"La vida es mucho mejor así". Tiger Woods sonreía ampliamente en el programa Morning Drive de The Golf Channel. Y su afirmación no tenía absolutamente nada que ver con el golf. El exnúmero 1 del mundo, el extraterrestre, sonreía porque no le duele nada. No le molestan las lumbares, no tiene problemas musculares en los glúteos, ni los nervios pinzados prolongan sus latigazos hasta los dedos del pie. Por primera vez en mucho tiempo, y después de cuatro operaciones de espalda -todas ellas calificadas de "exitosas"- el Tigre no sufre y por eso vuelve a jugar al golf, aunque cosa bien distinta es saber qué esperar de él y de su juego.

“No sé qué significa lo de estar al cien por cien después de ocho cirugías -incluye las de rodilla-, pero intentaré acercarme en lo posible a ese número". Ni el propio Tiger ni nadie sabe cuál es su 100%. Es imposible saberlo en 2017 como fue imposible saberlo en 2016. Porque esta no es la primera reaparición del californiano en el Hero World Challenge, un torneo que él mismo organiza y donde apenas participan 18 jugadores, todos ellos invitados por el propio Woods.

El golf sufrirá un déjà vu este jueves cuando Tiger se presente en el tee del hoyo 1 del campo Albany de Bahamas junto a Justin Thomas, la gran revelación de la pasada temporada a nivel mundial. Los aficionados, los periodistas, los apostadores y hasta los propios jugadores sentirán que ya han vivido esta situación, que ya han pasado por aquí y que la última vez en apenas dos meses quedaron totalmente decepcionados.

Tiger Woods Practice Round

Aquella reaparición -quedó último aunque fue el jugador con más birdies del torneo- fue seguida por el anuncio de un ambicioso calendario que, a la postre, se quedó en nada. En apenas dos meses volvió a recaer y se vio forzado abandonar y encaminarse de nuevo al quirófano. "El año pasado fue diferente, todavía estaba luchando un poco contra el dolor…", afirmó en la rueda de prensa previa al torneo: "Mirando atrás, parece que estaba jugando en cámara lenta”.

¿Y ahora, cómo se ve? “A medida que ha ido mejorando mi espalda, he podido volver a dormir porque ya no tengo dolor en la pierna. No me tiembla por todas partes, ya no tengo ese problema. Ahora amo la vida”, dijo con la mejor de sus sonrisas. "No me había dado cuenta de lo mal que estaba mi espalda y de cómo había ido degradándose lentamente. Ahora, al ver cómo me siento, me cuesta imaginar la manera en la que estaba viviendo. No me funcionaban los pies, no me funcionaban las piernas, no podía dormir por el dolor…”, ha relatado.

Motivos todos ellos para la alegría y la esperanza, aunque la sensación de déjà vu resta credibilidad a quienes apuestan por un Tiger renovado -cumplirá 42 años en diciembre- y tan competitivo como para aspirar de nuevo a las victorias y pensar incluso en los 18 grandes de Jack Nicklaus -el Oso Dorado ganó su último Masters de Augusta con 46-. Eso sí, para los incrédulos ya hay quien ha contemplado los estigmas por sí mismo.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, no se ha manifestado sobre el nivel de juego del californiano, pero sí ha hecho público el partido que el pasado jueves, día de Acción de Gracias, disputaron en el National Golf Club de Jupiter (Florida) él mismo, el veterano golfista Brad Faxon, el actual número uno del mundo Dustin Johnson y el propio Woods. Por suerte, Faxon sí ha contado lo que vio: "Se le veía suelto, sin esfuerzo, con bastante fuerza. [...] Me impresionó lo lejos que le pegó a la bola. En los 10 primeros hoyos, probablemente superó en distancia a Dustin la mitad de las veces. [...] Se le veía genial. Sobre todo tranquilo. No estaba preocupado por pegarle fuerte al drive. El vuelo de la bola, el sonido del palo… estaba todo ahí, en su sitio".

Más allá fue Rickie Fowler, quien reconoció a la prensa la pasada semana que el campo de prácticas comprobó como Woods le 'pisaba' el drive una y otra vez. Información confirmada por Patrick Reed, quien jugó nueve hoyos con Tiger este mismo lunes en el campo de Albany: "Estoy impresionado con lo fluido que se ve el swing de Tiger y lo largo que va. Siempre ha ido más largo que yo, pero hoy lo he visto todavía más largo".