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Willy Delajod (Cornier, 1992), árbitro del partido de clasificación para el Mundial 2026 entre España y Bulgaria de este martes, guarda una gran historia llena de superación. Una vida con obstáculos que ha tenido que superar hasta hacerse un hueco en el arbitraje francés e internacional.

Delajod, amante del fútbol desde muy pequeño, vivió su infancia pegado a un balón. Sin embargo, una lesión le llevó a conocer con 13 años el mundo del arbitraje. Con esa edad, siendo un niño, dirigió su primer partido entre niños de su equipo local, el Saint-Pierre de Faucigny.

Nadie imaginaba que aquel chico, apenas iniciado en la vida, pronto se enfrentaría a su desafío más grande: el cáncer. Fue el día de su 20 cumpleaños y los médicos le diagnosticaron un tumor cancerígeno en el tobillo.

Lo superó. Su recuperación no sólo significó una victoria personal, sino el punto de partida de una carrera meteórica que lo llevó a debutar en la Ligue 1 en 2018 a los 25 años, convirtiéndose en el colegiado más joven en arbitrar en la máxima categoría de Francia.

En 2020 recibió el premio de convertirse en árbitro internacional FIFA y muy pronto dirigió su primer partido internacional absoluto: un España-Lituania en Leganés marcado por el coronavirus donde la Sub-21 reemplazó a la Absoluta y goleó 4-0.​

Su peor episodio

A lo largo de su carrera, Willy Delajod ha impartido justicia en 284 ocasiones como árbitro principal. La mayor parte de ellas en Ligue 1 (130) y el fútbol francés, pero también unos pocos en competiciones europeas como la Conference o fase de clasificación de la Champions y Europa League.

Casi 300 partidos en los que ha tenido buenas y malas actuaciones, pero ninguna que le haya dejado un recuerdo tan amargo como el del Marsella - Mónaco del 27 de enero de 2024. Un duelo que acabó en empate y con dos expulsiones al conjunto monegasco.

Willy Delajod, árbitro del España - Bulgaria. EFE

Tras el pitido final, los directivos del equipo del Principado se quejaron con mucha dureza y Delajod vivió entonces algo a lo que no estaba acostumbrado.

"Mi teléfono, que lo necesito para mi trabajo, sonaba cada dos minutos. Insultos, amenazas... En las redes sociales tuve que pedir a la agencia que me lleva los asuntos de comunicación que borrara todos los mensajes de odio", contaba en una entrevista a Le Dauphiné Libéré.

Delajod espera no vivir un episodio similar este martes en el España - Bulgaria. No debería, los de Luis de la Fuente son muy superiores y no deberían tener problemas para sacar el partido adelante.