Enrique 'Quique' De Lucas cambió el césped por los despachos. Tras jugar en el Celta de Vigo, el Chelsea y el París Saint-Germain, entre otros, se convirtió en representante de futbolistas y, más importante aún, en un inversor sofisticado que aplica la filosofía de Warren Buffett a sus decisiones financieras.
Todo comenzó con un libro de Alan Greenspan que llegó a sus manos en 2002, cuando aún jugaba profesionalmente. Desde entonces, no ha dejado de estudiar economía.
La lección más dura llegó cuando explotó la burbuja de las puntocom. "Diría incluso que la experiencia me salió barata", recordó hace tiempo en el podcast La Bolsa de Deporte de MAPFRE, donde relató cómo perdió la mitad de su inversión en empresas tecnológicas cuando no sabía "realmente el funcionamiento del mercado".
Esa caída le enseñó lo fundamental: conocer en profundidad lo que compras es la base del value investing.
Hoy, De Lucas lidera Lead3rs, una agencia de representación 'boutique' que trata a los futbolistas como "startups". Aplica exactamente la misma lógica que usa para invertir en bolsa: encontrar valor donde otros no lo ven.
Quique de Lucas
"Se puede crear valor adquiriendo jugadores 'underperformed' con un contrato barato que no ha tenido un buen rendimiento durante un tiempo concreto, pero posteriormente acaban explotando", explica.
Su portafolio está "bastante bien diversificado". Aunque es frugal en sus explicaciones-en una ocasión se pidió un bocadillo de lechuga en lugar de cenar tarde-, sí revela que tiene "bastante liquidez esperando ese momento para poder entrar en el mercado".
No entra en detalles exactos de sus ganancias, pero deja claro que ha apostado principalmente por empresas con baja deuda, buen management y fuerte generación de caja. Ha tocado bastante más tecnología últimamente, aunque aclara: "La generación de caja es importante".
Lo que lo hace particularmente admirado es su viaje a Omaha, Nebraska, en el 50 aniversario de Berkshire Hathaway. Allí vio en persona a Warren Buffett y Charlie Munger, sus ídolos de inversión. "Fue un sueño hecho realidad", afirmaba.
Esa reverencia por el value investing la ha mantenido durante dos décadas, incluso cuando el mercado burbujea. En la actual coyuntura geopolítica con aranceles y guerras comerciales, se muestra tranquilo porque sus empresas son sólidas.
Compara la inversión con el fútbol de alta competición: ambos requieren tomar decisiones bajo presión, buscar oportunidades donde otros no las ven, y tener la resiliencia para rehacerse cuando algo sale mal. Además de inversor, es especialista en radiología médica y dietética -formación que ha compartido con sus futbolistas-.
La combinación de rigor técnico y humildad intelectual define su perfil: tras perder la mitad de su dinero hace dos décadas, aprendió que el verdadero éxito no es no equivocarse, sino equivocarse bien, siempre y cuando entiendas por qué lo hiciste.
