Asensio sale del banquillo, se pone el peto, mira al cielo de Madrid y desfila por la banda. Un ejercicio, otro, alguno más… Y el Bernabéu, puesto en pie, aplaude. Espera a su mesías, lo ve venir y lo recibe como la nueva (actual) promesa del fútbol mundial. El ritual se repite, invariablemente, cada partido. Lo normal, vaya. Para el madridismo y para L’Equipe, que lo ha designado como el mejor jugador sub-21 del planeta. Por detrás, Dembélé, Mbappé o los españoles Ceballos, Vallejo, Carlos Soler y Oyárzabal. Pero, por encima de todos, en lo más alto de la pirámide, está él. ¿Por qué? Por cinco motivos que, a día de hoy, lo convierten en un diamante en bruto.



1. Polivalencia



Por la izquierda, por la derecha o por el centro. Por donde sea. Asensio, como esos hombres libres que sólo designa el fútbol de salón, es capaz de aparecer por todo el flanco de ataque. Así lo ha demostrado en el Madrid, sustituyendo a Isco, a Bale, a Ronaldo… A cualquiera. El mallorquín tiene la capacidad de adaptarse, cumplir o, directamente, cambiar los partidos. Esa es una de sus virtudes, quizás la menos mediática. Puede que la que menos se destaca, o la que menos ve la gente. Pero es muy importante, sobre todo de cara a su futuro. Si falta alguien, Zidane no tiene duda.



2. Pegada



Asensio no se lo piensa ni titubea. Recibe y mira a puerta. Y luego amaga o intenta hacer otra cosa. Pero, por encima de todo, se fija en la portería e intenta armar la pierna. Tiene instinto asesino y eso ni se compra ni se desarrolla, sino que se lleva en el ADN. Sólo así se explican sus 10 tantos en 38 partidos el curso pasado, uno de ellos en los cuartos de final de la Champions, contra el Bayern, en la vuelta en el Bernabéu; y otro en la final ante la Juventus. Porque sí, marca goles, y lo hace en los grandes partidos, en momentos decisivos, cuando su equipo los necesita. ¿La prueba? Esta misma temporada, en la Supercopa de España anotó en la ida y en la vuelta contra el Barcelona.

3. Desborde



Los entrenadores tienden a poner el acento en los jugadores que marcan diferencias, esos que aparecen sin que se les espere y cambian los partidos. Pues bien, Asensio es uno de ellos. El curso pasado, entrando desde el banquillo, consiguió armarla –en el buen sentido de la palabra–en múltiples ocasiones. Y, en muchas de ellas, asistiendo –hasta en cuatro partidos– para que sus compañeros culminen. Unas veces, es capaz de desbordar en la banda, casi como si fuera extremo, apurando la línea de cal o metiéndose por el centro. En otras, simplemente, en la posición de la mediaputa, alza la cabeza y arranca rápidamente. O para y sale. O espera, pasa y tira el desmarque. O arrastra a la defensa para dejar espacio a Ronaldo o Benzema. Lo que sea. Siempre, en cualquier caso, sus acciones tienen una incidencia en el juego.



4. Talento



Mbappé, Dembélé, Ceballos… muchos de los jugadores que ha metido L’Equipe en la lista de los mejores del mundo tienen calidad para dar y regalar. Sin embargo, Asensio, a día de hoy, les supera a todos. Ya no sólo en lo técnico, donde destaca sobremanera, sino también en otros aspectos. Sus arrancadas, sus parones repentinos, su forma de detenerse y luego dejar tirado al defensa. Todo eso lo consagra como un jugador total, un todocampista que defiende, ataca y se sacrifica por el equipo. Hace lo que sea necesario para aportar. Y, sobre todo, nunca se esconde.



5. Madurez e inteligencia



Asensio creció en el Mallorca, pero maduró en el Espanyol. Allí se hizo hombre y volvió al Madrid para seguir progresando en lo futbolístico y en lo personal. Y así ha sido. La joven perla del Madrid, inteligente como pocos, ha dejado que Zidane haga de él un hombre. Sigue los consejos del francés, le pide ayuda, habla con él sobre cómo actuar en determinadas situaciones y, sobre todo, aprende. Tiene ambición, quiere más y no le importa el cuándo, sino el cómo. Sin quejarse, asumiendo su rol de suplente el curso pasado y ganándose un puesto en el inicio de esta campaña. Así se ha convertido en el mejor del mundo sub-21 y, probablemente, esto no sea nada más que el principio. Inmejorable noticia para el Real Madrid y para España, donde ya se ha convertido en un fijo en las convocatorias de Lopetegui.

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