Javier Tebas ha defendido en más de una ocasión que el Villarreal - Barcelona en Miami de La Liga era tan legítimo como el encuentro de la NFL que tendrá lugar en noviembre en el Santiago Bernabéu.
El partido de Miami ha vuelto a fracasar, pero el repetido discurso del presidente de la patronal, buscando atacar al club blanco, esconde una realidad incómoda.
El modelo del partido Villarreal - Barcelona en Miami no tenía nada que ver con el de la NFL en el Santiago Bernabéu, Londres, Berlín o cualquiera de las otras sedes que ha visitado este año.
Uno responde a un sistema colectivo, transparente y validado por todos los actores; el otro, a una operación privada, opaca y sostenida por alianzas externas.
El 16 de noviembre de 2025, el estadio Santiago Bernabéu acogerá el primer partido oficial de la NFL en España: Miami Dolphins - Washington Commanders.
Apenas un mes después, el 20 de diciembre, LaLiga pretendía disputar el Villarreal - Barcelona en Miami, dentro de la jornada 17 de la competición nacional.
En ambos casos, se trata de llevar el deporte a nuevos mercados. Pero las semejanzas terminaban ahí.
Mientras la NFL ejecuta una estrategia estructurada desde hace casi dos décadas, LaLiga había optado por un modelo improvisado, opaco, sostenido por un actor externo, para un partido que altera la competición y que genera más preguntas que respuestas.
Vídeo promocional del partido de la NFL en el Santiago Bernabéu
Una comparación imposible
La NFL gestiona sus partidos internacionales como parte de su calendario oficial, dentro de un marco regulado desde que en 2021 se instauró la temporada de 17 partidos.
Cada equipo debe disputar al menos un encuentro fuera de Estados Unidos cada ocho años.
La liga alterna entre conferencias (AFC y NFC) y distribuye los compromisos internacionales sin poner en riesgo la equidad de la competición.
En temporadas impares (como 2025), los equipos de la AFC tienen nueve partidos en casa, lo que significa que ellos son los principales anfitriones de los juegos internacionales. En las pares es el turno de la NFC.
Este noveno partido de local es el que se utiliza como base para los juegos internacionales, permitiendo que los equipos mantengan su equilibrio competitivo sin sacrificar desproporcionadamente partidos en sus mercados locales.
La organización de estos partidos recae por completo en la NFL: venta de entradas, logística, operación del estadio, derechos de TV y patrocinios.
No hay promotores privados ni gestores externos. Los beneficios se reparten a través de un fondo común. En 2024, cada franquicia recibió más de 432,6 millones de dólares en ingresos compartidos.
Por el contrario, el partido entre Villarreal y FC Barcelona en Miami no lo organiza LaLiga, ni tampoco los clubes y el calendario queda alterado al no disputarse el mismo número de partidos en casa que fuera.
El evento lo iba a producir y controlar Relevent Sports Group, una empresa privada con sede en Estados Unidos, propiedad de Stephen Ross, el mismo magnate que también posee los Miami Dolphins y el Hard Rock Stadium, sede del partido.
Ha sido la propia Relevent quien ha cancelado el partido debido a "la incertidumbre generada en España durante las últimas semanas".
La jefa del Gobierno autonómico, Isabel Díaz Ayuso, se reúne con el comisionado de la NFL, Roger Goodell, en Nueva York.
Tebas y la "doble moral"
Desde hace semanas, Javier Tebas denuncia públicamente lo que considera una incoherencia por parte del Real Madrid, que se opuso a que se jugara un partido de LaLiga en Estados Unidos, pero "acoge encantado un encuentro de la NFL en su estadio".
"Luego viene la NFL y estamos encantados, y si jugase la NBA estaríamos todos aún más encantados. Es solo un partido de nuestra competición", afirmó.
Sin embargo, el paralelismo no se sostiene. El partido de la NFL forma parte de una rotación consensuada por las 32 franquicias, bajo control de la liga, con reparto equitativo de beneficios y sin alterar el sistema competitivo.
En cambio, el Villarreal-Barça en Miami era una excepción operada por un promotor externo, sin transparencia económica y sin respaldo generalizado.
Relevent, un nexo clave
Relevent Sports Group era el eje de la operación. No solo iba a organizar el evento, sino que es copropietario de la joint venture "LaLiga North America" desde 2018.
También es dueño del estadio, responsable de la logística, y desde 2027 será el agente global de comercialización de las competiciones de clubes de la UEFA, en un contrato superior a 4.400 millones de euros anuales.
Este contexto ayuda a entender por qué la UEFA, que durante años bloqueó cualquier intento de jugar partidos de liga fuera de sus fronteras, ha dado luz verde -aunque "a regañadientes"- a la disputa del Villarreal-Barcelona en Miami.
"Aunque es lamentable tener que permitir que estos partidos se disputen, esta decisión es excepcional y no debe considerarse un precedente", afirmó Aleksander Ceferin, presidente de UEFA.
Pero la coincidencia entre la autorización del partido y la consolidación del acuerdo con Relevent es demasiado elocuente como para pasarla por alto.
LaLiga delega, la NFL dirige
Mientras la NFL diseña internamente cada paso de su expansión internacional, LaLiga ha delegado toda la operación en una empresa privada.
El modelo NFL es claro:
- La liga cubre todos los costes de viaje.
- Se preservan las rivalidades locales.
- Los ingresos van al fondo común.
- La programación responde a un calendario estructurado.
En el caso de Miami:
- Relevent iba a organizar el evento y a absorber los ingresos.
- El Villarreal afirmaba que no ganaría dinero.
- El Barcelona no sabía cuánto cobraría, pero afirmaba que cubriría las pérdidas por haber jugado en el Johan Cruyff varios partidos esta temporada.
- Los socios del Villarreal iban a recibir compensaciones pagadas por Relevent, no por LaLiga.
- Incluso los ingresos proyectados nunca han llegado a concretarse.
Además, se estimaba que el partido podía generar hasta 50 millones de euros, pero sin que haya un mecanismo transparente de distribución entre los clubes, ni un fondo colectivo como en la NFL.
El peso del consenso
Otra diferencia fundamental: la NFL cuenta con el respaldo total de su estructura en acuerdo aprobado por todos.
Cada franquicia participa en la estrategia internacional. El reparto equitativo y la rotación garantizan que ningún equipo quede fuera de la expansión.
En cambio, el partido de Miami ha generado una fuerte resistencia interna en España, tal y como se pudo ver este pasado fin de semana en todos los partidos de La Liga.
El Real Madrid se ha opuesto frontalmente desde el inicio. La AFE no fue consultada. Los futbolistas han protestado sobre el campo. El gobierno español expresó sus dudas. La RFEF lo aceptó solo tras la decisión de la UEFA.
Tebas defendía que "los aficionados internacionales merecen ver a sus equipos en directo", pero el proyecto carecía del consenso que sí ha acompañado a la NFL desde sus inicios.
Presentación de los Miami Dolphins como equipo local que disputará un partido de NFL en el Bernabéu.
Ni los clubes, ni el sindicato, ni los aficionados estaban convencidos de que este sea el camino ideal para la internacionalización de LaLiga.
El discurso de Javier Tebas cae por su propio peso. El partido de la NFL en el Bernabéu responde a una estrategia compartida por todos los actores que componen un de las ligas más exitosas del mundo.
El partido de LaLiga en Miami, en cambio, era una maniobra externalizada, sostenida por intereses comerciales y ejecutada con opacidad, como los propios clubes de patronal han denunciado.
Mientras la NFL consolida un modelo global con reglas claras y beneficios colectivos, LaLiga ha tratado de dar pasos aislados, sin consenso ni transparencia y el plan ha caído por sí solo.
El partido del Bernabéu no era comparable al de Miami. No lo es en su organización, en su legitimidad, ni en su filosofía.
