El Ministerio del Interior croata y el sindicato de la Policía han advertido que ultras croatas planean provocar desórdenes en el partido Croacia-España, con el empleo de bengalas y petardos, el despliegue de símbolos prohibidos e incluso una agresión al arbitro.





En un comunicado que difundió en internet, el Ministerio del Interior confirma que dispone de informaciones de que los hinchas violentos planean crear desórdenes con el objetivo de que se suspenda el partido.





Según el comunicado, los desórdenes se causarían con el empleo de material pirotécnico, la entrada de hinchas al terreno de juego o la exhibición de símbolos prohibidos, sobre los que no se hacen precisiones pero que pueden ser nazis o fascistas.





El Ministerio del Interior afirma haber informado con detalle a la policía francesa sobre estos planes.





Por otro lado, el sindicato de la Policía croata ha señalado que los ultras planean atacar al árbitro del encuentro después del minuto 30 de partido.





"Los hinchas violentos tratarán de atacar al árbitro principal después del minuto 30", asegura el sindicato en una carta dirigida a la presidenta croata, Kolinda Grabar-Kitarovic, y el primer ministro saliente, Tihomir Oreskovic, y que publican medios locales.





Según el sindicato, se trata de los mismos extremistas que provocaron los incidentes el viernes en Saint-Etienne en el partido entre Croacia y República Checa y que supusieron una multa a la federación croata.





El sindicato afirma haber informado de ello a la policía croata, y ésta a la policía francesa, pero acusa a ambas de falta de seriedad.





Asegura así que la policía francesa detuvo y luego puso en libertad al ultra que en el partido contra República Checa encendió y tiró una bengala al césped, a pesar de que el Renault Twingo con matrícula de Sibenik (Croacia) que conducía estaba lleno de bengalas y petardos, que la policía confiscó.





El Comité de Disciplina de la UEFA multó este lunes con 100.000 euros a Croacia por los incidentes causados en el partido contra la República Checa, al tiempo que condicionará la venta de entradas a sus aficionados radicales a que no haya nuevos altercados.





La sanción se debe al lanzamiento de bengalas y otro material al campo en Saint-Etienne, como un petardo que aturdió a uno de los responsables de seguridad, a las peleas entre los ultras croatas y su comportamiento racista.

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