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La Copa África vuelve a poner en jaque a las ligas europeas. Con Marruecos como sede y 24 selecciones compitiendo por el trono continental, el torneo se ha convertido en una auténtica pesadilla para muchos clubes del Viejo Continente.

En total, 135 futbolistas procedentes de las cinco grandes ligas europeas (Premier League, LaLiga, Serie A, Bundesliga y Ligue 1) dejarán sus equipos durante casi un mes para defender los colores de sus países.

Solo cinco de las 24 selecciones presentes en Marruecos no cuentan en sus convocatorias con ningún jugador de las grandes ligas (Comoras, Uganda, Tanzania, Botsuana y Sudán): un reflejo claro del salto cualitativo del fútbol africano en la última década.

Lo que antes era una competición con mayoría de jugadores de ligas locales o secundarias, hoy es un escaparate de estrellas consolidadas que brillan en los equipos más potentes de Europa.

El 25% de los jugadores que participan en esta Copa África pertenecen a clubes de las cinco grandes ligas, una cifra que ilustra la globalización -y a la vez la dependencia- del talento africano.

Francia cede; Inglaterra sufre

En términos absolutos, la Ligue 1 es la competición que más jugadores aporta al torneo, con 49 convocados.

No es ninguna sorpresa puesto que Francia mantiene lazos históricos, culturales y futbolísticos con buena parte del continente africano, y muchos futbolistas de doble nacionalidad optan por representar a las selecciones de sus padres.

Equipos como el Rennes, el Nantes o el Marsella tendrán que recomponer sus plantillas en enero, en plena lucha por posiciones europeas.

Los jugadores del Olympique de Marsella celebran un gol en Champions. Europa Press

Sin embargo, la Premier League inglesa es la gran damnificada. Aunque 'solo' libera a 32 jugadores, el calendario del fútbol británico convierte cada ausencia en una herida profunda.

Entre el Boxing Day, el maratón de partidos navideños y la FA Cup, un jugador africano podría perderse hasta siete encuentros con su club. El caso más extremo es el del Sunderland, que verá partir a sIETE de sus futbolistas justo cuando pelea por mantenerse en la Championship.

El problema ha llegado incluso a Old Trafford, donde el Manchester United ha enviado una queja formal a la FIFA.

Los 'red devils' argumentan que el solapamiento entre el calendario europeo y la Copa África distorsiona la competición doméstica y penaliza a los equipos con más presencia africana. Aunque la federación internacional mantiene su respaldo al torneo continental, el debate vuelve a abrirse.

En España, el impacto es mucho menor. LaLiga solo pierde a 16 jugadores, una cifra modesta si se compara con las otras grandes competiciones. El Real Betis, eso sí, es el club más afectado.

El conjunto de Manuel Pellegrini verá marcharse a Abde, Amrabat y Bakambú, tres piezas clave que podrían perderse partidos importantes en Liga y Copa del Rey. Detrás aparece el Rayo Vallecano, con dos jugadores convocados, mientras que el resto de plantillas apenas notarán el impacto.

Un escaparate mundial

La menor presencia africana en LaLiga tiene varias explicaciones. Por un lado, el mercado español no explora tanto el talento africano joven como ocurre en Francia o Inglaterra.

Por otro, el estilo de juego y la estructura salarial limitan, en ocasiones, la llegada de perfiles físicos o explosivos que sí encajan mejor en otras ligas. Aun así, la progresiva apertura del fútbol español a otros mercados podría revertir esa tendencia en los próximos años.

Los futbolistas de Marruecos celebran un gol. REUTERS

Más allá de las quejas de los clubes, esta situación subraya el notable crecimiento del fútbol africano. El nivel medio de las selecciones nacionales ha mejorado, al igual que el prestigio de sus jugadores. El Mundial de 2022, en el que Marruecos alcanzó las semifinales, marcó un punto de inflexión. 

En Marruecos 2025 convivirán veteranos contrastados como Mohamed Salah o Riyad Mahrez con jóvenes promesas del calibre de El Bilal Touré, Ousmane Diomande o Lamine Camara.

Su participación en las grandes ligas europeas no solo da prestigio a la Copa África, sino que también plantea dilemas logísticos y económicos a los clubes que se benefician de ellos durante el resto del año.

El problema del calendario

El fondo del problema, sin embargo, sigue siendo el mismo: el calendario. Disputar la Copa África en a finales de diciembre y en enero, en plena temporada europea, provoca fricciones inevitables.

La Confederación Africana de Fútbol (CAF) ha intentado en varias ocasiones mover el torneo al verano boreal, pero las altas temperaturas en buena parte del continente y los compromisos de retransmisión lo hacen inviable en muchos países anfitriones.

Los clubes europeos reclaman una solución estructural, pero la CAF defiende que África no puede adaptar su calendario a Europa "a costa de su identidad y condiciones climáticas".

De izq. a der: Achraf, Abde y Yusi, en la fila de arriba; Brahim, Ilias y Sannadi, abajo

Mientras tanto, los entrenadores buscan fórmulas para cubrir las ausencias: rotaciones más agresivas, fichajes de invierno o apuestas por canteranos que encuentran su oportunidad gracias a la Copa África.

Para las grandes ligas, la Copa África seguirá siendo una sangría temporal; para los jugadores, un deber de orgullo nacional; y para el continente africano, el mayor escaparate de su talento creciente. 

Las grandes ligas volverán a respirar en febrero, cuando todos regresen. Pero durante ese mes, en Marruecos, el balón rodará con un mensaje poderoso: el fútbol africano ya no se explica sin Europa, ni Europa puede entenderse sin África.