En una frontera no estás ni en un lado ni en el otro: estás en la frontera. Todo es ambiguo. Los dirigentes lo aprovechan para manejar el desencanto de la población, eso lo saben muy bien en Tijuana, y a eso le temen ahora más que nunca. Los Xolos, el equipo que lidera el campeonato mexicano, juega al fútbol en el candente punto fronterizo con Estados Unidos. Allí conocen desde hace más de dos décadas el famoso muro que quiere extender Trump para protegerse de la inmigración del sur.

La principal necesidad de los que cruzan la frontera entre Tijuana y San Diego (EEUU) cada día, ya sea con documentación oficial o sin ella, es la misma: el hambre. Ya era la misma en los años 30, 40 y 50 del pasado siglo. Juan Rulfo, héroe de la literatura mexicana, lo reflejaba en 1953 en “El llano en llamas”. En esa colección de cuentos estaba incluido “Paso del Norte”. Un hijo, ganadero a la fuerza, anunciaba a su padre que emprendía la aventura de intentar cruzar la frontera. Su padre, desengañado, le preguntaba qué demonios iba a hacer él al otro lado: “Pues a ganar dinero. Ya ve usted, el Carmelo volvió rico, trajo hasta un gramófono y cobra la música a cinco centavos".

60 años después las idas y venidas se repiten, con contrato, sin contrato, con documentación y sin ella, con todo tipo de mercancías y con mayor o menor suerte. A principio de los 90 se levantó un tramo de valla, que luego ha pasado a ser doble, triple, de máxima seguridad, casi infranqueable. Entre los que cruzan, también encontramos casos de éxito: jugadores de fútbol. Hay futbolistas de los Xolos de Tijuana que cruzan el puesto fronterizo para entrenar en México, a la misma hora que miles de mexicanos lo atraviesan para comenzar un nuevo día laboral en Estados Unidos. Son más de 30 millones de pasos registrados cada año.

La relación entre Tijuana y San Diego es el clásico amor-odio fronterizo. Por las más diversas razones, se necesitan. Nada es verdad ni nada es mentira junto a la frontera. Nadie dice nada en voz alta que le pueda meter en problemas. Por eso, las palabras surgen muy medidas desde la sede de los Xolos, ahora que Donald Trump ha llegado a la presidencia de los Estados Unidos con sus promesas de deportaciones masivas, cierre definitivo de fronteras y levantamiento total del muro a lo largo de toda la frontera con México. “Sí, hay nerviosismo. Es evidente. Desde ayer por la noche se notaba la tensión. Y hoy ya se podía ver en las caras de todos nosotros en las oficinas”, declararon fuentes del club a este periódico menos de 24 horas después de la victoria del magnate.

FÚTBOL A AMBOS LADOS DE LA FRONTERA

La mayoría de las veces que se habla de la oportunidad de crear una macrorregión San Diego-Tijuana, el discurso viste el proyecto de números, análisis financieros y gráficos mostrando rendimientos, tasas de retorno y producto interior bruto. Muy pocas veces se habla de lo humano. “En lo deportivo no se notará mucho, afectará más en el ámbito social. Todo es incertidumbre ahora mismo con Trump. Tenemos jugadores que viven al otro lado de la frontera. Michael Orozco incluso está ahora mismo con la selección estadounidense”, recuerdan desde el cuartel general de los Xolos. No sólo Orozco nació y vive al otro lado de la frontera; también jugadores como Alejandro Guido, Paul Arriola y John Requejo pertenecen al otro lado. Al lado fuerte de esta ecuación sin solución.

Se estima, además, que un tercio de los aficionados de los Xolos de Tijuana proviene de San Diego, al otro lado del muro. Muchos de ellos, curiosamente en una de esas ironías que sólo puede regalar el deporte, cruzan la frontera en sentido inverso –hacia el lado más humilde en este caso– para animar desde la grada del Estadio Caliente cada 15 días. En 2015, en un gesto conciliador de vital importancia –nadie sabe en qué posición quedarán estos gestos en la era Trump–, el alcalde de San Diego, Kevin Faulconer (Partido Republicano) recibió a los jugadores del equipo. “Tenemos algunos servicios en San Diego que son como los servicios de Tijuana: seguridad pública, transporte y asuntos ambientales. También tenemos una gran legión deportiva que apoya a los diferentes equipos. No nos sorprende el apoyo a los Xolos. Eso es unión de verdad".

Muro San Diego-Tijuana. Univisión

No sólo ha habido esos gestos de unión, existen muchos más ejemplos. Desde la actividad social del club, muy ligado a la población de ambos lados de la frontera, se ha desarrollado un programa contra el acoso escolar. El mes pasado, en St. John´s School (Chula Vista, California, EEUU), los encargados de divulgar el mensaje de prevención y concienciación fueron precisamente dos de los estadounidenses del equipo: Arriola y Guido. Más de 200 alumnos estaban presentes en la charla. Todos ellos fueron invitados a presenciar en el campo el siguiente partido que iban a disputar, ante el Atlas de Guadalajara.

Los dos ayuntamientos están en sintonía. Eso favorece la normalización de las relaciones. En el equipo lo agradecen. A cambio de entrenar algún día en Estados Unidos para acercarse a su afición del otro lado, podrían sacar buena ventaja. “Pensamos que con el apoyo de la ciudad de San Diego en el futuro vamos a tener una base más fuerte para desarrollar nuestros jugadores”, reconocía en la recepción institucional el director deportivo de Xolos, Roberto Cornejo.

En Tijuana, mientras los políticos deciden el futuro de la población y esperan noticias del nuevo presidente electo en el país vecino, la economía va en ascenso al mismo ritmo que el número de personas sin rumbo. “De los ranchos bajaba la gente a los pueblos”, escribía Rulfo en “Paso del Norte”; “La gente de los pueblos se iba a las ciudades. En las ciudades, la gente se perdía, se disolvía entre la gente". En un canal junto a la frontera se esconden centenares y centenares de deportados que no tienen adónde ir, o que están enganchados a la droga. A todos les ha expulsado Estados Unidos. Algunos son de localidades cercanas, otros provienen de lejanos rincones de México, y también los hay extranjeros, centroamericanos sobre todo.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA PERO UN POLÉMICO PROPIETARIO

El Club Tijuana Xoloitzcuintles de Caliente sólo tiene una década de existencia, pero su responsabilidad social es algo que ha llamado la atención desde el minuto cero. Se esfuerzan en que los abrazos de gol lleguen también a ese sector poblacional marginado. Como el animal que les inspira, la raza de perros Xoloitzcuintle, de origen azteca y milenario, la institución es fiel, leal, inteligente y resistente. Hace unas semanas, capitaneados por su entrenador –el exseleccionador nacional Miguel 'Piojo' Herrera–, recaudaron 30.000 kilos de alimento para los vecinos en situación más vulnerable. “Agradecemos a la afición su entrega y su determinación por venir a apoyar al equipo. Es una buena medida del club para regresarle a la afición lo que nos da”, declaró públicamente el técnico.

Esa afición es la que les está llevando en volandas en este Torneo Apertura 2016, el cual lideran a falta de una jornada para definir el playoff, por delante de clubes más potentes como Pachuca, Tigres, Atlas, América o Pumas. El colombiano Dayro Moreno es su jugador más en forma. Es máximo goleador del campeonato con 10 tantos –empatado con Mauro Boselli, de León, y Raúl Ruidíaz, de Morelia–. También les guió esa ardiente afición en el único título que han levantado en su corta vida, justo después del ascenso: el Torneo Apertura 2012. Aquella plantilla estaba liderada por el internacional ecuatoriano Fidel Martínez –ahora en Pumas– y el internacional paraguayo Pablo Aguilar –ahora en el América–.

El exseleccionador de México, Miguel Herrera.

Como nada es verdad ni nada es mentira junto a la frontera, tampoco es oro todo lo que reluce. El club ayuda, sí, mediante estos programas de Responsabilidad Social Corporativa. Se trata de una estudiada –inteligente, resistente, como los perros aztecas– responsabilidad social de un negocio, que es el que domina la familia Hank: saga de políticos y poderosos empresarios de la Baja California. El fundador de los Xolos, Jorge Hank Rhon, es el miembro más polémico del árbol genealógico. Fue alcalde de Tijuana entre 2004 y 2007, está permanentemente en el ojo del huracán mediático y judicial, y ahora ha dejado el club en manos de su hijo, Jorge Alberto Hank Inzunsa, que lo preside desde el control absoluto del entramado accionarial.

Las Aguas Termales descubiertas en la zona hace un par de siglos catapultaron la región a todos los niveles. Allí se instalaron infraestructuras dedicadas al relax, al ocio y al entretenimiento, que hacían las delicias de los estadounidenses en la época de la Ley Seca. El Casino de Aguas Calientes formaba parte de la ruta habitual de las estrellas de Hollywood, por ejemplo. A día de hoy, este negocio de los casinos –con toda la oscuridad que suele rodear a este mundo– es una de las patas de la multimillonaria libreta bancaria de los Hank. Un negocio por el cual muchas miles de personas también cruzan la valla cada día y cada noche. Así que nadie dice nada en voz alta que le pueda meter en problemas.

Pasan años, lustros, décadas y damos la vuelta a los siglos y en muchos rincones del planeta estas fronteras siguen siendo cementerios, de una forma u otra. En Tijuana lo saben muy bien. Mientras los futbolistas, afortunados como pocos, cruzan para entrenar, o la cruzan los aficionados estadounidenses para ir al estadio, o la cruzan los clientes de los casinos, a pocos metros alguien se juega la vida. Eso también lo sabía Rulfo. “–Padre, nos mataron”. “–¿A quiénes?” –“A nosotros. Al pasar el río. Nos zumbaron las balas hasta que nos mataron a todos”.

Noticias relacionadas