Hacer rentable un club de fútbol en categorías inferiores parece una misión imposible, pero no para Mark, uno de los propietarios del CF Badalona. Con una visión más cercana a la de un empresario que a la de un aficionado, ha logrado transformar una institución modesta de la Tercera RFEF en un proyecto sostenible. Su enfoque es claro: profesionalizar la gestión y demostrar que, incluso lejos de los grandes estadios, el fútbol también puede ser un negocio bien llevado.
La gestión de un club como una empresa
El CF Badalona compite en la Tercera RFEF, la quinta categoría del fútbol español, donde los márgenes son estrechos y la mayoría de equipos funcionan con presupuestos ajustados. Mark explicó que su grupo adquirió el club con la intención de profesionalizarlo desde la base. “El primer objetivo fue convertir el club en una empresa, porque lo era solo a medias”, señaló.
El propietario detalló en una entrevista con el influencer Eric Ponce, que el precio de compra de un equipo en esta categoría puede oscilar entre 300.000 y un millón de euros, dependiendo de factores como las deudas, los activos y la estructura legal. En el caso del Badalona, el proyecto fue atractivo por su estadio, su cantera y una afición consolidada. “Todo eso eran activos listos para desarrollarse con una gestión seria”, añadió.
Además, el equipo se constituyó como sociedad anónima deportiva, lo que permite una operación más transparente y ordenada. “Hay clubes que son de socios, como el Barça o el Madrid, y otros que pertenecen a propietarios. Nosotros apostamos por la gestión privada porque facilita decisiones rápidas y sostenibles”, explicó.
La rentabilidad en la Tercera RFEF
Mark señaló que el principal desafío es mantener la estabilidad económica sin depender de aportaciones personales. En su modelo, los ingresos se generan a través de patrocinios, ayudas federativas, ticketing, merchandising y colaboraciones locales.
“En esta categoría no hay derechos de televisión, así que hay que ser creativo”, reconoció. Entre los aliados del club figuran Cupra, Scientific Nutrition y el Ayuntamiento de Badalona, socios que han contribuido tanto en apoyo financiero como en equipamiento.
Según el propietario, entre el 30% y el 40% del presupuesto anual, unos 400.000 euros por temporada, proviene de acuerdos comerciales.
Para él, la clave no está en invertir más, sino en hacerlo con visión. “Al principio hay que inyectar capital, pero el objetivo es que el club se sostenga solo. Si lo haces bien, incluso puedes generar beneficios”, aseguró el directivo.
Tecnología, datos y mentalidad profesional
Otro de los pilares del proyecto es la apuesta por la tecnología aplicada al rendimiento deportivo. En el Badalona, todos los entrenamientos y partidos se registran mediante cámaras de análisis táctico, y los jugadores utilizan GPS individuales para medir distancias, esfuerzo y cargas físicas.
“Queremos que los jugadores se revaloricen; son nuestros activos más importantes”, explicó Mark. Gracias a estos datos, el cuerpo técnico puede diseñar sesiones personalizadas, prevenir lesiones y optimizar el rendimiento general del equipo.
Además, han incorporado un gimnasio propio, fisioterapia diaria y entrenamientos matutinos, replicando la estructura de clubes profesionales de categorías superiores. “Entrenamos todas las mañanas, y eso cambia la mentalidad del jugador. Lo hace sentir parte de algo serio”, comentó.
Un proyecto con visión de futuro
El modelo de gestión del Badalona busca servir como ejemplo de sostenibilidad dentro del fútbol semiprofesional. Mark destacó que el siguiente paso será expandir la marca a través de academias internacionales, especialmente en Oriente Medio, y fortalecer el vínculo con la afición local.
“Queremos que el club sea rentable, pero también que la gente lo sienta suyo”, afirmó. Con una asistencia media cercana a mil aficionados por partido y un equipo competitivo, el CF Badalona demuestra que incluso en la Tercera RFEF se puede aplicar una visión empresarial con resultados tangibles.
