de otros lugares de España, se han decidido a dar la cara y han abarrotado las calles del recorrido federativo. Bien es cierto que a ello ha contribuido la política de acceso libre sólo a cambio de algunos datos personales. Otro punto para Gonzaga y la RFEG.

Otros triunfadores han sido los jugadores españoles que han hecho un gran juego representados, sobre todo, por Nacho Elvira. El cántabro ha jugado divinamente y ha mantenido sus opciones hasta el penúltimo hoyo. Una lástima. Su juego y su coraje se merecían mejor final. La ovación que se llevó en el hoyo 72 no compensa la derrota, pero seguro que la llevará en el corazón por mucho tiempo. El público le agradeció su entrega y, a falta de un gran trofeo, llamearon las palmas. Bien por Nacho.

Sergio Fernández, un simpático guisandero de Canal Cocina dice siempre “ponle peguitas” cuando termina un plato sabroso. Vamos con las “peguitas”. ¿A quién se le ocurrió programar una rueda de prensa mientras Rahm estaba en juego durante la primera jornada? El tema para los diarios deportivos, y no digamos para los no deportivos, apasionante: los drones y la tecnología del riego. Con el tremendo espacio que los medios ofrecen al golf, ¿dónde pensaban los responsables que podría aparecer la información de tan excitante asunto? Puede que seamos de los pocos, pocos, que lo han mencionado.

Otro asunto que necesita mejorar es el acotado de las calles. El planteamiento ofrecía pasillos muy estrechos y no permitía, en la mayoría de los casos, atravesar de una calle a otra sino que había que caminar hasta las cabeceras. Una paliza para el aficionado que quisiera presenciar diversos partidos en vez de seguir solo a uno.

Y lo que ya me pareció de “aurora boreal”, según la expresión de asombro que usaba el desparecido y ácido cronista Emilio Romero, fueron los precios de la cafetería. Una botella pequeña de agua mineral, 1,30€ en cualquier maquinita expendedora, ¡seis euros! Mamma mía. Ni en Marte cuesta eso el preciado líquido elemento. Vale que los golfistas no son menesterosos pero el común de los mortales somos tan mortales como el que más y no podemos gastarnos la paga del mes en agua y café.

Pero, pelillos a la mar. Es cierto e irrefutable que el Open de España 2018 ha sido un exitazo. Buen juego, muchos españoles en la pelea, un gran ganador, miles de aficionados y no aficionados enganchados al espectáculo y una inyección de moral para todos los que trabajan en el golf y alrededor del golf. La conclusión es fácil: bien está lo que bien acaba.