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La selección española sigue asombrando a su paso por todos los campos de España y de Europa. Una máquina de matar que sigue perfeccionando y encontrando nuevas piezas conforme se acerca el Mundial 2026. No pierden un partido oficial desde marzo de 2023 y no parece que eso vaya a cambiar en el corto plazo.

El parón de octubre volvió a ser una muestra más del poderío de la Selección. Bien es cierto que los rivales no eran los más poderosos, pero los de Luis de la Fuente lograron sobreponerse a la plaga de lesiones y sacaron adelante con nota sendos encuentros ante Georgia y Bulgaria para dejar prácticamente sellado el billete a la Copa del Mundo.

La fluidez en el juego de España es total y en los últimos meses ha encontrado a un nuevo 'comodín' que puede elevar más si cabe el techo del equipo: Mikel Merino.

El centrocampista -si es que se le puede seguir denominando así- del Arsenal, ha encontrado su hueco en la Absoluta con un rol que quizá nadie hubiera esperado. Y es que, se ha convertido en la principal arma ofensiva del combinado nacional con seis goles en los últimos cuatro partidos.

El futbolista navarro comenzó a asomar su olfato goleador la temporada pasada en el Arsenal de la mano de Mikel Arteta. Sin embargo, ha sido en este arranque del nuevo curso cuando ha mostrado esta versión con su país.

Primero anotó un gol a la salida de un córner frente a Bulgaria, tres días después acribilló a Turquía con el primer hat-trick de su carrera y anoche volvió a ser la pesadilla de los búlgaros con un doblete que bien pudo ser también otro triplete. Forzó un penalti en el tiempo añadido, pero fue Oyarzabal quien asumió la responsabilidad.

Un quebradero de cabeza

La presencia de Merino sobre el terreno de juego parece indetectable. Posee un olfato natural para aparecer en el área de forma indetectable y después está siendo capaz de convertir a gol un alto porcentaje de sus disparos. No hay quien le siente ahora mismo y a Luis de la Fuente se le ha abierto un debate interior que deberá solucionar antes del Mundial.

España ganó la Eurocopa con un doble pivote formado por Rodri Hernández y Fabián Ruiz y con un Dani Olmo que ocupó la posición de enganche tras la lesión de Pedri durante el torneo. Un año después, el panorama es totalmente distinto.

Con Rodri volviendo poco a poco de su grave lesión, está siendo Zubimendi quien hace las labores del Balón de Oro. Ahí no hay debate, es un hombre por hombre, pero el rendimiento de Merino obliga a De la Fuente a prescindir de uno de los mejores centrocampistas del mundo como Fabián, figura absoluta en la consecución de la Eurocopa.

El problema es doble porque el asentamiento de Merino en la línea de tres por delante del centro del campo ha obligado a Pedri a ubicarse unos metros por detrás. Una posición que le viene como anillo al canario y en la que está mostrando esa versión excelsa con la que deleita cada fin de semana en el Barça.

La combinación Pedri-Merino potencia a ambos futbolistas y deja a De la Fuente con un 'bendito' problema. En noviembre llegará el último parón internacional de 2025. Del 23-31 de marzo llegará la cuarta ventana del año y del 1-9 de junio será la quinta y última con amistosos antes de la gran cita mundialista.

Hay tiempo para seguir probando, pero el seleccionador español ya va perfilando su once hacia la conquista de la segunda estrella.