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En un abrir y cerrar de ojos el Real Madrid pasó de ir ganando al Manchester City con el gol de Rodrygo a verse por debajo en el marcador justo antes de llegar al descanso.

Nico O'Reilly castigó la fragilidad del conjunto blanco en un saque de esquina: Gvardiol se impuso a Bellingham y Courtois no estuvo acertado al despejar su remate, dejando en el área pequeña un balón muerto que aprovechó el lateral inglés.

Apenas ocho minutos después, Erling Haaland ponía el 1-2 en el electrónico después de haber reclamado un agarrón por parte de Rüdiger dentro del área.

No lo señaló en una primera instancia Clément Turpin, pero cuando el juego se detuvo, desde el VAR le instaron a acudir al monitor para ver la jugada. No necesitó ver muchas repeticiones el colegiado francés para señalar la pena máxima.

El central alemán del Real Madrid no solo provocó el penalti que supuso el gol de la remontada del Manchester City, sino que además su agarrón fue castigado también con la tarjeta amarilla.

No falló Haaland desde los once metros, que engañó por completo a Courtois. El noruego ejecutó el lanzamiento a su lado derecho, con el belga venciéndose al otro costado.