El Santiago Bernabéu se vistió de gala este domingo para presenciar un Clásico que, sobre el papel, prometía ser un duelo trepidante entre Real Madrid y Barcelona. Y lo fue, aunque no exactamente por las razones esperadas.
Más allá del 2-1 que colocó a los blancos como líderes en solitario de La Liga con cinco puntos de ventaja, el partido quedó marcado por la tangana final con Lamine Yamal como principal implicado y por un episodio protagonizado por Vinicius Jr. que eclipsó parcialmente la celebración madridista.
Corría el minuto 72 cuando Xabi Alonso tomó la decisión que desataría la tormenta. El entrenador tolosarra decidió sustituir al brasileño por Rodrygo, buscando refrescar el ataque con el marcador todavía apretado. Lo que nadie esperaba era la explosión de ira que vendría a continuación.
Desde el otro extremo del campo, Vinicius comenzó a hacer gestos de incredulidad, llevándose las manos al pecho mientras repetía una y otra vez hacia el banquillo: "¿Yo? ¿Yo? ¡Míster, míster!". Su cara de asombro y enfado era evidente para todo el estadio.
El caminar del brasileño hacia la banda se convirtió en un espectáculo aparte. Con el ceño fruncido y negando con la cabeza, Vinicius no ocultó su descontento. Y fue entonces cuando las cámaras de DAZN captaron lo que se convertiría en la frase del partido, pronunciada con rabia mientras abandonaba el terreno de juego: "¡Siempre yo! ¡Yo me voy del equipo! ¡Me voy, mejor me voy!".
Las palabras del futbolista, acompañadas de gestos de frustración hacia el cielo del Bernabéu, dejaron atónitos a los aficionados presentes y a los millones de espectadores que seguían el encuentro.
Xabi Alonso intentó calmar la situación desde la línea de banda con un escueto "¡Venga, Vini, hostia!", pero su llamada cayó en saco roto. El brasileño pasó de largo sin dirigirle la mirada, ignorando por completo a su entrenador.
Lejos de cumplir con el protocolo habitual de dirigirse al banquillo para apoyar a sus compañeros, Vinicius tomó el camino del túnel de vestuarios, desapareciendo de la vista del público mientras el partido continuaba su curso.
La gravedad del momento no pasó desapercibida para el cuerpo técnico madridista. Luis Llopis, entrenador de porteros del conjunto blanco, abandonó su posición para dirigirse al vestuario y mediar en el conflicto. Su misión era clara: reconducir la situación antes de que el episodio tomara dimensiones mayores.
El enfado de Vinicius en el momento del cambio en El Clásico
La conversación debió de ser lo suficientemente efectiva, porque pocos minutos después, un Vinicius ya más calmado regresaba al banquillo para acompañar a sus compañeros en los minutos finales.
El motivo del enfado
Para entender la magnitud del enfado hay que contextualizar lo que estaba ocurriendo en el campo. Vinicius venía realizando un partido brillante, siendo decisivo en varias acciones ofensivas y participando directamente en el segundo gol madridista.
Había completado cinco de sus seis regates intentados y había dejado en evidencia a Koundé en la jugada que derivó en el tanto de Bellingham. Desde su perspectiva, merecía jugar los noventa minutos, especialmente en un partido de la trascendencia de un Clásico.
Sin embargo, la decisión de Xabi Alonso tenía su lógica táctica. El brasileño no estaba cumpliendo con las tareas defensivas requeridas, algo que ya había provocado gestos de frustración por parte de algunos compañeros, quienes le habían pedido que bajara a defender en varias ocasiones.
Además, esta no era la primera vez en la temporada que Vinicius mostraba su descontento. De los trece partidos disputados, había sido titular en diez, pero solo había completado tres encuentros completos, una estadística que al brasileño le tenía especialmente molesto.
Una vez finalizado el encuentro, Xabi Alonso restó importancia al incidente en rueda de prensa, aunque dejó claro que el tema se trataría internamente: "Todos los entrenadores saben que hay diferentes personalidades dentro de la plantilla. Ahora disfrutaremos y en su momento hablaremos de estas cosas dentro del vestuario, por supuesto", declaró.
Y tangana final
Pero el día de Vinicius no había terminado. Al pitido final, otra bronca estaba esperándole. Dani Carvajal había comenzado a recriminar a Lamine Yamal sus declaraciones previas al partido en la Kings League, donde el joven azulgrana había dicho que el Real Madrid "roba y se queja todo el tiempo".
El lateral español, compañero de Lamine en la Selección, le hacía gestos señalándose la boca, reprochándole que hablaba demasiado.
Vinicius, que durante el partido ya había atacado al barcelonista con comentarios sobre su juego, se unió al enfrentamiento con el mismo gesto de Carvajal. La situación se calentó hasta tal punto que Lamine invitó al brasileño a continuar la discusión en los vestuarios.
Vinicius tuvo que ser sujetado por varios miembros del cuerpo técnico —incluido, otra vez, Llopis— y de seguridad cuando se dirigía hacia el jugador azulgrana, en una escena tan tensa que requirió la intervención de la Policía Nacional para separar a los jugadores de ambos equipos.
La tangana final, precedida por la expulsión de Pedri por doble amarilla, dejó un reguero de consecuencias. Andriy Lunin recibió tarjeta roja directa por salir del banquillo con actitud agresiva, mientras que cinco jugadores más fueron amonestados, incluido el propio Vinicius.
El Real Madrid se llevó una victoria vital que le coloca como líder en solitario de La Liga, pero el episodio de Vinicius dejó un sabor agridulce en el Bernabéu. La relación entre el brasileño y Xabi Alonso, ya tensa desde inicio de temporada, volvió a mostrar sus fisuras en el peor escenario posible.
El fútbol pasó a un segundo plano cuando las emociones desbordaron el terreno de juego, dejando patente que en el vestuario madridista no todo es tan bonito como los tres puntos del marcador.
