El Atlético se clasificó para semifinales. Es decir, consiguió su objetivo. Pero, por primera vez en esta Europa League, lo pasó mal. Muy mal. Vio cómo perdía a dos hombres por lesión (Lucas y Diego Costa), cómo el Sporting se adelantaba en el primer tiempo y se quedaba a un gol de forzar la prórroga, cómo Oblak tenía que salvarlo con varias paradas providenciales y cómo Griezmann fallaba dos ocasiones claras delante de Rui Patricio a 10 minutos del final. Tuvo que ver todo eso, sentir cómo el corazón aceleraba pulsaciones y las uñas pedían tranquilidad. Pero finalmente cumplió con el objetivo preestablecido: los colchoneros estarán entre los cuatro mejores y eso es lo que importa [narración y estadísticas: 1-0]. 

Y eso que el Atlético llegaba avisado a Lisboa. Había visto cómo la Roma, contra todo pronóstico, firmaba una remontada histórica frente al Barcelona. Y había visto también cómo la Juventus estuvo a punto de hacer lo propio en el Bernabéu. “¡Cuidado, chicos!”, advirtió Simeone en la previa. Sin embargo, su equipo cometió los mismos errores que culés y madridistas. Saltó al césped y se vio sobrepasado por el Sporting. No disparó a puerta en toda la primera mitad y tuvo que dar gracias por no recibir mayor castigo. Porque lo cierto es que los portugueses estuvieron a punto de irse con tres goles de ventaja. Sólo marcaron uno. ¡Y menos mal!

La noche parecía torcida. Todo, de repente, salía mal. Lucas se tenía que retirar en el descanso por lesión, Costa hacía lo propio nada más comenzar el segundo periodo tras romperse en una carrera y el Atlético, a 40 minutos del final, ya había hecho los tres cambios. Pero eso era lo de menos. Porque lo de más es que fue incapaz de crear ocasiones claras. Aunque, al final, lo intentó. Lo hizo Torres, que sustituyó a Diego, con una cabalgada que acabó mandando a córner la defensa lusa y con un remate de cabeza que se fue alto.

Los jugadores del Atlético de Madrid celebran la clasificación para semifinales. Reuters

Pero, eso sí, tuvo que ver cómo Oblak lo salvaba hasta en tres ocasiones a su equipo. Un cabezazo de Montero que sacó con una estirada portentosa, otro disparo de Bryan Ruiz que iba directo a la escuadra y una última oportunidad de Montero. Todas las atrapó o las despejó el esloveno. Y, claro, el Atlético tuvo que espabilar. No le quedaba otra.

 

A partir de ahí, creció. Cambió la cara. Tocó más y mejor, con más criterio. Y, a 10 minutos del final, Griezmann tuvo en sus botas dos ocasiones de oro. Se plantó dos veces delante de Rui Patricio, pero falló en las dos ocasiones. Nervios, sufrimiento y poco tiempo. Godín, de repente, tirado en el suelo por una entrada de Montero y el peligro de quedarse con 10. Finalmente, aguantó. Con el corazón en la boca, pidiendo que el árbitro pitara el final y corroborando una certeza que los aficionados nunca se quisieron creer: ganar la Europa League cuesta. Y mucho. Lo comprobó hoy el equipo de Simeone, que estará entre los cuatro mejores. O lo que es lo mismo, en el bombo de este viernes. Pero, eso sí, qué manera de sufrir. 

Reacciones al partido Sporting de Portugal - Atlético de Madrid

Marsella, Salzburgo y Arsenal lo acompañan

El Atlético de Madrid se encontrará en el bombo de semifinales de este viernes con Olympique de Marsella, Salzburgo y Arsenal. El conjunto francés volverá a disputar 14 años después unas semifinales de Europa League tras golear al Leipzig (5-2) con tantos de Ilsanker en propia puerta, Sarr, Thauvin, Payet y Sakai. Este es, sin duda y a juzgar por su trayectoria, el rival más complicado que estará en el bombo.



El Salzburgo, en cambio, es el más fácil y el de menor entidad. Al menos, de primeras, porque se clasificó tras marcarle tres goles en cuatro minutos a la Lazio (4-1). El otro será el Arsenal, que es el equipo con más nombre, pero también el más irregular. Así se deduce de su temporada en la Premier League –no está en puestos Champions–, de su actuación en dicha competición y de su eliminatoria contra el CSKA, donde ha conseguido la clasificación sufriendo (3-6 en el total)..

Los jugadores del Olympique de Marsella celebran la clasificación. Reuters

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