El Atlético necesitaba un milagro, un embrujo del destino, un sortilegio del porvenir. Una victoria en Stamford Bridge y la machada del Qarabag. Dos variables, un imposible y una suerte. O varias a la vez. Pero no, no ocurrió. Empató el equipo de Simeone, dio la talla en Stamford Bridge y se reconoció como uno de los grandes del continente. Incluso estuvo a punto de ganar (se adelantó con un tanto de Saúl). Pero, claro, en Roma, en el Olímpico, los italianos también cumplieron su papel. Cantaron victoria y firmaron el pase a octavos como primeros de grupo. En segunda posición pasará el conjunto de Conte. Los colchoneros, sin embargo, irremediablemente, irán a parar a Europa League. No les queda otra después de lo ocurrido en la última jornada de la Champions [narración y estadística: 1-1].

El fútbol quiso ser justo. A veces, por lo que sea, no lo es. Pero esta vez, simplemente, cumplió con su papel, con el guión preestablecido. Castigó los dos resbalones del Atlético frente al Qarabag (empató tanto en Bakú como en el Wanda) y lo dejó fuera de octavos. Poco le importó al deporte rey que el conjunto rojiblanco, en aquella primera jornada, mandara el balón al palo en los últimos minutos en el Olímpico. O que fuera mejor y ganara en el Metropolitano frente a la Roma (2-0). O que durante un tiempo conquistara Stamford Bridge (Saúl adelantó a los colchoneros en la segunda mitad antes del empate definitivo). Todo eso le dio igual a la pelota. Aquellas caídas en el camino penaron el designio del destino final en la última jornada de la fase de grupos de la Champions.

El caso es que el Atlético creyó durante un buen rato. El Qarabag aguantó hasta la segunda mitad. Se encerró en su campo, resistió ante las acometidas de la Roma y se fue al descanso dándole esperanzas a los de Simeone. Sin embargo, esa defensa numantina, ese muro, sólo fue capaz de aguantar hasta la segunda mitad, hasta que Perotti anotó el primero del conjunto italiano. Hasta ese momento pervivieron las esperanzas de los rojiblancos, que hicieron su trabajo adelantándose en Stamford Bridge en un córner: Torres la peinó en el primer palo y Saúl anotó en el segundo.

Pero las alegrías, en esta Champions, le han durado poco al Atlético. Y, de nuevo, ahogó sus posibilidades. El Chelsea, que necesitaba una victoria para clasificarse primero, adelantó líneas y anotó el empate. Hazard entró por la banda izquierda, disparó, el balón pegó en Savic y se metió en propia puerta. Y fin de la historia. El resto de lo ocurrido (el fallo de Morata en un mano a mano con Oblak, la ocasión de Correa…). Todo quedará en el baúl de los recuerdos efímeros. Lo que pervivirá será el resultado. O lo que es lo mismo, que la Roma pasa como primera a octavos de final de la Champions, el Chelsea lo hace como segundo y el Atlético irá a parar a la Europa League. Se acabó. Simeone y su Atlético tendrán que seguir esperando para levantar la ‘Orejona’, tendrán que creer en otra cosa. Los milagros se los guardan para la Europa League. 

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