El Atlético, antes de la final de la Europa League, sobre el cielo de Lyon, contempla una certeza (levantar el título le salva la temporada), pero también muchos miedos. ¿Y si cae ante el Marsella? ¿Y si pierde su tercera final consecutiva? ¿Y si Torres se va sin ningún título como rojiblanco? ¿Y si Griezmann dice adiós tras la decepción? Las dudas existen y, sobre todo, en muchos casos, atemorizan. No lo deberían hacer en el caso rojiblanco. Pero puede ocurrir. A veces, el bloqueo mental o los temblores de piernas se manifiestan en estas finales. Y a eso es a lo que tiene que hacer frente Simeone, que sabe que la palabra fracaso –en el caso de caer– emergería de entre las catacumbas de una temporada que –si el partido transcurre conforme a lo establecido– debería acabar sin sobresaltos, con los brazos en alto y una copa más en el museo del club.



El escenario idílico pasa por ganar la Europa League y vivir una última jornada de Liga en el Metropolitano entre vítores, alabanzas y despedidas. Con una copa europea más, Torres diciendo adiós como titular contra el Eibar –y quién sabe si tras marcar un gol en la final contra el Marsella– y la afición pidiéndole a Griezmann que se quede. La otra posibilidad es que los colchoneros caigan, que el curso termine con un varapalo y el último día del ‘Niño’ con la camiseta rojiblanca sea amargo. Eso y la ratificación de la venta del ‘Principito’ al Barcelona.



Esos dos panoramas existen. Simeone lo sabe. Tiene los dos posibles escenarios en la cabeza. Los ha visualizado y lo que tratará de hacer en estas últimas horas es trabajar para evitarlos. Sobre todo, tras perder dos finales consecutivas de la Champions League frente al Real Madrid. “Lo que necesitamos es ganar. Llevamos mucho tiempo compitiendo, pero este equipo necesita ganar para que los jugadores quieran venir y los que están se quieran quedar”, reconocía Gabi hace una semana en el media day del club. Ese es el objetivo. Ahora, se trata de cumplirlo. ¿Fácil? No del todo.

Griezmann y Koke, durante el entrenamiento previo a la final. Reuters



El Atlético tiene, sobre todo, una cosa a favor: la experiencia. “Pero aunque esto es importante, no influye”, repetía Simeone. Uno puede haber disputado todas las finales del mundo, pero las tiene que ganar. Y, al otro lado, tendrá a un gigante dormido, a un equipo que fue campeón de la Champions en el 93 y que desde entonces no ha vuelto a reinar en Europa. Un club que se parece en muchas cosas al Atlético: ha fichado bien, su estilo de juego se asemeja y los resultados acompañan. Mezcla veteranía con juventud y, además, compite, como demostró en la vuelta de semifinales contra el Leipzig clasificándose en la prórroga con un gol de Rolando.



Pero el Atlético no sólo se tendrá que enfrentar a eso, sino también a su favoritismo. “Nosotros no tenemos nada que perder”, aventuraban desde el Olympique en los días previos. Ellos han cumplido su objetivo: estar en la final. Es decir, la patata caliente es para el Atlético, subcampeón de la Champions y equipo ‘rico’. “Lo importante es que llevemos el partido donde mejor nos venga”, comentaba el técnico argentino.



Pero para eso, tendrán que controlar el ataque francés, uno de los más peligrosos de Europa. Con Payet como maestro de ceremonias –es el jugador más en forma del Olympique–, la perla Thauvin y la promesa argentina Lucas Ocampos. Con ellos y, presumiblemente, Mitroglu, el equipo de Rudi García tratará de luchar contra el favoritismo de Simeone con un estilo similar. “Son muy verticales y se parecen a nosotros. Tenemos que competir contra eso”, confesaba el técnico argentino.



“Nosotros lo que tenemos es el bloque”, reconocía Godín en la previa. Y esa será el arma de Simeone, que no podrá estar en el banquillo –sigue sancionado por su expulsión contra el Arsenal–, pero que tendrá a todos sus jugadores a disposición. “Es la primera vez que nos pasa desde diciembre”. Entre ellos, Vitolo, que se ha recuperado contra todo pronóstico. Así, el argentino buscará evitar que la palabra fracaso emerja para quedarse. Más allá de levantar la Europa League o de la despedida de Torres... ese es el objetivo. 

El Atlético de Madrid se entrena en el estadio del Olympique de Lyon.

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