El Ayuntamiento de Barcelona ha concedido al FC Barcelona una licencia de ocupación parcial para la de la fase 1A del Camp Nou, lo cual abre la puerta a una reapertura inicial con aforo limitado. Pero detrás de esa autorización emergen una serie de desafíos: fallos técnicos, zonas cuya adecuación aún está en revisión y tensiones internas sobre la gestión del proyecto. Si bien la licencia representa un paso adelante, la ejecución del estadio sigue enfrentando obstáculos que podrían condicionar verdaderamente su retorno.
¿Qué permite este permiso y qué zonas incluye?
Según el mismo comunicado compartido por el club, la licencia otorgada corresponde a la fase 1A del proyecto de remodelación, y autoriza el uso parcial del estadio en áreas como la Tribuna y el Gol Sur, con un aforo estimado de unos 27,000 espectadores.
Cabe destacar que esta autorización no implica la apertura completa del recinto, sino un paso intermedio que depende de que esas zonas cumplan con las exigencias de seguridad, accesos y evacuación que marca la normativa municipal.
En relación a esas zonas incluidas, algunos informes indican que los accesos son uno de los aspectos más criticados. Según fuentes locales, aunque la Tribuna y el Gol Sur están bastante avanzados, la obra de conectividad, rampas y medidas de flujo aún requiere ajustes para cumplir con los estándares exigidos por el Ayuntamiento.
Pese a lo anterior, el club ya cuenta con el Certificado Final de Obra (CFO) de la primera fase, un requisito indispensable para que se pueda iniciar la inspección municipal previa al otorgamiento de la licencia de ocupación.
Retrasos técnicos y fallos que siguen sin resolverse
Otro de los recientes problemas documentados ha sido el error en la instalación de las cámaras de seguridad: algunas quedaron orientadas hacia muros o exteriores, que no cumplen la cobertura esperada en pasillos o accesos. Esto ha obligado a reubicarlas o recalibrar su diseño, con un impacto directo sobre los plazos de supervisión de seguridad.
También se reportan retrasos en la finalización de palcos, estructuras metálicas y acabados interiores. Zonas VIP, parte del cableado y acabados en ciertos accesos siguen inconclusos, lo que genera dudas sobre la funcionalidad real de las áreas que pretende usarse desde el inicio.
Estos fallos no son meras formalidades: cuando un estadio abre con zonas sin terminar o con sistemas de seguridad incompletos, cualquier deficiencia puede materializarse en riesgos operativos, desde evacuaciones lentas hasta fallas en señales de emergencia.
Conflictos con Limak y decisiones controvertidas en la gestión del proyecto
La constructora Limak también ha sido objeto de críticas desde el inicio. Según una investigación reciente, fue la peor valorada técnicamente por los expertos del Barça en la licitación, aun cuando ganó el contrato gracias a un planteamiento muy agresivo en plazos y costos.
Aunque el club defiende que la adjudicación fue transparente, las tensiones entre el diseño prometido y la ejecución real han sido constantes. Desde cambios de última hora hasta ajustes no previstos, la coordinación de obra ha sido señalada como una de las principales fuentes de conflicto interno.
Además, algunos informes señalan que no se han aplicado sanciones pese a incumplimientos, lo que alimenta la percepción de que el proyecto prioriza plazos comunicacionales sobre controles estrictos de calidad.
Conclusión: un permiso parcial con condiciones pendientes
Esta licencia de ocupación parcial es sin duda un avance administrativo para el Barça, pero no resuelve los múltiples desafíos estructurales y técnicos que arrastra el proyecto del Camp Nou.
Las zonas reabiertas estarán sujetas a inspecciones rigurosas, y los errores en diseño, los retrasos en obra y las controversias siguen condicionando el proyecto.
