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Ha llegado el gran día. 909 días después -o lo que es lo mismo, dos años y medio-, el fútbol vuelve al Spotify Camp Nou. Ha sido un período de tiempo largo, demasiado para lo que estimaba Joan Laporta y su junta directiva, pero al fin el balón rodará de nuevo en la casa del Barça.

Se acabó jugar en Montjuïc, como también en el Estadi Johan Cruyff. El Camp Nou no se vestirá de gala puesto que las obras aún no están terminadas, pero 45.400 aficionados poblarán las gradas del estadio para ver el encuentro de la jornada 14 ante el Athletic Club.

A las 16.15 hora peninsular se pondrá fin a tantas promesas incumplidas, especulaciones, denuncias, demoras en la obtención de las licencias, todo lo que ha rodeado a las obras del Camp Nou y que no han hecho nada más que evidenciar la gestión de Joan Laporta y de su junta directiva.

Y es que la inauguración oficial del estadio renovado no logra ocultar una serie de problemas que han manchado el proceso: retrasos continuos en el calendario prometido por Joan Laporta, una investigación policial por presunta explotación laboral que ha acumulado casi dos millones de euros en multas y una batalla administrativa con el Ayuntamiento de Barcelona por las licencias de seguridad.

Todo ello, enmarcado en una creciente presión económica que obligaba al club a volver cuanto antes para activar los ingresos de los palcos VIP, la última palanca ejecutada por la actual directiva azulgrana.

La cronología

La hemeroteca deja en mal lugar al equipo que encabeza Joan Laporta. El plan inicial, presentado con optimismo en mayo de 2022, establecía que el regreso al Camp Nou se produciría para la temporada 2024/25, con la mitad del estadio operativa.

La fecha simbólica del 29 de noviembre de 2024 fue marcada como el día del regreso, pero los plazos se fueron dilatando hasta límites insostenibles. Posteriormente se fijó para febrero de 2025, luego para septiembre y tras varios meses de incertidumbre, finalmente se producirá el 22 de noviembre.

Laporta justificó los retrasos técnicos, pero la realidad es que el club ha vivido una sucesión de postergaciones que han frustrado a la afición y generado dudas sobre la gestión del proyecto.

Mientras el club celebraba el éxito del entrenamiento a puertas abiertas del pasado 7 de noviembre, las obras del estadio acumulaban una sombra oscura.

Lamine Yamal, en el entrenamiento de puertas abiertas en el Camp Nou Reuters

Las empresas subcontratadas por la constructora turca Limak han sido objeto de 218 expedientes de inspección desde 2023, acumulando sanciones por valor de 1,87 millones de euros.

La Inspección de Trabajo de la Generalitat ha detectado irregularidades en siete de cada diez casos, mientras la Policía Nacional investiga la posible existencia de un delito de explotación laboral.

Las faltas en materia de seguridad laboral y los impagos de salarios han sido constantes, y las subcontratas han acumulado requerimientos por fraudes fiscales que ahora están bajo la lupa de las autoridades. El secretario de Trabajo de la Generalitat, Paco Ramos, ha adelantado que el expediente se resolverá este mismo mes de noviembre.

La negativa del Ayuntamiento de Barcelona a conceder las licencias de apertura ha sido otro de los escollos principales. En septiembre, el consistorio denegó el permiso para jugar ante la Real Sociedad, argumentando que la obra presentaba deficiencias graves en materia de seguridad y evacuación.

Los técnicos municipales detectaron que no se cumplía la anchura mínima de las salidas, las barandillas no alcanzaban la altura reglamentaria, la señalización era confusa y los vehículos de emergencia no podían circular alrededor de todo el estadio.

El club, por su parte, insistió en que el Camp Nou era "el estadio más seguro de España" y presionó para conseguir la licencia 1A, que permitiría 27.000 espectadores.

Finalmente, tras entregar el Certificado Final de Obra entre el miércoles y jueves pasado, el Barça espera obtener la licencia 1B antes del 15 de noviembre, lo que habilitaría un aforo de 45.000 personas.

Sin embargo, fuentes municipales mantienen que "con la seguridad no se negocia" y que el club debe corregir las deficiencias detectadas antes de cualquier aprobación definitiva.

La última palanca

Detrás de la urgencia por regresar al Camp Nou se esconde una necesidad económica inaplazable. El club activó una financiación de 1.450 millones de euros con Goldman Sachs y sus inversores, y este diciembre deberá abonar los primeros intereses: 44 millones de euros.

Para diciembre de 2026, la cifra se duplicará hasta 94 millones. La vuelta al estadio es crucial para generar ingresos que amortigüen este impacto financiero.

El plan pasa por la explotación de los palcos VIP. Aunque contractualmente debían estar operativos el 1 de enero, el club ha tenido que renegociar los plazos con los inversores. La venta de asientos VIP ha generado ya ingresos por casi 100 millones de euros, destinados directamente a los costes de construcción.

Las zonas VIP del nuevo Camp Nou

No obstante, los precios desorbitados de las entradas -hasta 1.500 euros en el palco presidencial- han generado polémica entre la afición. Mientras los socios tienen un 20% de descuento, el resto de espectadores deben pagar unas cantidades prohibitivas para presenciar el regreso al Spotify Camp Nou.

El Camp Nou reabre con 909 días de retraso respecto al calendario inicial. La inauguración contra el Athletic será un éxito de convocatoria, con más de 45.000 espectadores previstos, pero las sombras del proceso no desaparecen.

La directiva de Laporta ha logrado sortear los obstáculos técnicos y administrativos, pero la factura de las irregularidades laborales y la presión sobre la afición con precios desorbitados serán heridas difíciles de cerrar.

El nuevo estadio, prometido como templo del futuro, ha nacido entre luces de neón y sombras de hormigón que retratan los excesos de una obra faraónica.