“Falta gol, falta gol, falta gol...”. La cantinela se repite un día y otro. En la mente de los aficionados y en la de Simeone. El equipo juega bien, sí, pero no gana. Marca el primer gol, sí, pero no sentencia. Hace buenos partidos, sí, pero no suma. En definitiva, no consigue arrancar. Pasan las jornadas, va llegando el invierno –poco a poco, sin agobios– y la situación no cambia. Ni en el Wanda Metropolitano ni fuera. Y, claro, llega un momento en el que toca preguntarse por los motivos. O, más bien, por el motivo, en singular. Porque si bien las causas pueden ser grupales (quizás el equipo no crea tanto juego como antaño o no está acertado, en general), la ‘crisis’ anotadora se personifica en un jugador: Antoine Griezmann, el mismo que la temporada pasada terminó con 26 dianas y la anterior con 32.



Otros cursos, él era la llave. En los días lúgubres, en las malas tardes, en las jornadas de atasco, aparecía el francés. Con goles desde la frontal, de cabeza o tras una jugada. De cualquier manera. Griezmann emergía como el héroe, el jugador diferencial y el astro rojiblanco. Entonces, claro, se le comparaba con Cristiano o Messi, con cualquiera. Se podía comer el mundo y, de hecho, lo intentó desde su iniciación como colchonero. En su primera temporada en el Atlético, a estas alturas, llevaba cinco goles y una asistencia; en su segunda, sumaba seis dianas y tres pases de gol; y en su tercera, siete tantos y cinco asistencias. Ahora, todo eso ha cambiado. 



En este arranque de campaña, sin embargo, tan solo ha hecho tres goles y dos asistencias. Corre, pelea, lucha, ayuda y lo intenta, pero no marca. Cuando su equipo lo necesita, como contra el Qarabag (o el Valencia, o el Villarreal, o la Roma…) no aparece. Sus tiros no encuentran puerta, sus desmarques no culminan con el balón entre las mallas y sus regates reciben bofetadas de realidad exentas de celebración. Y sí, eso no quiere decir que no haya cuajado buenos partidos –que los ha hecho–, sino que está alejado de su mejor versión.

Griezmann se lamenta tras una ocasión fallada. Reuters



¿Y por cuánto tiempo lo estará? Eso es lo que se preguntan los atléticos, que saben que marcó el gol inaugural del Metropolitano, el único contra el Chelsea y el segundo ante el Sevilla. Eso lo tienen en su cabeza y lo han disfrutado, pero quieren más y, sobre todo, lo necesitan. El Atlético se juega su futuro en Champions este martes (20:45 horas) ante el Qarabag en la primera final de la temporada. Si los rojiblancos ganan, podrán seguir soñando con estar en octavos de Champions; si empatan o pierden, tendrán que esperar resultados ajenos.



En cualquiera de los casos, el partido ante el conjunto azerbaiyano es la primera final, pero no la última. Después, los rojiblancos tendrán que intentar sumar contra Chelsea y Roma para evitar los sustos. Cualquier traspiés de aquí a que termine la primera fase de la Champions League puede acabar con los colchoneros en Europa League. Ya no queda otra. El equipo de Simeone ha agotado las caídas que le quedaban para acabar en el suelo en sus tres primeros partidos: empató en el Olímpico (0-0), perdió ante los 'blues' (1-2) y quedó en tablas en Bakú (0-0). Es decir, de aquí en adelante sólo tiene una alternativa: ganar o ganar.



A estos problemas, se le suman los de la Liga. El Atlético, cuarto, está a ocho puntos del Barcelona cuando tan solo se han disputado 10 partidos de Liga. Y, sobre todo, tiene al Sevilla, quinto, a un punto; y a Villarreal y Leganés, sexto y séptimo respectivamente, a tres. Por tanto, no se puede permitir más pinchazos después de empatar contra el ‘submarino’ amarillo el pasado fin de semana (1-1). Un tropiezo que, sin embargo, dejó entrever algunos brotes verdes: los rojiblancos recuperaron la intensidad, la presión alta y, a ratos, el buen juego.



Pero para salir de esa situación el Atlético necesita a Griezmann. Sin sus goles (y a la espera de que Diego Costa se incorpore en enero), el equipo de Simeone necesita que aparezca su ‘Messi’. Máxime cuando Koke, con un edema muscular, y Carrasco, con molestias en la rodilla, siguen de baja hasta nueva orden. Ante la ausencia de estos dos, y con Correa como máximo artillero del equipo (lleva cuatro), los colchoneros se jugarán su futuro en Europa en una final. Sí, aunque todavía no haya llegado noviembre ni haya empezado a hacer frío. Da igual. Al Atlético no le queda otra que recuperar el gol y las victorias. Es su único camino posible. 

Griezmann se lamenta tras fallar una ocasión ante el Qarabag. Reuters

Noticias relacionadas